“Vuelve hacia el SEÑOR tu camino; y espera en él; y él hará” (Salmos 37:5).

Lilian se regocijaba con los testimonios que escuchaba de las otras hermanas durante el culto de los jóvenes. Se volvió hacia su mejor amiga y dijo: “Me siento muy feliz por la victoria de todas, desgraciadamente mis sueños son muy difíciles de realizar, casi imposibles.” La amiga dijo: “Nuestros sueños siempre serán imposibles, mientras tengamos miedo de fracasar.”

¿En quién hemos confiado para la realización de nuestros sueños? ¿En nosotros mismos? ¿En nuestros parientes ricos? ¿en un príncipe encantado que vendrá montado en un caballo blanco? ¿O en el Señor que prometió estar a nuestro lado y darnos victoria? ¡No hay nada difícil para Dios!

¡No hay nada imposible para nuestro Señor! ¿Y por qué temer el fracaso? No depende de nosotros sino de Él. Y él jamás temerá no conseguir. Él es Todopoderoso y lo hace todo de manera perfecta, de la forma correcta y en el momento correcto.

¿Tienes sueños? ¿Crees que son difíciles o imposibles de realizar? ¡El Señor, por supuesto, no cree!

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