El culpable es el…yo, jamás…

Es muy común escuchar frases tales como: “Mirá tus hijos lo que han hecho” esto el padre cuando le reclama por alguna conducta de sus hijos a su esposa, igualmente la suegra a la nuera: “esos sus hijos son de cuidado, tremendos que son”, refiriendose a alguna conducta que no soportan en su nieto…
Y así el culpable nunca la tiene se la hecha a otro siempre, el que fracazó en algo culpa a quien no le permitió lograr sus sueños, el presidente de una empresa o de una Institución culpa a sus subalternos, el Jefe a sus empleados, el alumno a su maestro si dejó alguna materia, siempre…siempre es común escuchar que no somos culpables y que otros son los que tienen la culpa…
Se dice que quien culpa a otros y no acepta que es el el del problema, jamás saldrá de ese círculo pues para poder cambiar es necesario aceptar que se es culplable y así reconociendo la culpa se podrá cambiar solo así…esto es desde la óptica de los “conocedores en el tema”…pero Dios no piensa así…
Es común que los demás hechen aún encima de otros la culpa por sus mismos pecados, por sus mismos fracazos en el matrimonio, por su mismo error en el mismo aún por la misma separación…cuando son ellos los culpables, los que en su momento adulteraron y al ser descubiertos, culparon a personas que sin saber que eso pasaba, y solo estuvieron en el lugar equivocado en el momento equivocado…fueron culpados de “destruir su matrimonio o su hogar”…cuando fue el mismo pecado el que acabó su matrimonio anterior…
Siendo Jesús inocente de toda culpa, no nos culpó a nosotros de morir en la cruz por nuestros pecados sino, hechó sobre sí mismo la culpa, cargandola hasta la cruz del calvario por nuestras faltas no iba por todo el camino diciendo por culpa de mis hijos, yo inocente de todo esto cargo con una cruz que no me pertence…sino…obedeciendo al Padre, cargó con la cruz…y murió por nosotros…
Así, pues por la gracia de Dios y por aceptar nuestra culpa, hemos sido salvos por medio de Jesús, a los que por fe, hemos creído que vino a este mundo como hombre, tomando nuestra condición se hizo hombre…se hizo pequeño…y cumplió en todo los propositos de Dios…que el fuera Señor por siempre y por la eternidad, aceptando la culpa de verdaderos culpables…humillandose y muriendo recibió la gloria que nadie ha recibido…ser llamado Hijo de Dios, vivir por siempre y accesarnos la entrada al trono de la gracia por medio solo de el…
Así, el no quiere que nosotros culpemos a otros por lo que nos ocurre, el desea que seamos felices como solo el lo es, pero igualmente que admitamos nuestros errores, y no se los hechemos a otros, porque la culpa no la tiene nadie más que solo nosotros…y por el solo recibimos perdón, salvación y quita toda culpa sobre nosotros para darnos no solo Libertad sino…el quitar toda culpa de nuestra vida, cuando en arrepentimiento genuino llegamos a el…buscando su Misericordia día con día en acción de gracias y de perdón…
Es por eso que el mismo decía, el que mucho se le perdona mucho ama…y todos nosotros sabemos que aunque como humanos pecamos, nos equivocamos pues es nuestra naturaleza, es solo por la Naturaleza de Jesús que no vivimos como culpables sino como libres, como personas perdonadas, que no hechan más la culpa a otros sino que reconocen su error, su equivocación, se enmiendan y piden perdón al único que puede perdonar siempre…
Así…ya no culpamos a más nadie por las cosas…sabemos que nos equivocamos, afrontamos nuestras culpas y pedimos perdón…pero sabemos que la capacidad para ellos ya no es por nuestra propia fuerza sino es porque Dios, el único capáz de hacernos reconocer que somos culpables pero solo por el recibimos perdón, vida y nuevas oportunidades para que conociendole solo a el…vivamos en todo para el…
…por
…Cristina Hidalgo de Marroquín

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