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EL HOGAR CRISTIANO ES UNA ESCUELA

EL HOGAR CRISTIANO ES UNA ESCUELA

El hogar cristiano es una escuela donde se imparten clases diarias sobre ética cristiana y vida santa.  El libro de texto es la Biblia.  El gran Maestro es el Espíritu Santo.  El Huésped invitado es el Señor Jesús.

Cuando leemos la Palabra de Dios nos damos cuenta muy luego del inmenso valor que Dios mismo ha puesto sobre el hogar en lo que se refiere a las responsabilidades y posibilidades para la formación de criaturas de fe ardiente y vida piadosa (Deuteronomio 6:5-7; Salmo 78:4-7).

Al estudiar al pueblo judío no podemos dejar de admirar la importancia que ellos le dan en sus vidas a la educación religiosa, contribuyendo ésta a la prosperidad y permanencia de este pueblo.  Josefo, un historiador judío, dijo de su pueblo: “Nuestro cuidado principal es el de educar a nuestros hijos, y lo consideraremos el negocio más importante de nuestra vida doméstica”.  La educación judía se dirigía conforme a lo que ahora llamamos el plan intensivo.  El hogar, la escuela y la iglesia se reforzaban uno a otro.  Estos tres cooperando juntos intensificaban y perfeccionaban el entrenamiento religioso.  Hoy existen el hogar, la escuela y la iglesia, pero no hay cooperación entre ellos para desarrollar el programa de la educación religiosa.

La educación judía comenzaba con la madre.  Sus deberes religiosos en relación con el hogar modelaban el carácter de sus hijos.  Mucho antes de que el niño pudiera asistir a la escuela o a la sinagoga, las oraciones particulares y en familia y las ceremonias domésticas, fueran los sábados o de las fiestas religiosas, se grababan indeleblemente en su mente.  Sentado en el regazo de su madre, el niñito aprendía las historias de patriarcas, profetas, estadistas, guerreros, poetas, príncipes y patriotas.  Las mujeres de todos los países bien pueden aprender de las madres de Israel en cuanto a la enseñanza de sus hijos.

Durante los años más formativos de la vida, del nacimiento a los seis años, la madre es la compañera constante del niño, y casi su única maestra.  De ella adquiere las enseñanzas para la formación de su yo espiritual y moral.  La presencia misma y el ejemplo de una madre ejerce constantemente una influencia elevadora y estimulante.  La delincuencia juvenil sigue a la ignorancia o la negligencia de una madre durante los días de la niñez en los cuales se forman los hábitos y las costumbres.  Debido al carácter permanente de las primeras impresiones, la contribución de una madre se multiplica con interés compuesto.  La influencia de una madre es de gran alcance no sólo sobre el individuo, sino sobre la nación.  Verdaderamente, “La mano que mece la cuna rige al mundo”; y una buena madre es de más importancia que el conquistador de un reino.

El padre comparte con la madre una responsabilidad igual por el ambiente del hogar.  Él representa de manera especial el punto de vista masculino.  Por su contacto con el exterior, él es más capaz de dar a conocer a los niños el contenido de la sociedad, mientras que la madre explica mejor las relaciones personales.  En una familia bien ordenada, el padre es como una corte de apelaciones.  A él se le concede cierta autoridad y cierta calidad heroica que la madre le atribuye en la presencia de los niños.  Mientras que la influencia de la madre es más marcada durante la niñez, la del padre es más grande en el período de la adolescencia.  Cualquier padre que tenga una idea correcta de la función de la familia y una apreciación adecuada de las posibilidades que encierra su hijo, hará del hogar el centro de su programa y subordinará a él todos los otros intereses.  Hasta que haya un reconocimiento general de que el hogar es la universidad más importante del mundo, y los padres sus más grandes maestros, no será posible estimar en su valor justo el medio ambiente que amolde los años de la niñez.

Los padres son maestros, conscientes o inconscientemente, están siempre enseñando a sus hijos por medio de las palabras y los hechos en su vida personal.  No hay otra influencia que sea tan poderosa y permanente como la de los padres.  Las ideas y actitudes de los niños son casi enteramente adquiridas en el medio ambiente del hogar.  Los padres forman ese medio ambiente del hogar, y éste contribuye en gran parte a moldear el carácter del niño.

La instrucción religiosa en el hogar es de gran importancia.  Los padres cristianos necesitan darse cuenta que es ésta una de sus responsabilidades más importante.

CUESTIONARIO

  1. ¿Cuándo y cómo debe darse la enseñanza cristiana en el hogar, según Deuteronomio 6:5-7?



  2. ¿Qué dijo Josefo y qué piensa usted de esas palabras?



  3. ¿Con quién comenzaba la educación judía?  ¿Piensa usted que esto es importante para que fuera una realidad en nuestro medio?  ¿Por qué?




  4. ¿Por qué decimos que la educación judía se dirigía conforme al plan intensivo?



  5. ¿Por qué razones la madre es la maestra más importante?



  6. ¿Por qué son los padres culpables de la delincuencia juvenil?



  7. ¿Cómo explica usted la expresión: “Una buena madre es de más importancia que el conquistador de un reino”?



  8. ¿Tiene el padre la misma responsabilidad que la madre en cuanto a la educación religiosa de sus hijos?  ¿Por qué?



  9. ¿Qué posición se le da al padre en una familia bien ordenada?



  10. ¿Debe por eso el padre cristiano comportarse como un tirano?  ¿Por qué?



  11. ¿Cuándo se deja sentir más la influencia de la madre en la vida de su hijo y cuándo es la influencia del padre más marcado?



  12. ¿Por qué debe ser el hogar el centro del programa de vida y trabajo para todo buen padre cristiano?



  13. ¿Por qué se dice que el hogar es la universidad más importante del mundo y los padres sus más grandes maestros?



  14. ¿Habrá padres que nunca enseñan nada a sus hijos?  ¿Por qué?



  15. Después de leer la lección, haga una lista de palabras nuevas; subráyelas y escríbalas en el siguiente espacio.  Seguidamente, busque el significado de cada una de ellas en un diccionario.




 

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EL NIÑO – LA MAYORDOMÍA MÁS GRANDE DEL HOGAR

EL NIÑO – LA MAYORDOMÍA MÁS GRANDE DEL HOGAR Propiedades, oro, plata, piedras preciosas, etc., pueden ser valoradas en dinero, pero ¿quién podrá poner precio a la vida de un niño?

Sin embargo, es una verdad muy dolorosa, porque a pesar de que el niño es la propiedad de más valor en el hogar, es el que más se descuida.  Puede ser que se cuide de que el niño tenga la comida que necesita, la ropa que debe ponerse y que se suplan todas sus demás necesidades físicas, pero ésta es sólo parte de su responsabilidad como padres cristianos.  Pero con gran frecuencia se encuentra que el hogar cristiano ha olvidado su deber más importante: velar por el desarrollo espiritual del niño.

De todos modos los factores que entran en la formación de un hogar cristiano, el niño consume más tiempo, dinero, amor, oración y cuidados que todos los demás combinados.  Esto es cierto en un hogar donde el cuidado del niño es tomado con la seriedad y responsabilidad que es planteada en la Palabra de Dios.

La tarea más importante que los padres tienen es el cuidado de su hijo.  En esta responsabilidad, muchas veces, se le da preferencia a los negocios, placer o comodidad.  Dios habla a los padres de la misma manera como la princesa de Egipto habló a la madre de Moisés: “Lleva a este niño y críamelo, yo te lo pagaré” (Éxodo 2:9).

¿Hasta qué punto deben los padres sacrificar su propio placer y comodidad por el bien de su hijo?

Los padres pueden llegar a convertirse en esclavos de los deseos caprichosos de sus hijos.  El sacrificio debe hacerse siempre que sea por la satisfacción de sus necesidades, las cuales son esos factores que contribuyen a su bienestar físico, su desarrollo mental y la formación de su carácter.  Estos nunca deben ser sacrificados por el placer o comodidad de los padres.

El niño es la mayordomía más significativa no sólo porque él hace las demandas más grandes, sino porque él provee las posibilidades creativas más sublimes.

Cuando los padres traen una nueva vida al mundo, también vienen con ese bebé nueva responsabilidad con un potencial sorprendente.  Una vida ha sido prestada a los padres.  Esta vida será moldeada y formada según los patrones o modelos de conducta, conversión y maneras de vivir que ya existen en la forma diaria de vivir de los padres.  El medio ambiente del hogar no fija el destino eterno del niño, pero sí ejerce una marcada influencia en lo que será después.

¿Son los padres responsables en la formación del carácter del niño?  (Véase Proverbios 22:6).

Los padres proveen el medio ambiente del hogar y el ejemplo.  Estos dos factores no forman, pero sí tienen una influencia definitiva en la formación del carácter del niño.  No hay duda que en la vida de Timoteo, el ejemplo y las enseñanzas de su abuela Loida y de Eunice, su madre, tuvieron una gran influencia en prepararlo para su ministerio fructífero con el apóstol Pablo (II Timoteo 1:5).

Algunos padres dominan de tal modo a sus hijos que no permiten que ellos desarrollen su propia personalidad.  Esto es incorrecto, y puede corregirse por medio de un esfuerzo sincero de parte de los padres de desarrollar en el niño una personalidad que se asemeje a la de Cristo en vez de que sea a su propia semejanza.

Si deseamos que el niño sea veraz, sincero, amoroso, trabajador, honrado, temeroso de Dios, respetuoso y que tenga todas las demás cualidades buenas, no las aprenderá en la calle o en la escuela, ni con los amigos o maestros, ni cuando ya sea un joven; las aprenderá de sus padres por medio del ejemplo que éstos le hayan dado desde que ese niño llegó al hogar.  Muchas veces somos cuidadosos de nuestro testimonio, palabras y hechos, cuando estamos fuera del hogar, pero nos olvidamos que nuestro ejemplo como cristiano dentro de él es de gran valor también.  Todo padre debe recordar que sus hijos están aprendiendo de él aún antes de que ellos puedan hablar o caminar.

El niño es la mayordomía de mayor responsabilidad porque él demanda cuentas de valor eterno, un alma de incontable precio.

Dios puso muy alto el valor de un alma, a tal grado que dio a su propio y único Hijo para que derramara su sangre en la cruz del Calvario para redimirla.

Con cada niño, Dios ha encomendado una vida que debemos cuidar, nutrir y ayudar a que se desarrolle hasta que llegue la madurez.  No es un regalo, sino un préstamo.  Cada niño es un “talento precioso” que podemos invertir para la gloria de Cristo o que podemos descuidar y aún hacer como aquel que enterró el talento (Mateo 25:14-30).

La delincuencia juvenil sería uno de los problemas menores si todos los padres se tornaran a Dios, aceptando completamente su responsabilidad de nutrir y disciplinar a sus hijos y estar conscientes de que  tendrán que dar cuenta a Dios de lo que hicieron con esos “talentos preciosos”: los niños que les fueron encomendados.

¿Hará Dios responsable a los padres por la conducta de sus hijos?  Él lo hará.  Una adecuada ilustración se encuentra en la historia de Elí y sus hijos.  Él permitió que ellos deshonraran el nombre de la familia y trajeran vergüenza sobre el nombre del Señor.  Elí no supo disciplinar a sus hijos en las faltas que cometían (I Samuel 3:13; lea también Proverbios 22:15; 23:13-14; Hebreos 12:9).

El hogar cristiano no es un lugar donde sólo se come y se vive.  Es un lugar sagrado, donde el padre sirve de líder religioso y donde se lee y se reverencia la Palabra de Dios.  Es un refugio contra las tormentas y las dificultades de la vida.  La confusión y las desesperaciones de la vida son dejadas fuera del hogar cristiano.

CUESTIONARIO

  1. ¿Cuál debe ser la posesión de más valor en todo hogar?  ¿Por qué?



  2. 2. ¿Cuál es el deber de más importancia en todo hogar cristiano?



  3. 3. ¿Por qué deben los padres cristianos dar prioridad al cuidado de sus hijos, antes que a cualquier otra cosas?



  4. 4. ¿Hasta qué punto deben los padres sacrificar su propio placer y comodidad por el bien de su hijo?



  5. 5. ¿A qué se le puede llama una necesidad del niño?



  6. 6. ¿Cómo se moldea y forma la vida del niño?



  7. 7. ¿Con qué contribuyen los padres para ayudar a la formación del carácter del niño?



  8. 8. Dé un ejemplo bíblico que demuestre la influencia que los padres tienen sobre sus hijos en la formación de su carácter (Busque uno distinto al que se mencionó en la lección).



  9. 9. ¿Cómo aprenderá el niño a ser sincero, amoroso, veraz, honrado, respetuoso, etc.?



  10. 10. ¿Por qué debemos ser cuidadosos con nuestro testimonio cristiano dentro y fuera del hogar?



  11. 11. ¿Cómo se podría evitar el problema de la delincuencia juvenil?



  12. 12. ¿Por qué decimos que cada niño es un “préstamo” o un “talento precioso” que Dios da a los padres?



  13. 13. ¿Cree usted que Dios hará responsables a los padres por la conducta de sus hijos?  ¿Por qué?



  14. 14. ¿Qué debería ser el hogar cristiano?



  15. 15. Después de leer la lección, haga una lista de palabras nuevas; subráyelas y escríbalas en el espacio en blanco.  Seguidamente, busque el significado de cada una de ellas en un diccionario.





 

 

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EL HOGAR – LA PROVISIÓN DE DIOS

EL HOGAR – LA PROVISIÓN DE DIOS

¿QUÉ ES EDUCACIÓN CRISTIANA?

  1. Es enseñar la Palabra de Dios.
  2. Es cooperar con el Espíritu Santo en hacer el trabajo del Señor.
  3. Es enseñar a poner en práctica lo que dice la Palabra de Dios.
  4. Es ayudar a una persona a crecer hacia la madurez espiritual.
  5. Es hacer discípulos en todas las naciones.

Podemos decir que EDUCACIÓN CRISTIANA es enseñar la Palabra de Dios bajo la dirección del Espíritu Santo, de tal manera que se ponga en práctica y haga que los cristianos crezcan hacia la madurez espiritual.

Un hogar cristiano feliz es el hogar más hermoso en el mundo.  Dos personas que conocen y aman a Cristo han unido su amor, intereses y futuro en un deseo común, el glorificar a Dios.  El hogar debe ser un lugar de inspiración, consuelo y descanso para el cuerpo y la mente.

Una iglesia nunca es más fuerte que las familias.  Cuando la vida de la familia se desintegra, la nación está perdida, y es lo que estamos viendo hoy en día en los países.  Incluso muchos países que se han llamado cristianos, tienen grandes problemas por causa del descuido en el hogar.

Lot triunfó en su ambición política, y llegó a ser el Juez de Sodoma.  Pero su vida en el hogar y su testimonio fracasaron, de tal manera que llegó a ofrecer a sus hijas a los hombres perversos de Sodoma (Génesis 19:5-11).  Los avisos de la destrucción que les sobrevenía, les pareció como una broma a sus yernos (Génesis 19:14).  Podría ser que Sodoma se hubiera salvado si Lot se hubiera interesado menos en la política y se hubiera preocupado más por su hogar.

El hogar es sagrado porque su plan se originó en la mente más grande, la mente de Dios (Génesis 2:24).  El matrimonio trae consigo muchos privilegios, pero éstos no pueden separarse de las responsabilidades.  Entre las muchas obligaciones está la de velar por el bienestar físico, moral y espiritual de los hijos.  El apóstol Pablo dice a Timoteo: “Porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo” (I Timoteo 5:8).

Las obligaciones físicas o materiales no pueden separarse de las obligaciones espirituales.  Donde existe un verdadero amor, se hará cualquier esfuerzo y sacrificio por los seres amados.  Si no lo hacemos así esto traerá rechazo a nuestro testimonio cristiano y, en la práctica, hará que nuestra fe sea negada y que nuestra manera de vivir descienda al nivel de las personas inconversas.

En los planes divinos nunca encontramos que Dios quisiera que el hogar fuera únicamente un internado, un hotel o un lugar donde se suplen solamente las necesidades físicas del niño.  El hogar debe ser el lugar donde los padres y los niños viven juntos en un ambiente sano y bajo circunstancias que los conducirán al desarrollo espiritual.

Prácticamente el niño pasa casi todo su tiempo en el hogar durante los primeros seis años de su vida.  Y se ha descubierto que esos primeros seis años de existencia son los más importantes porque son los años más impresionables.  El niño es amoldado por los sentimientos, las opiniones y la conducta que reina en el lugar donde vive, come y duerme.  Desde que el niño es muy pequeño aprende por medio de la imitación; después lo hace por medio de la comprensión.  Las costumbres de la vida y las actitudes de la mente se determinan antes que el niño tenga entendimiento completo.  Podemos decir que el hogar es el invernadero donde la planta tierna ha de ser protegida y formada durante sus años más susceptibles o impresionables.

El niño tiene todo derecho de ser comprendido, amado y educado.  El hogar debe ser el primero en reconocer, garantizar y velar porque estos derechos sean alcanzados.  Es el hogar donde el niño recibe sus primeras y más permanentes ideas de Dios.  No recibe tanto de la calle como del hogar, ni tanto en la escuela como de la madre.  No es lo que oye en la iglesia, sino lo que ve en sus padres lo que el niño acepta.

La influencia del hogar en la vida de cada niño es muy grande.  Recuerden, padres cristianos, que ustedes tienen un gran privilegio y una gran responsabilidad.  Dios ha colocado en sus manos esas vidas tiernas que esperan ser guiadas por el camino que les hará felices mientras peregrinan en esta tierra y que les llevará a gozar de la vida eterna con Cristo.  ¿Está usted dispuesto a aceptar su responsabilidad de criar a sus hijos en la disciplina y amonestación del Señor?  Recuerde que la influencia del hogar es más poderosa que la influencia de la iglesia o la escuela.  Acepte este reto.

CUESTIONARIO

  1. ¿Por qué es sagrado el hogar?



  2. ¿Cómo debe ser el hogar cristiano?



  3. ¿Puede una iglesia ser fuerte si la vida espiritual de las familias que la integran es muy débil?  ¿Por qué?



  4. ¿Por qué fue un fracaso el testimonio de Lot?



  5. ¿Qué significa para usted I Timoteo 5:8?



  6. Si los padres son cuidadosos en velar por las necesidades materiales de sus hijos, ¿estarán cumpliendo con toda su responsabilidad como padres cristianos?  ¿Por qué?



  7. ¿Por qué Dios no quiso que el hogar fuera sólo un lugar donde el niño come, vive y duerme?



  8. ¿En qué forma es amoldado el carácter del niño?



  9. ¿Cómo aprenden los niños pequeñitos?



  10. ¿Cuáles son los años más susceptibles o impresionables?

  11. ¿Cuáles son los derechos de los niños?



  12. ¿Quién debe garantizarle estos derechos al niño?



  13. En los primeros seis años de vida, ¿quién tiene más influencia sobre el niño, la madre, el padre o los amigos?  Diga por qué.



  14. ¿Cuál es la obligación más importante de los padres cristianos?



  15. Después de leer la lección, haga una lista de palabras nuevas; subráyelas y escríbalas en el espacio en blanco.  Seguidamente, busque el significado de cada una de ellas en un diccionario.



 

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EL SIGNIFICADO DE EDUCACIÓN CRISTIANA

EL SIGNIFICADO DE EDUCACIÓN CRISTIANA

Proverbios 22:6 nos dice: “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”.  Es probable que muchos de nosotros creemos que esta promesa no se ha cumplido en repetidos casos, pero no culpemos a Dios; no pensemos que Él ha faltado a su promesa.  La culpa es nuestra.

Nuestro error consiste en no habernos dado cuenta de lo que verdaderamente significa instruir “al niño en su camino”.  A muchos niños se les ha dicho lo que deben hacer; a otros se les ha enseñado lo que deben hacer, pero a muy pocos se les ha instruido o educado.  Educar no es solamente decir las cosas.  Tampoco es enseñarles.  Instruir o educar es adiestrar y entrenar.

    DECIR:  Es ayudar a saber.
    ENSEÑAR:  Es ayudar a saber y a creer.
    INSTRUIR O EDUCAR:  Es ayudar a saber, a crecer y hacer.

Muchos padres y maestros se dedican hablar en vez de educar.  Creen que su obligación es únicamente impartir conocimientos.  Consideran las cabezas de los niños como recipientes que deben llenar, algo así como cuando se llena un cántaro vacío con agua.  Sin embargo, la educación consiste no sólo en adquirir conocimientos, sino en usarlos.  En este proceso incluye el desarrollo y la acción.

El Señor Jesús, el Maestro de maestros, en su ministerio terrenal se dedicó más que todo, no a predicar, ni a enseñar, sino a entrenar.  Vivía con su grupo de alumnos, sus discípulos, y dirigía su vida y sus actividades.  Se aseguraba que sus alumnos aprendieran sus enseñanzas y las pusieran en práctica.  Bajo la supervisión de Jesús los discípulos se desarrollaban, no sólo por los conocimientos que Él les impartía, sino porque Él mismo vivía lo que enseñaba; a ellos les daba la oportunidad de poner en práctica lo que habían aprendido.  Un ejemplo: Primero, envió fuera a los doce, y más tarde a los setenta (Lucas 9:1-6; 10:1-12).

Gonzalo Baez-Camargo en su libro “Principios y Métodos de la Educación Cristiana” nos da la siguiente definición: “La educación cristiana es el proceso por el cual la experiencia, es decir, la vida misma de la persona, se transforma, se desarrolla, enriquece y perfecciona mediante su relación con Dios en Jesucristo”.

No es suficiente que los alumnos lleguen aceptar las normas y principios del Evangelio en una forma mecánica y abstracta.  No basta que adopten las leyes morales del cristianismo tratando de poner en práctica las enseñanzas de Jesús.  Todo esto está incluido, pero es mucho más.  Es necesario que cada persona, niño, joven o adulto, llegue a situar en el centro de su vida y experiencia a Dios revelado en Jesucristo.  Que cada uno llegue a sentir esa misma experiencia de San Pablo cuando dijo: “Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí” (Gálatas 2:20).

H. M. Hamil en su libro “El Maestro de la Escuela Dominical” nos da claramente la diferencia entre educar y enseñar.  Enseñar es plantar la semilla, pero educar es cuidar la planta hasta que llegue a la madurez.  La enseñanza da conocimiento; la educación forma el carácter.

Ojalá que nosotros no nos conformemos con dedicarnos únicamente a plantar la preciosa semilla de la Palabra de Dios en los corazones de los niños, jóvenes y adultos, sino que nos esforcemos en cuidar esa semilla hasta verla germinar, crecer y llevar fruto para la gloria de nuestro Dios.  Sólo así estaremos cumpliendo con nuestro deber de ser instrumentos en la formación de un carácter cristiano en nuestros alumnos y en nuestros hijos.

Recordemos que el mandato de Dios para nosotros, padres, pastores, maestros y todo cristiano es: “Instruye, educa…”.  Ojalá podamos ver nuestros errores y podamos enmendarlos con la ayuda de nuestro Dios y que nos prestemos a ser los instrumentos usados por el Espíritu Santo para ayudar a la formación de vidas consagradas al Señor.  Ese es el verdadero significado de la Educación Cristiana.

PARÁBOLA DE LOS ÁRBOLES  (Tomado de unos apuntes de la Srita. Esther Edwards).

    Había en cierto país dos árboles.  Un abeto y un arbolito frutal.  En el mes de diciembre, cuando ya se aproximaba la Navidad, el abeto fue cortado y llevado al interior de una casa.  Allí se le colocó en un lugar de importancia.  El padre de la familia adornó cuidadosamente cada rama.  Primero puso los foquitos de colores; después colocó todos los adornitos que se habían comprado, y por último puso los hilos de papel brillante.  El árbol se veía muy hermoso, y todos lo admiraban, pero aunque se veía muy bello era un árbol sin vida.Cuando la época de la Navidad hubo terminado, también la hermosura de aquel arbolito se había acabado.  Como era un árbol sin vida ya no podía servir para otra cosa, fue arrojado a la basura.

    El arbolito frutal fue cuidado por el hortelano, y Dios envió el sol y la lluvia que lo hicieron crecer y convertirse en un árbol frondoso con raíces profundas que lo alimentaban y lo hacían cada día más hermoso.  Día tras día el hortelano cuidó de aquel arbolito, lo abonó, lo regó y lo protegió contra los insectos dañinos.  En el tiempo oportuno podó sus ramas.  Él hizo todo lo conveniente para que aquel árbol creciera y llegara a dar buen fruto.

    Soplaron vientos fuertes, pero el árbol quedó en pie.  Aquel viento en vez de derribar al árbol, lo hizo más firme y fuerte.  Pasaron algunos años y el árbol principió a dar mucho fruto, y el hortelano se gozó grandemente, pues su trabajo y esfuerzo estaban recompensados.  Él había hecho la parte que le correspondía, y Dios le había dado el crecimiento haciendo que aquel arbolito se convirtiera en árbol fuerte y fructífero.

    Si algún maestro tiene oídos para oír, oiga.  Los dos árboles son alumnos; el padre y el hortelano son maestros.  El uno decoró su alumno con grandes enseñanzas y verdades para que fueran contempladas, pero ellas nunca vinieron a ser parte de la vida del niño.  El otro maestro trabajó de tal manera que las verdades que desarrolló llegaron a ser aceptadas por el alumno y formaron parte de su vida.  Esto hizo crecer al niño espiritualmente, y aquellas verdades aprendidas llevaron mucho fruto en su vida.

EJERCICIOS

INSTRUCCIONES

Después de leer varias veces y estudiar detenidamente cada lección, conteste correctamente las preguntas que se le hacen acerca de cada una de ellas.  Muchas preguntas le estimularán a pensar y a dar su propia opinión.

CUESTIONARIO

  1. ¿Qué es más importante: decir, enseñar, o instruir?  ¿Por qué?


  2. ¿Qué nos manda Dios en Proverbios 22:6? ¿Hay alguna promesa si cumplimos con este mandamiento?


  3. ¿Por qué no vemos el cumplimiento de esta promesa en la mayoría de los casos?  ¿Quién o quiénes tienen la culpa de que muchos niños se aparten del camino del Señor cuando crecen?



  4. ¿Cuáles han sido nuestros errores al impartir Educación Cristiana?



  5. ¿Por qué tuvo éxito Jesús en su ministerio como Maestro?  Escriba cinco razones.





  6. ¿Qué es Educación Cristiana, según la definición del señor Baez-Camargo?



  7. ¿Cuál es la diferencia entre enseñar y educar?



  8. ¿Cómo podemos ayudar a la formación de un carácter cristiano en nuestros alumnos y en nuestros hijos?




  9. ¿Es la iglesia, por medio de la Escuela Dominical, la única responsable de la Educación Cristiana?  ¿Por qué?




  10. ¿Cuáles son los errores de los maestros de Escuela Dominical que pueden compararse con los del padre de familia de la parábola de los dos árboles?



  11. Compare el trabajo del hortelano con el trabajo del verdadero maestro cristiano.




  12. ¿Por qué piensa usted que muchos hijos de creyentes rechazan las enseñanzas cristianas?



  13. ¿Cuál es el verdadero significado de la educación cristiana?




  14. ¿En qué consiste la verdadera educación?




  15. Lea detenidamente toda la lección y subraye todas las palabras nuevas que encuentre en ella.  Busque el significado de cada una de ellas en un diccionario.  Seguidamente, escriba cada una de esas palabras nuevas en el espacio siguiente:






 

 

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Educación Cristiana

1. Definiciones

Educación Cristiana presenta cómo organizar y dirigir el ministerio de la educación en la iglesia local; cómo indentificar las características, necesidades y estilos de aprendizaje de diversos grupos de edades; el arte de instruir usando diferentes métodos y técnicas; y cómo entrenar a otros para ser maestros bíblicos.

 

Definiciones y contextos de la educación cristiana

Motivador

Cada uno de ustedes tendrá la oportunidad de compartir su respuesta a las dos preguntas: ¿Cuáles influencias claves le ayudaron a usted a conocer a Cristo y comprender el significado de ser cristiano? Si no fue criado en un hogar cristiano, ¿cómo llegó a ser creyente?

Orientación

En esta sesión estableceremos la base del estudio de la educación cristiana definiéndola junto con su influencia sobre diversos conceptos en la práctica de la educación cristiana.

Objetivos de aprendizaje

Al final de esta lección, los participantes podrán

• Identificar contextos en los que ha ocurrido su educación cristiana

• Describir los tres niveles de educación cristiana y hacer una lista de las diversas formas en que ocurre la formación

• Mostrar pasión por la formación intencional en la vida de aquellos a quienes ministran

Definiciones de educación cristiana

Integración de “cristiana” y “educación”

La educación cristiana toma ideas de dos áreas diferentes: teología y educación. Para que la educación cristiana sea buena, debe por sobre todo ser cristiana y a la vez buena. Estas dos áreas no son distintivamente diferentes. Se han integrado. Nuestras metas deben ser cristianas. Si les enseño de manera que no los trate como personas, no sería cristiana. Quizá sea eficaz en el sentido de trasmitir información,

pero no sería cristiana. Cuando hablamos de educación cristiana, debemos tomar seriamente estas dos palabras.

Definición 1: La educación cristiana es el ministerio de llevar a la gente a la madurez en Jesucristo.

Esta es una simple declaración, pero difícil de comprender. ¿Cómo saber cuando una persona es madura en Cristo?

La madurez es multifacética. Cuando comenzamos a hablar sobre madurez espiritual, es mucho más quesimplemente lo que sabemos. Puede uno saber todo sobre la Biblia sin ser cristiano. Es mucho más que susacciones. Puedo enseñarle a actuar como cristiano. Incluso puedo recompensarle por actuar como cristiano, pero usted no sería cristiano. Tenemos que comenzar a juntar todos los factores: comprensión de la Palabra de Dios, deseo de observar una vida santa, ser modelo de los demás en fe, el deseo de servir, fidelidad —y cuando juntamos todos estos elementos, obtenemos un cuadro de la madurez espiritual. No hay fin del proceso de crecimiento. Ayudar a otros a madurar en Cristo es la meta de la educación cristiana.

Definición 2: La educación cristiana es uno de los ministerios esenciales de la iglesia por el que preparamos a la gente para recibir el evangelio en la conversión y la entera consagración. También deseamos inspirarlos y dirigirlos a una experiencia de crecimiento. Finalmente, deseamos prepararlos para un servicio eficaz a la iglesia y al mundo.

La educación cristiana es uno de los ministerios esenciales de la iglesia. No se puede tener iglesia sin que crezcan sus miembros a través de la educación cristiana. De otra manera, la iglesia es sólo una generación en edad.

El círculo de la educación cristiana es evangelismo, discipulado y equipando para ministrar.  El círculo sigue girando, repitiéndose. Eso es educación cristiana. Por ello no podemos prescindir de la misma. No podemos seguir siendo bebés todos en la iglesia. Necesitamos a personas que estén madurando en su fe de modo que puedan ayudar a otros a madurar. Al participar en educación cristiana, estamos invirtiendo para el futuro—en sus hijos y en sus nietos.

Piense en dónde estaba hace cuatro o cinco años y cuánto ha crecido en su vida hasta hoy. ¿Cómo ha ocurrido? Porque alguien le presentó a Cristo, le ayudó a consagrarse todo a Él, le animó a crecer y le capacitó para servir. Así funciona.

Piense en el propósito de la iglesia. Ésta debe declarar el evangelio al mundo de modo que la gente lo reciba y se convierta a Cristo. La iglesia es una comunidad en la que crecemos en nuestra fe, comprendemos lo que significa ser cristiano y donde nuestros corazones se acercan a Dios de modo que podamos amarle con nuestro corazón, alma, mente y fuerzas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

Tres contextos de educación cristiana

¿Cómo aprendemos a ser cristianos?

¿Cómo aprendió a ser norteamericano, centroamericano, sudamericano, etc.?

¿Acaso fue a la escuela a aprender a ser sudamericano? No. Creo que no…

¿Cómo aprendemos a ser cristianos?

Más bien tiene que ver con la forma en que vivimos. Varía de de aprendizaje formal al informal. Todas estas áreas son importantes para la educación cristiana.

La educación cristiana se desarrolla en tres contextos:

1. Educación formal

Esta es la que estamos practicando aquí, en escuela, clases, lecciones, etc. Tenemos un maestro, un currículo y clases que escribimos. Aprendemos algo de esta manera. Usted aprendió algo sobre lo que significa ser americano (u de otra nacionalidad) en esta forma.

2. Educación informal

Esta no se desarrolla en un aula, sino que es intencional. No aprendemos a conducir un auto en la escuela pública, ¿verdad? Alguien le enseñó. Usted observó a alguien. Esa persona le permitió intentarlo. Usted practicó, cometió errores, pero aprendió a

conducir. Fue intencional. La educación de este tipo ocurre entre madre e hija, mientras trabajan juntas en la casa. La madre da consejo y corrección mientras que la hija aprende destrezas.

3. Formación

Esta es lo que ocurre al vivir en compañía de otros. Ocurre naturalmente. Sus padres no le enseñaron formalmente a ser americano (o su nacionalidad), sino que lo aprendió al vivir en compañía de ellos.

En la educación cristiana se necesitan los tres contextos para aprender el significado de ser cristiano.

Juntos llegamos a ser cristianos. Este es el poder de la iglesia. Nuestra vida en la comunidad nos moldea. Hay poder en lo que hacemos, nuestras palabras, valores y

acciones. Somos formados en términos de lo que significa ser cristiano, pero en ocasiones no pensamos en ello porque no es formal. Pero cada vez que la iglesia se reúne estamos siendo cristianos más y más. ¿Estamos siendo formados a la imagen de Cristo o de alguien más? Todo depende de cómo es la comunidad.

Formación 

Definición de la formación: el proceso intencional de edificación de los niños dentro de una comunidad de fe cristiana y de asimilación de adultos que están entrando en la comunidad de la fe cristiana por primera vez.

Ocho formas en que ocurre la formación

1. Ritos o tradiciones de la comunidad

Nuestros rituales nos moldean.

¿Cuáles rituales caracterizaban a su familia? P. ej., tradiciones de días de fiestas, vacaciones, ocasiones especiales, etc.

¿Qué le enseñaban éstos a usted acerca de la familia, o de la vida en general?

¿Cuáles rituales eran específicos para la familia de su iglesia? ¿Por qué sigue estas tradiciones? ¿Qué pensaría un visitante sobre esa tradición? ¿Cuál es su significado?

¿Qué dicen esos rituales acerca de usted? P. ej., cantar “Aleluya” al final del culto en círculo y con las manos juntas dice algo acerca de la iglesia. ¿Qué dice?

¿Celebran el bautismo en su iglesia? ¿Por qué lo practican, además de que lo dice la Biblia? El bautismo no es protección sino la señal de que Dios está en nuestra vida que ahora le pertenece a Él. Hemos muerto con Cristo y ahora hemos resucitado con Él. El bautismo nos recuerda nuestra propia experiencia de bautismo.

¿Qué acerca del matrimonio? Cuando va a una boda, ¿recuerda su propia boda? La tradición nos ayuda a saber quiénes somos y cómo debemos ser.

2. Medio ambiente

Nuestro medio ambiente nos forma.

Clima emocional

¿Ha estado en algún lugar que le pareció frío? Oyó el mensaje: “No se me acerque”. Cuando viajo en el metro vamos muy juntos todos, pero no siento el calor humano emocionalmente con ninguno de ellos.

¿Cuál clima emocional sienten los visitantes en su iglesia?

¿Qué sienten los niños nuevos cuando visitan su iglesia? ¿Sienten acaso que son bienvenidos y se les ama? ¿Cuál es el clima de su iglesia? ¿Es emocionalmente frío o cálido?

Espacio

¿Qué dice el arreglo del aula sobre su filosofía de la educación?

Observe la forma en que está arreglada el aula. Todos estamos alrededor de la mesa (o en otra forma). Estamos juntos. Podríamos sentarnos en filas viendo al maestro. Yo podría estar de pie al frente y dar mi presentación. Usted hubiera aprendido algo diferente acerca de maestros y estudiantes. Los estudiantes deben oír y escribir y los maestros hablar porque sabemos algo que ustedes no saben y necesitan saber. En ocasiones el espacio dice eso. Por ello decidí sentarme con ustedes de esta manera. Por eso también estoy sentado. Si me pongo de pie, les digo que estoy por sobre ustedes y que son mis siervos.

¿Qué dice el arreglo o uso de espacio en un templo ortodoxo o catedral católica acerca de Dios?

¿Por qué nuestros lugares de adoración no dicen lo mismo?

3. Tiempo

La forma en que observamos el tiempo nos forma.

El día de adoración

¿Qué día dedican a la adoración en su iglesia? ¿Por qué?

El domingo, primer día de la semana, fue observado como día de adoración en la iglesia primitiva, por haber sido el día de la resurrección de Jesús. No quiero decir que no pueden adorar a Dios en otro día de la semana, pero el domingo forma nuestra comprensión de lo que significa ser cristiano. La resurrección nos da vida.

El calendario cristiano

Aquí nos referimos a las tradiciones cristianas que comienzan con el nacimiento de Cristo, la Navidad. Luego la temporada de cuaresma, la Semana Santa, culminando con la Resurrección, seguido por el domingo de Pentecostés, etc.

El calendario cristiano comienza con el Adviento. Es la forma en que se narra el evangelio en todo el año. Esperamos la venida de Cristo de modo que pueda nacer en nosotros cada año. En Navidad celebramos que Dios vino a nosotros en Cristo. Comenzamos a comprender más y más acerca de la encarnación. Enseñamos la historia por nuestra celebración. ¿Qué entienden mis hijos sobre la Navidad por la forma en que la celebramos? ¿Qué entienden en su iglesia?

La cuaresma es un tiempo de preparación y escudriñamiento propio al viajar con Jesús a Jerusalén. Pienso en mi propia fe y me preparo para acompañar a Cristo hasta la cruz. Pienso en el costo. El uso de este orden del calendario cristiano me ayuda a comprender el significado del evangelio.

En Semana Santa volvemos a vivir el drama de la cruz y el gozo de la resurrección. Morimos y vivimos. Eso significa convertirse. La forma en que lo celebramos en nuestras iglesias y hogares ayuda a nuestros hijos a comprender el evangelio.

El Pentecostés debería cobrar más importancia en nuestras iglesias porque enseña la venida del Espíritu Santo, quien es muy importante para nuestra vida y teología y lo que significa ser la Iglesia.

Al vivir a través del calendario cristiano somos formados por el evangelio. Se convierte en parte de la fibra misma de nuestra vida más y más cada año. 

4. Vida en la comunidad

Lo que hacemos o dejamos de hacer juntos para nuestro solaz también nos forma.

5. Disciplina

Los énfasis de diversos grupos les dan forma también (P. ej., el énfasis ortodoxo en las buenas obras, o el énfasis coreano en la práctica de la oración).

6. Interacción social

Nuestros gestos de comunicación nos forman.

¿Qué dice a los alumnos si el maestro o maestro usa una voz grave o profunda cuando enseña?

¿Qué dice si enseña en un tono de voz de conversación?

¿Cuál es la regla sobre interacción con aquellos que están en autoridad?

La Biblia dice que quienes ejercen autoridad en la iglesia no deben actuar como amos. Más bien deben actuar como siervos.

7. Modelos

Nuestros modelos también nos forman.

¿Quiénes son los héroes? ¿A quiénes admiramos y tratamos de imitar?

¿A quién se honra en su iglesia? Si puede responder a esta pregunta, le puedo decir cuál es su sistema de valores

¿Acaso las personas que se honran más públicamente son aquellas que más se asemejan a Cristo?

8. Vocabulario

¿Cuáles palabras o frases se usan una y otra vez en su iglesia?

¿Cuáles palabras ha oído repetidamente en esta clase sobre la EC?

¿Qué le dicen éstas acerca de los valores del maestro?

Resumen

En la comunidad de fe cristiana, debemos ser intencionales en todo lo que hacemos en estas ocho áreas.

Las tres formas de enseñanza son necesarias —formal, informal, y formación. Sin instrucción adecuada es imposible la educación cristiana. Sin buena educación, la formación fiel es imposible. Sin formación, la instrucción marca muy poca diferencia y es inadecuada para ayudar a otros a ser cristianos. Se necesitan los tres niveles para aprender de verdad el significado de ser cristiano.

Necesitamos la educación formal, como la escuela dominical y el estudio bíblico. Necesitamos educación, como la adoración en conjunto. También necesitamos

entender que la vida a nuestro alrededor nos da formación al vivir juntos en casa, en viajes, en campamentos, trabajando en casa, ocupados en ministerio, etc.

Debemos ayudar a la gente a comprender que la educación cristiana es más que una escuela. Es la vida total.

Lluvia de ideas

En este ejercicio deberán trabajar en grupo para generar ideas prácticas sobre la implementación de la formación intencional de cristianos en nuestro contexto.

Ejemplos de preguntas:

Ministerios entre los niños: En una cultura en la que la mayoría no son cristianos, se necesitará ser intencional para presentar rituales cristianos formativos en la vida diaria en casa. ¿Cómo pueden los padres de niños pequeños ser más intencionalmente de formación en enseñarles acerca de Dios en su vida diaria? Ministerios entre los jóvenes:¿Quiénes son los modelos presentes de la juventud en nuestra sociedad?

¿Quiénes son modelos diferentes que podamos presentar a los jóvenes de nuestra iglesia y cómo se los podemos presentar?

Ministerios entre los adultos: ¿Cómo diseñaría un nuevo templo de modo que sea formativo intencionalmente y vaya formando a la gente para comprender a Dios de manera que cambie su vida?

Repaso

A manera de repaso, busquen los objetivos que declaramos al principio de esta lección:

¿Pueden ahora…

• Identificar contextos en los que ha ocurrido su educación cristiana?

• Describir los tres niveles de educación cristiana y hacer una lista de las diversas formas en que ocurre la formación?

• Mostrar pasión por la formación intencional en la vida de aquellos a quienes ministran?

Resumen final

Como educadores cristianos estamos trabajando entre personas de edades desde la infancia hasta la senectud. La educación cristiana toma muchas formas y se expande por la vida total.

 

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FINALIDADES DE LA EDUCACION CRISTIANA

FINALIDADES DE LA EDUCACION CRISTIANA

Preparado por: © Revdo. Dr. José Abraham De Jesús

 


I. FINALIDADES GENERALES DE LA EDUCACION CRISTIANA

1. Ayudar al/la creyente a crecer en el conocimiento de Dios en en su identificación con Jesucristo, a fin de que encuentre orientación y el sentido de su vida en este mundo.

2. Guiarles a comprender la Revelación de Dios en sus diferentes formas: como ésta aparece testificada en las Sagradas Escrituras, en los hechos y doctrinas fundamentales de la fe cristiana y en la experiencia diaria de los seres humanos.

3. Poner al creyente en contacto con la problemática de nuestro tiempo, de manera que logre traducir su experiencia en una vida de acción que contribuya a crear un orden social más justo.

4. Lograr que entienda plenamente que Dios es amor, un amor que puede renovar la vida y llevarla a su plenitud, y que el amor en Jesucristo debe traducirse en experiencia compartida con otros de día a día.

5. Llevarle a reconocer que el mensaje cristiano sobre el amor, la justicia, el perdón y la reconciliación tiene pertinencia para bregar con los problemas morales, sociales, económicos y políticos del mundo.

II. EL CONTENIDO DE LA EDUCACION CRISTIANA

A. ¿QUE ES EL CONTENIDO DE LA EDUCACION CRISTIANA?

– todo lo que se enzeña en un proceso educativo y todo lo que el alumno aprende

– la extensión, la gama, la variedad de los tipos de experiencias educacionales

B. DIMENSIONES DE LA VIDA CRISTIANA QUE DEBEMOS APRENDER

1. la dimensión ideológica – todo lo que tiene que ver con el marco teológico de la fe cristiana.

2. la dimensión ritual – todo lo que tiene que ver con nuestras prácticas de culto y adoración.

3. la dimensión experiencial – todo lo que tiene que ver con los sentimientos que se generan en las personas y como sus creencias afectan estos.

4. la dimensión intelectual – la dimensión que provee el marco de aprendizaje a través del cual se dan los procesos racionales. Incluye el conocimiento religioso como un proceso del intelecto.

5. la dimensión efectiva – se refiere al efecto que produce la vida cristiana en los seres humanos.

C. AREAS DEL CONTENIDO DE LA EDUCACION CRISTIANA

1. La literatura Bíblica

2. La memoria común de la iglesia

3. Los rituales y el culto cristiano

4. La doctrina Cristiana

5. La visión y misión del Reinado de Dios

6. Aspectos denominacionales

 

 

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EN BUSCA DE UNA DEFINICIÓN DE EDUCACIÓN CRISTIANA

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EN BUSCA DE UNA DEFINICIÓN DE

EDUCACIÓN CRISTIANA
POR
©Revdo. Dr. José Abraham de Jesús

Derechos Reservados. Prohibida la reproducción sin previa autorización del autor.

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INTRODUCCION

Hay tantas ocasiones en las que nosotros y nosotras nos embarcamos en la realización de una tarea. Tarea que hacemos porque nos gusta y por lo tanto derrivamos satisfacción en su realización. En algún momento hemos recibido entrenamiento especial para ella, en otros, parte solo de nuestra propia intuición, o de lo que hemos visto hacer por tanto tiempo. Cada práctica de una profesión o vocación debe, no obstante, lo bien que creamos que lo estamos haciendo, lanzarnos a una reflexión que nos permita darle un contenido teórico, filosófico y teólogico a la misma. Ello requiere nuestro profundo compromiso con tal práctica, de tal manera que nos lance en su esquematización, a modo de poder servir mejor a aquellos y aquella que intentamos servir.

Es en ese sentido que podemos afirmar que desde nuestra perspectiva latinoamericana, dichos intentos han sido muy escasos, aún cuando reconocemos que se han hecho algunos intentos en diferentes momentos. No obstante, la reflexión que se ha hecho ha sido muy relacionada a proyectos específicos, pero sin un intento de teorizar o de sistematizar, o por lo menos proveer el comienzo de un diálogo abierto que nos permita entender toda la dinámica que se da en los procesos educativos cristianos.

Es por lo tanto, que proponemos la presente definición a fin de que sirva de reflexión para la iglesia y muy especialmente para aquellos y aquellas que laboran día a día en este ministerio, o que se preocupan por estudiarlo.

En lo sucesivo de esta obra, entenderemos Educación Cristiana como:

«el proceso a través del cual la comunidad de fe se concientiza y transforma, a la luz de su relación con Dios en Jesús como el Cristo, que le llama a vivir el amor, la paz y la justicia consigo mismo, con su prójimo y con el mundo; en antelación del Reinado de Dios»

Esta definición ha servido como nuestro marco de referencia durante muchos años en el ministerio educativo. Se origina en trabajos realizados por la Junta de Educación Cristiana de la Iglesia Evangélica Unida de Puerto Rico para la cual trabajamos por muchos años y mas especificamente en el documento de filosofía educativa que logramos crear hace dos decadas.

LA EDUCACIÓN CRISTIANA COMO PROCESO

Podemos entender proceso como el cambio que ocurre por medio de una serie de acciones o eventos. El proceso denota una acción progresiva a través de esa serie de actos o eventos que producirán cambios, rápidos o lentos, pero que llevarán a una cosa nueva o mejorada. Una forma de entender ésto es observar los procesos de la naturaleza, como por ejemplo, una semilla. La semilla tiene la potencialidad de convertirse en el árbol de donde provino, pero eso no se da en un instante. Ello requiere que la semilla sea plantada o tirada en un lugar donde haya tierra y agua. A través del tiempo y los diferentes cambios que se producen en ella, germinará y comenzará su proceso de crecer, y un día nos dará el fruto del cual ella salió. Todo esto tomará tiempo, en algunos casos más que en otros.

La Educación Cristiana entendida como proceso, planifica para que a través de una serie de pasos sistemáticos la gente pueda ser transformada a la luz de las demandas del evangelio. Este cambio no se produce de un momento a otro. Es un cambio sistemático que demanda que el individuo sea retado en los contenidos de su fe y que a la vez entienda la historia de la salvación y la haga suya. Que se apropie de esa historia y que ella se convierta en un poder transformador. Ello va más allá que el puro conocimiento de los contenidos de una creencia en particular o los postulados de una doctrina.

UN PROCESO PARA LA COMUNIDAD DE FE

En muchos momentos se ha pensado en la Educación Cristiana como un proceso para hacer la gente miembro de la iglesia. Se les educa o se les catequiza para que vengan a ser parte de la comunidad de la fe. Otros han interpretado la tarea de la Educación Cristiana como evangelizar a los nuevos miembros, a los niños, a las niñas y a los jóvenes. El objetivo final de este tipo de educación es hacerlos parte de la comunidad de la fe.

