“Hazme oír por la mañana tu misericordia, Porque en ti he confiado; Hazme saber el camino por donde ande, Porque a ti he elevado mi alma”
(Salmos 143:8).
“Admiro mucho usted”, dijo un hermano a otro, al final del culto de la iglesia. “lo veo siempre sonriente, encarando el futuro con mucho buen humor y esperanza. Yo miro para frente y solo veo nubes oscuras y desaliento”, concluyó él. ” Creo que solo le falta coraje para enfrentar el presente con confianza. Actuando así, tendrá esperanza de un porvenir bien mejor”, comentó el otro hermano.
¿Cómo podremos esperar un mañana diferente y más bendecido si no tenemos fe para sobrepasar los obstáculos del presente? ¿Donde adquiriremos fuerzas y motivación para alcanzar nuestros sueños si no somos capaces de levantar después una caída?
¿Cómo podremos creer que el Señor extenderá Sus manos para nosotros, allá adelante, si no creemos que Él está extendiendo Sus manos ahora? ¿Vivimos de lo que vemos o de lo que esperamos con fe? Si nuestro barco está balanceando por la acción de los vientos y no vemos la presencia de Jesús adentro de él, es necesario que tengamos fe de que Él nos mira del alto del monte y que bajará en la hora cierta para calmar todo el tempestad.
Es difícil creer cuando todo parece que va mal. Está faltando dinero en nuestra cuenta, estamos enfrentando momentos de enfermedad en la familia, los desentendimientos son frecuentes, los hijos son rebeldes, los vicios han encontrado espacio en nuestra casa… ¿Cómo creer en una situación de esas? Es difícil, pero no es imposible. ¡Tengamos coraje! ¡Confiemos que todo es posible! El Señor garantizó que está con nosotros… confiemos en eso.
¿Quiere esperanza en un porvenir mejor? ¡Crea en Dios! Crea hoy… crea mañana… nunca deje de creer.
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