Para reflexionar… Dignidad En La vida

“para que andéis como es digno  del  Señor,  agradándole  en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo  en  el conocimiento de Dios” (Colosenses 1:10).

Un adolescente dijo al pastor: “Un hermano de la iglesia  me dijo que debía ser digno de la  confianza  del  Señor.  ¿Qué quiso  decir  con  eso?”  El  pastor,  abrazando  al  joven, aconsejó: “Quería decir que siempre debería ser humilde.  La dignidad comienza solo cuando termina la vanidad”.

Una vida cristiana  victoriosa  comienza  cuando  nos  damos cuenta de que no somos nada  y  que  todos  nuestros  logros provienen de la acción de Dios. Es Él quien  nos  da  poder, nos guía, nos dirige en el camino correcto, nos muestra  los peligros de la vida y nos acompaña en todo lo  que  hacemos. La gloria de nuestras victorias es siempre Suya.

Muchas veces somos seducidos por la vanidad  y  es  en  este momento  que  comenzamos  a  ver  el  castillo  de  nuestras bendiciones desmoronarse. Sin Él no somos nada y no iremos a ninguna parte. Cuando nuestra capacidad  y  competencia  nos distinguen de los demás, debemos estar  agradecidos  con  el Señor por darnos esa  capacidad.  Cuando  nuestras  palabras ayudan  a  nuestros  amigos  a  encontrar  el  camino  a  la salvación, debemos alabar a Dios  por  darnos  palabras  tan sabias y bendecidas.

El mejor  elogio  que  podemos  recibir  es  que  somos  una bendición en las manos de Dios. El resto… es vanidad.

Views: 20

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *