“Creo que si Dios nos perdona, debemos perdonarnos a nosotros mismos. De lo contrario, es casi como establecernos como un tribunal superior a Él”.
La mayor dificultad que existe en nosotros no es perdonar a los demás, sino perdonarnos a nosotros mismos. Somos exigentes en nuestra santidad, en nuestro vivir, en las decisiones que tomamos y en todo lo que concierne a nuestras actitudes. A menudo, Dios nos perdona y nosotros no nos perdonamos a nosotros mismos.
La Biblia nos dice que Dios se olvida de nuestras transgresiones después de que nos arrepentimos. Él perdona y se olvida, para siempre. Nosotros, por el contrario, testificamos de la bendición del perdón y al primer fracaso recordamos lo que hicimos en el pasado, diciendo que es culpa nuestra y la razón fue lo que hicimos … Sin embargo, si Dios nos perdonó, errores ya no existirá más. Es necesario que también olvidemos los pecados que nos han sido perdonados. Después de todo, en Cristo todo fue renovado.
¿Sueles insistir en los errores ya perdonados? Intenta olvidar y vivir.
Visitas: 21