“Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas” (Proverbios 3:6).

El pastor oía una hermana que se lamentaba de estar completamente perdida en su vida. “Yo nunca sé lo que hacer y ni adonde ir. Todo lo que hago da errado y siento que los lugares que frecuento no son adecuados para mí, que soy una cristiana”. El pastor le dijo: “Es una bailarina de ballet, ¿cierto? se somete a un coreógrafo que le enseña los pasos ciertos y el local donde debe estar en un escenario. Deje que el Gran Coreógrafo, Jesucristo, dirija todos sus pasos y a coloque en el lugar cierto, en la hora cierta. Haciendo Su voluntad, su vida será organizada y sus días serán de plena felicidad.”

Cuando Jesús comanda nuestros pasos y actitudes, no nos sentimos perdidos, no nos inquietamos con los lugares donde vamos, no nos confundimos con las decisiones a tomar. Él es el Coreógrafo divino, el Comandante que sabe dirigir nuestro caminar, que nos enseña a brillar en el escenario de la vida.

Cuando nos entregamos en las manos de ese maravilloso Coreógrafo, el Cielo aplaude nuestra actuación, nuestros amigos nos saludan y el cuerpo de baile de los salvos se vuelve cada vez mayor.

¿Sus pasos están de acuerdo con las enseñanzas de Cristo?

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