¿Estoy evitando patrones destructivos en la educación a mis hijos?

¿Estoy evitando patrones destructivos en la educación a mis hijos?

 
 
 Autor: Nancy McKeeth
 

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Los padres de familia con un hijo asesino. La mamá quien intentó levantar un hijo sobre otro. El líder espiritual quien no pudo controlar a sus propios hijos. El rey poderoso quien tuvo un hijo sedicioso. El relato bíblico abunda de historias en cuanto a familias disfuncionales porque es la historia del mundo real. Desde la primera familia, muchos padres de familia han sufrido por causa de sus hijos.

 

¿Puede imaginar la tristeza de Adán y Eva cuando vieron el cuerpo sin vida de su hijo Abel? ¿Habían comprendido la enemistad que existía entre Caín y Abel? Cuando Rebeca tomó la parte de Jacob en contra de su hermano gemelo Esau, ¿hubiera imaginado que un resultado sería que Jacob huyera y que ella nunca más vería a su hijo preferido? Cuando Elí no controló a sus hijos Ofni y Finees, ¿hubiera imaginado que llegarían a ser hombres completamente perversos? ¿Se sorprendió David cuando su hijo Absalom quiso quitarle su reino? ¿Se ha sorprendido usted por las acciones de sus hijos? ¿Le han dolido?

 

No hay padres perfectos ni madres perfectas. Todos cometemos errores en cuanto a la crianza de nuestros hijos. Conozco familias ejemplares con hijos bien portados y felices y ninguno de ellos dirían que nunca se han equivocado como padres. Por la gracia de Dios, generalmente nuestros hijos sobreviven nuestras flaquezas y metidas de pata y llegan a ser gente de bien. Pero no por eso tomamos la tarea de criar a nuestros hijos ligeramente. Deseamos hacer un buen trabajo como padres. Queremos aprender de los errores de otros y aprovechar los consejos de los que han tenido éxito. Por eso hay tantos libros acerca de la familia de los cuales se han vendido miles y miles de ejemplares.

 

Como creyentes, la Biblia es nuestra autoridad final para todos los asuntos de la vida. Hay algunos pasajes bíblicos importantes dirigidos a los padres de familia. Efesios 6 y Colosenses 3, por ejemplo, son capítulos claves de enseñanza para la familia y el libro de Proverbios está lleno de consejos valiosísimos. También, podemos aprender de los ejemplos de padres bíblicos equivocados para no caer en los mismos errores. No tenemos los detalles de sus vidas en familia, pero meditando en las familias disfuncionales bíblicas, me parece que podemos ver dos patrones de vida destructivos. Primero, la sobre-protección y segundo, la falta de discipulado.

 

Por sobre-proteger quiero decir la tendencia de no dejar a los niños sentir las consecuencias apropiadas de sus acciones. Incluye tanto la falta de disciplina correctiva y la tendencia de no dejarlos sentir las consecuencias naturales del mal comportamiento. El mal carácter y los malos hábitos no agarran a uno de un día al otro. Caín no llegó a ser un hombre celoso y violento en un momento. Absalón no empezó a ser orgulloso y vengativo el día que hizo a su padre huir de Jerusalén. Los hijos de Elí llegaron a ser glotones y perversos poco a poco, tomando una decisión equivocada tras otra. No sé si Adán, Elí o David se sorprendieron con las acciones criminales de sus hijos, pero me parece que dejaron a sus vástagos desarrollar sus malos carácteres sin intervenir para corregirlos.

 

Por otro lado, los hijos necesitan el discipulado positivo de sus padres. ¿De quién van a aprender como enfrentar la vida, si no por nosotros mismos? Es obvio el mal ejemplo de Rebeca, fomentando el engaño de Jacob, pero ¿qué de Elí y David? Elí era el sumo-sacerdote de su pueblo. Sabía lo que Dios quería de él. Parece mas bien que tenía más interés en la buena comida que en educar a sus hijos en el bien. ¿Y David? ¿El dulce salmista de Israel? ¿El hombre con un corazón para Dios? No pasó sus valores a su hijo Absalón. La historia expresa el amor que David tenía para su hijo, pero no hay nada que insinúe que David tomó el tiempo necesario para guiar a su hijo en el camino de Dios.

 

No ayudamos a nuestros hijos cuando no los corregimos o cuando los sobreprotegemos para que no sientan las consecuencias de sus acciones equivocadas. Nuestros hijos necesitan un discipulado positivo. No simplemente corrigiendo los errores, sino enseñando el camino correcto. Las dos cosas requieren una inversión de tiempo. Hace poco, escuché el ejemplo de un padre de familia que me impresionó mucho. Es un pastor conocido por su buena enseñanza y carácter excelente. Tiene una iglesia que lo aprecia y respeta. Pero hace algunos meses el hizo la decisión de tomar un año sabático para atender las necesidades espirituales de su familia. “Mis hijos necesitan que los pastore” dijo. ¡Qué ejemplo más elocuente! Es un padre de familia con sus prioridades correctas.

 

¡Qué el Señor les bendiga en la gran tarea de criar a sus hijos en el camino del Señor!

 

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