Para reflexionar… ¿Quién Viene A la Puerta?

“Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca” (Mateo 7:24).

“Cuando la iglesia entra en las casas con su mensaje, podremos esperar que las casas entren en la iglesia.” (W. Werning)

¿Que experiencia hemos llevado para casa de lo que aprendemos de Dios en la iglesia? ¿Nuestro testimonio de santidad ha estado restrito en el interior de los templos, en las horas de culto o lo hemos llevado para donde vamos, especialmente para nuestra propia casa? ¿Nuestros vecinos pueden ver una luz especial brillando en nuestro lar, estimulandolos a saber cuál el motivo de tan bella luz, o no vienen transformación alguna? ¿Hemos sido una iglesia en casa o una casa lejos de la iglesia?

Es muy triste cuando alguien comenta: “Aquéllos allí, de la casa al lado, viven en la iglesia pero cuando están en casa ¡todo parece un infierno!” Nuestras palabras no testifican, nuestras actitudes avergüenzan, alejamos personas de Cristo en vez de conducirlas a la salvación. Decimos que somos cristianos, pero… nadie cree.

Cuando nuestro hogar está brillando con la presencia del Señor, alumbra los lares vecinos que, por su vez, alumbrarán otros lares. La iglesia no necesitará batir en la puerta de las casas, pues, las casas batirán en las puertas de las iglesias.

Si Cristo está en nuestra casa, estará en la casa en la que visitemos, y habrá alegría en todas las ocasiones. Y si nuestra disculpa es que las iglesias están flacas, tomando direcciones extrañas, más un motivo tenemos para colocar nuestras vidas en el altar de Dios para que Su nombre sea glorificado.

Tu, iglesia del Señor, ¿haz hecho de stu casa un local de verdadero culto?

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