Para reflexionar… Un Peñasco Protector

“El SEÑOR es mi peña, y mi fortaleza, y mi libertador. Dios es mi peñasco, en él confiaré; mi escudo, y el cuerno de mi salud; mi fortaleza, y mi refugio; mi salvador, que me librarás de violencia” 2 Samuel 22:2, 3).

“No soporto más esa violencia del mundo. Si conectamos la televisión, sólo oímos hablar de violencia, si abrimos los periódicos, más violencia, tengo miedo hasta de salir a la calle”, decía la joven a la otra de su edad, en la iglesia. “Nada podemos hacer, a no ser confiar en el Señor y pedir Su protección”, fue lo que dijo la amiga.

¿Qué mejor protección podremos encontrar que la del Señor Jesús. Él nos ayuda en las horas difíciles, nos abriga de las incertidumbres de nuestros días, nos acompaña por todos los caminos por donde vamos. Él es una fuerte torre donde el justo puede encontrar descanso.

La violencia del mundo es terrible. La inseguridad alcanza a todos. Sin embargo, abrigados en Dios tenemos la seguridad que necesitamos y el abrigo que tranquiliza nuestros corazones. Y más que librarnos de la violencia, Él nos libra de la muerte y del infierno y nos conduce por los caminos de la vida abundante y eterna.

Yo busqué la protección y la salvación en Cristo. Estoy muy feliz por eso. ¿Y tú, ya has buscado ese peñasco para protegerse?

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