“Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando” (Juan 15:14).
“Dios tomó lo peor que el hombre podía hacerle a Su Hijo y lo convirtió en lo mejor que pudo hacer por el hombre”.
Éramos rebeldes, indiferentes, mentirosos, pecadores … y por eso Cristo murió en la cruz. Y allí, en el sufrimiento, el Señor clamó al Padre: “Perdónalos porque no saben lo que hacen”. Dios no solo perdonó ese mal que estaba causando la muerte de Su Hijo, sino que usó ese mal para darle al hombre el mayor regalo que podía dar: salvación y vida eterna.
De hecho, nuestra ignorancia espiritual llevó al Señor al Calvario. Pero ahora ya no somos ignorantes, sabemos lo que estamos haciendo, tenemos la mente de Cristo. Es hora de “tomar el bien que Dios ha hecho por nosotros” y convertirlo en algo aún mejor: proclamar dondequiera que vayamos, que Jesucristo es el Señor, que es el único Salvador, que murió para traernos la paz y vida eterna. El mal se ha convertido en bien y ahora el bien debe convertirse en óptimo, para todos nuestros amigos e incluso para aquellos que aún no lo son.
Jesús dijo que somos sus amigos si hacemos lo que se le dice. Y, al hacer la voluntad del Señor, no solo mostramos que somos Sus amigos, sino que le mostramos al mundo que somos amigos de todos aquellos con quienes compartimos una bendición tan grande.
¿Qué has hecho con el bien que Dios ha hecho por ti?
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