Para reflexionar… Buena Comida Diaria

“He aquí yo os lloveré pan del cielo; y el pueblo saldrá,  y cogerá para cada día, para que le pruebe si anda en mi  ley, o no” (Éxodo 16:4).

Al aceptar su primera iglesia, un pastor joven le preguntó a un miembro anciano del consejo si tenía algún consejo sabio. El anciano respondió: “Hijo, un sermón  es  como  una  buena comida; debes terminarlo antes de que tengamos suficiente”.

La vida cristiana alimenta nuestros días de paz,  alegría  y satisfacción todos los días. Caminar  en  la  presencia  del Señor, hablar con Él en oración, leer Su Palabra para  saber cuál es Su voluntad para nosotros  todos  los  días,  es  un placer sin igual en este mundo. Mientras nos alimentemos  de Cristo, no  tenemos  espacio  para  buscar  otros  tipos  de alimentos mundanos. El mundo tiene  muchas  luces,  pero  se apagan en cualquier momento. Jesús es una luz que  nunca  se apaga.

Las bendiciones del Señor son como el maná en  el  desierto. No deben guardarse para el día siguiente.  Deben  renovarse, día tras día, para que las nuevas experiencias nos animen  a querer siempre más y más del  Salvador.  Las  porciones  que recibimos del Señor cada día nos llevarán con gran alegría a lo largo de nuestras vidas y por toda la eternidad.

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