Para reflexionar… Una Cerca De Alegría

“Has cambiado mi lamento en baile; Desataste mi cilicio, y me ceñiste de alegría” (Salmos 30:11).

Una hermana, dijo al joven Edmundo, al final del culto que conmemoraba su partida para una institución teológica, donde se prepararía para el ministerio pastoral: “Que bueno que resolvió dejar la vida de placer y alegría para servir al Señor”. El joven, admirado con qué la hermana le decía, comentó: “¡La hermana está engañada! Es exactamente porque me gusta de los placeres y alegrías de la vida que estoy me ofreciendo para el ministerio. Quiero ser aún más feliz y tener mucho más placer de lo que he tenido hasta ahora.”

Cuando estamos fuera del centro de la voluntad de Dios, juzgamos que la vida cristiana es llena de sufrimientos y angustias y que esas cosas existen para que mostremos el amor a Cristo. ¡No es verdad! Cristo es alegría, es satisfacción, es cántico y alabanza, es un disfrutar la verdadera felicidad creada por Dios. Nuestro Padre, en verdad, envió Jesús para que la alegría y la vida abundante sean más reales en nosotros.

No abandonamos los placeres del mundo para una vida infeliz al lado de nuestro Salvador. Por el contrario, dejamos los engañosos placeres que nos causan destrucción para una vida de verdadero placer y contentamiento, que solo existen cuando el Señor está en nuestros corazones.

Preséntate delante del Señor y deje que Él construya una cerca de alegría a su rededor, alejando de vez la infelicidad que aún alcanza muchos que no Lo conocen.

Visitas: 3

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *