Para reflexionar… Sé Lo que Tengo De Mejor

“Finalmente se apareció a los once mismos, estando ellos sentados a la mesa, y les reprochó su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que le habían visto resucitado. Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Marcos 16:14, 15).

Cuando nosotros buscamos descubrir el mejor en otros, nosotros, de alguna manera, descubrimos el mejor en nosotros mismos. (William Arthur Ward)

Muchas veces buscamos reparar en los puntos flacos de nuestros amigos. “Canta mucho mal para estar en el coral de la iglesia”. “Ella, cuando es llamada para divulgar los anuncios de la semana, hiere a nuestros oídos con todos aquellos errores”. “La pareja Ortega aún no percibió qué sus hijos son una piedra en el zapato de todos”. Y, así por delante, continuamos enlistando los errores de todos. Probablemente el Señor diría de nosotros: “Morí en la cruz por ellos, para que fuesen una bendición en el mundo y continúan avergonzando mi nombre”.

Cuando el amor de Dios está presente en nuestros corazones, aprendemos a ver apenas los puntos positivos de nuestros hermanos y amigos. Lo que no es bueno en ellos, no comentamos, apenas oramos para que sean edificados por la Palabra del Señor y vivan de manera a glorificar el Señor en todas las palabras y actitudes. Todos tenemos defectos y virtudes y nos quedamos felices por saber que el Dios Todopoderoso nos ama a pesar de nuestros defectos.

Ha sido exactamente después de censurar la incredulidad de los discípulos que les envió a predicar el Evangelio. Tenían defectos, pero tenían también una virtud que llevó el Señor a confiar en ellos.

Sé lo que tengo de mejor. Ciertamente usted también sabe lo que tiene de mejor. Ambos sabemos que el mejor que tenemos es el Señor Jesús en nuestros corazones.

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