“A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos” (Mateo 15:22).

“Si tratas de ser todo para todos, terminarás sin ser nada para nadie”.

Queremos ser los más santos en la iglesia. Queremos ser el mejor ganador de almas en la comunidad. Queremos ser el conocedor más profundo de las Sagradas Escrituras. Queremos ser la voz más bella del grupo de alabanza. Queremos… queremos… queremos… Y si queremos, no lo somos. Y si no lo somos, perdemos el buen humor, el brillo de Cristo, la alegría de estar en la casa del Señor, la vida abundante que el Señor nos ha prometido.

Hay una cosa, sí, que debemos querer con todo el ardor y la determinación: estar en la presencia de Dios para que Él nos use de acuerdo con su voluntad. Entonces solo tenemos que esperar a que Él nos dé los talentos que Él quiere darnos. La Biblia habla de los talentos y no dice que los hombres los tenían por su propia competencia. Su señor le dio a cada uno los talentos que pensó que cada uno podría usar. El que menos recibió fue el menos usado. el señor de esos hombres los conocía y Dios, mucho más, conoce nuestra capacidad para usar los talentos que Él tiene para su iglesia.

No busques ser todo a la vez. Deja que el Señor te haga la bendición que Él quiere que seas.

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