¿Es nuestra reponsabilidad la proyección de los hijos?

¿Es nuestra reponsabilidad la proyección de los hijos?

Autor: Samuel Evora

 

Uno de los propósitos de Dios para el matrimonio es la reproducción y la multiplicación. En el libro de Génesis donde
Dios establece el matrimonio esto se declara dos veces: Adán y Eva (1:28) y Noé y su familia (9:1,7).
No sólo somos responsables de traer hijos al mundo, sino que están bajo nuestra responsabilidad para educarlos y
proyectarlos en la vida. No son nuestros completamente sino que Dios los ha puesto en nuestras manos para
bendecirnos y prepararlos para la vida.
Veremos un pasaje base en el Salmo 127 y después dos ejemplos de proyección de hijos por los padres desde el 1
Samuel 1-4 que se desarrollan paralelamente.
SALMO 127:3-5
Los hijos son herencia de Dios. Todo lo que tenemos se debe al cuidado y la provisión de Dios. Nuestra vida familiar
es don de él (Génesis 33:5). “Herencia de Jehová son los hijos”. Es cierto que son nuestros, pero también le
pertenecen a Dios. Él nos los ha entregado para que los eduquemos y para que les enseñemos a servirle.
Nosotros somos responsables delante de Dios por el éxito de la familia.
Si no corregimos y castigamos a nuestros hijos cuando hacen algo malo, les estamos robando seguridad y educación.
Los padres modernos no tienen tiempo para conversar ni para educar a sus hijos. Debido a eso, la delincuencia juvenil
ha aumentado, y, además, han surgido problemas en la iglesia, en la escuela y en la nación. Pr. 22:6 y Dt. 6:4-9 dan
ideas clave.
Dios escogió a Abraham para ser su instrumento. Veamos el testimonio que Dios dio de Abraham: “Yo sé que
mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová” (Gn. 18:19).
Salmo 127:4, “Como saetas en mano del valiente, así son los hijos habidos en la juventud”. Si el Señor edifica nuestro
hogar, y nosotros somos creyentes responsables, entonces nuestros hijos serán las flechas que Dios usará en su batalla.
El propósito de una flecha es ser enviada donde el soldado no puede ir.
Estas palabras tienen mucha relación con la segunda parte del v. 5, porque representan defensa para el hogar. Son
defensa y protección para los padres, provisión para los ancianos. En la antigüedad, la puerta era un lugar de juicio.
Los hijos servían de testigos para comprobar la veracidad de un hecho; y, además, defendían el hogar cuando los
ladrones querían hacer daño.
PRIMER EJEMPLO: LOS HIJOS DE ELÍ (OFNI Y FINEES)
Era una familia sacerdotal en Silo. Tanto el padre como los hijos eran hombres al servicio de Dios. Por la narrativa se
ve que los hijos ya no eran pequeños, sino adultos responsables de sus actos.
La descripción de estos dos sacerdotes es sorprendente y deja perplejo a cualquiera. Lo que estos hijos manifestaban en
su comportamiento fue el resultado de la proyección de sus padres, en este caso se menciona a Elí.
Ofni y Finees eran impíos y no tenían conocimiento de Dios (2:12); profanaban los sacrificios que los israelitas hacían
en el templo (2:15-16); hacían por lo tanto que otros menospreciaran las ofrendas a Dios (2:17); dormían con las
mujeres que servían en el templo (2:22).2
Su padre Elí no le impedía que siguieran pecando. Sus amonestaciones fueron tardías o sin firmeza (2:22-25). Dios
dictó sentencia: muerte para los dos hijos y para el padre (3:13-14).
SEGUNDO EJEMPLO: SAMUEL EL HIJO DE ELCANA Y ANA
Este cuadro es totalmente distinto. Encontramos una familia piadosa, en la cual había una esposa (Ana) que era estéril
por lo cual no podía tener hijos.
Cada año aquella familia subía a Silo a adorar a Dios. Honraban a Dios en primer lugar e iba toda la familia. Cada uno
tenía su parte para honrar a Dios (1:3-6).
Ana anhelaba un hijo y oró a Dios por él (1:9-13). Dios se lo concedió (1:20). Lo instruyó y lo cuidó probablemente
hasta los tres años. Luego lo entregó a Dios como lo había prometido (1:21-28).
Tanto Elcana como Ana era padres de integridad y entregados incondicionalmente a Dios. Todo el trasfondo familiar
que tuvo Samuel en sus primeros años fue suficiente para proyectar su vida de la misma manera que sus padres y hasta,
se pudiera decir, mejor que sus padres. Llegó a ser un siervo de Dios y un gran profeta que hablaba las palabras de
Dios al pueblo.
Samuel se describe ministrando a Dios en el templo en varias oportunidades en la narrativa (2:11, 18; 3:1). Dios
aprobó su vida (2:21, 26; 3:19-21).
CONCLUSIONES
La continuidad o la proyección de un matrimonio y, por ende de una familia, son los hijos porque ellos establecerán
nuevas familias. Es como una reacción en cadena.
De la misma forma en que eduquemos y preparemos a nuestros hijos para la vida y el servicio a Dios, así harán cuando
tengan su propio matrimonio y su familia.
Padres, ¿están desempeñando el papel que les corresponde? Meditemos en esto.
Nuestro aporte a la próxima generación es a través de los hijos. ¿Cómo está tu proyección?
¿Quieres influir para cambiar la generación próxima? No hay que esperar a que llegue y se manifieste con sus defectos,
hay que empezar ahora y rápido.
Nuestros matrimonios y nuestras familias son la base Son el componente principal establecido por Dios para la nación
y la iglesia.
¿Qué quieres para tus hijos? ¿El ejemplo del profeta Samuel o el de los hijos de Elí?
Ahí tienes el reto…

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