“Buscad al Señor y su poder; Buscad siempre su rostro”
(Salmos 105:4).
Leonora estaba saliendo de la iglesia, con toda su familia, yendo para casa. Un hermano, que no había ido a la reunión, pasó por el local y, vendo la hermana, preguntó: “Ya acabó el culto?” La respuesta fue inmediata: “El culto de la iglesia acabó. Ahora vamos a continuar el culto en casa.”
¿Dónde y cuándo acontecen nuestros cultos? ¿En la iglesia, a los finales de semana? ¿En otros días donde los hermanos se reúnen para orar y estudiar la Biblia? ¿En los días en que nada tenemos para hacer o lugar alguno para ir? ¿Qué significa cultuar al Señor para nosotros?
¡Somos la verdadera iglesia del Señor! Y se somos el local de culto, en cualquier día, u hora, debemos estar adorando al Señor. Si estoy trabajando, mi trabajo es lugar para yo cultuar al Señor. Si estoy estudiando, mi escuela o facultad es un lugar donde yo debo cultuar al Señor. Si estoy en el templo, allí yo estaré cultuando al Señor. Adorar al Señor no significa parar de trabajar o estudiar para hacer oraciones de rodillas. Puedo cultuar al Señor con mi vida, con mi testimonio, con un brillo que muestre que Jesucristo está en mi corazón.
Cuando dejamos la iglesia y paramos de cultuar al Señor, mostramos que estábamos apenas reunidos y que ¡nuestra adoración no sirvió para nada! Nuestro culto debe ser constante, en cualquier lugar, en cualquier situación, siempre buscando glorificar el nombre del Señor.
¿Cree que es una persona cristiana apenas en la iglesia o veinticuatro horas por día?
Visitas: 3