En nuestra definición, cuando pensamos en la Educación Cristiana como un proceso no estamos pensando sólo en los miembros nuevos, sino en toda la comunidad de la fe. La educación es un proceso de toda la vida. No puede existir un cristiano que diga que ya no necesita educarse, que no necesita crecer en la fe, o en el conocimiento de la historia, de la teología, de la Biblia, del arte, de la música de la iglesia, del pensamiento histórico y doctrinal de la iglesia o de como la fe ha sido testificada a través de los siglos por seres comprometidos con el evangelio. Es por lo tanto que afirmarmamos que la Educación Cristiana es un proceso que dura toda la vida y que va dirigida a la totalidad de la iglesia, no importa donde ésta se encuentre.

Es ahí donde la educación Cristiana se hace crucial para la comunidad como un ministerio indispensable e impostergable para ella. Entendido en ese sentido, tenemos que afirmar que la iglesia tiene que ser más intencional en su programacion. Tiene que partir de la premisa que todo el programa de la comunidad de la fe es uno que educa. Que existen formas intencionales, como la Escuela Bíblica, (y si ustedes notan es la primera vez que la nombramos aun cuando hace rato estamos hablando de educación Cristiana), el estudio bíblico, el sermón, los cursillos bíblicos, etc., que son parte fundamental de un programa educativo. Pero también existen formas incidentales en las cuales se puede dar el proceso de aprendizaje. Algunos programas de las organizaciones de la comunidad de la fe, aun cuando no tienen unos objetivos educativos trazados sistemáticamente, propenden la educación Cristiana. Algunos de esos programas son debates, discusiones de grupos en las organizaciones, retiros y otros.

LA CONCIENTIZACION DE LA COMUNIDAD DE LA FE

Para nosotros la Educación Cristiana tiene dos funciones básicas, la concientización y la transformación. En este momento nos vamos a concentrar en discutir el concepto de la concientización de la comunidad de la fe.

El término concientización ha sido usado extensamente por el pedagogo cristiano brasireiro Paulo Freire. A tráves de sus obras se puede descubrir la riqueza de este término. Pero mucha más importancia en el diseño de nuevas formas pedagógicas para nuestro contexto latinoamericano.

Freire entiende concientización como:

«el proceso de decodificar la realidad, o sea, desnudar la realidad de tal forma que podamos entender los mitos que forman la estructura de dominación que perpetúa, de tal manera que la gente se disponga a cambiar la realidad en dirección de la humanización.»

Cuando Paulo Freire habla de codificación y decodificación se refiere a lo siguiente, la realidad nos llega a nosotros en formas codificadas. Esto es, en representaciones existensiales de una situación donde sus elementos constitutivos están en interacción y parecen lógicamente aceptables. Esta codificación puede darse como elementos verdaderos o elementos míticos. Los elementos verdaderos son aquellos congruentes con el proceso humanificador. Los elementos míticos son aquellos utilizados como herramienta deshumanizante.

En términos religiosos también existen muchos mitos que nos llegan como parte de la realidad, sólo para nombrar algunos diremos; el mito de que el cristianismo es sinónimo de democracia. El mito de que el único propósito misionero moderno era expandir el cristianismo en América y el Caribe. El mito de que ser humilde es aceptar ser pisoteado. El mito de que la paciencia cristiana es esperar que Dios actúe. El mito de que la iglesia es la única que Dios usa en su plan de salvación. El mito de que la paz es soportar en amor todo lo que se nos haga. El mito de que sólo mi grupo tiene la verdad. El mito de que la vida externa es testimonio de la interna.

La irrupción del Verbo de Dios en la historia marca el comienzo de un despertar a la erradicación de los elementos míticos de la realidad. Jesús como el Cristo se encuentra con un mundo constituído sobre unos principios religiosos antiguos que propendían la perpetuación de un sistema dominado por una clase poderosa, los fariseos, en contra de las multitudes pobres y desamparadas de la sociedad judía. La ley se convirtío en el elemento mítico a través del cual se castigaba a aquellos y aquellas que por razones de las mismas condiciones quedaban atrapados en la encrucijada de la necesidad. El fariseo, al igual que el saduceo; interpretaba, entonces, que su posición era consecuencia de su justicia (entendida en términos veterotestamentarios) mientras que los males y pobrezas de los otros eran consecuencia de su pecado.

¿Qué pertinencia tiene para los educadores cristianos conocer sobre la codificación o la introducción de los elementos míticos de la realidad? Mucha. La educación es básicamente una tarea política. Ha sido de una o de otra manera utilizada para la domesticación de los pueblos, o sea, para hacer que los pueblos respondan a los intereses de las clases dominantes (que por ende controlan los sistemas educativos de los países) y puedan aceptar sus mitificaciones de la realidad. Este proceso que se ha definido como «socialización» (y que es uno de los objetivos universales de la educación) es una tarea política de la educación. Trata de ajustar al individuo para que acepte la realidad tal como se le presenta, sin ser crítico de ella. Y si por casualidad se critican los males de la sociedad, lo hace poniendo la culpa en los desposeídos y no en las raíces mismas de los problemas sistématicos.

La educación Cristiana tiene dos tareas básicas, concientización y transformación. La concientización es un proceso que abarca niveles diferentes, el despertar de la conciencia y la concientización.

El despertar de la conciencia (conciousness) busca capacitar a la gente para distinguir y decodificar la realidad. Implica guiarles para que comprendan lo que hemos descrito como los elementos míticos de la realidad y descubran (por sí mismos y mismas) como estos elementos se manifiestan en medio de las situaciones cotidianas de la vida.

Además, el despertar de la conciencia es una forma de llevar a la gente para que entiendan la bendición de la vida como el regalo más grande que Dios nos ha dado, tan grande que fue autentificada en la resurreción de Jesucristo, y para que pueda obtener una plena satisfacción en ella.

El evento mesiánico que como cristianos postulamos debe tener dos características fundamentales, la humanización y la redención. La humanización, en cuanto que en Jesús como el Cristo se superan las condiciones enajenantes del pecado, y el ser humano viene a ser nuevamente la imagen de Dios. Por otro lado, y tal como lo expresa Filipenses en la Kenosis; Jesús no se afana en ser igual a Dios, sino que por el contrario, se anonada, haciéndose igual a los seres humanos.

En segundo lugar está la redención. La redención o el redimir es liberar al esclavo de los yugos de la esclavitud. Hoy, más propiamente, le llamamos proceso de liberación. Los yugos de la esclavitud siguen presentes, pero se manifiestan en formas totalmente diferentes. Se manifiestan en colonialismo y neo-colonialismo, en injusticia, en pobreza, en explotación, en persecución y desapariciones, en invasiones, en guerras, en experimentación con seres humanos, en discrimen racial, social y económico, en explotación religiosa, en explotación sexual, en ostracismo, y otros. Todas ellas y muchas otras más son marcas de los pecados sociales y políticos de nuestro mundo que en muchas ocasiones se nos pasa a nosotros como parte de la realidad histórica que no debe ser puesta en tela de juicio, pero que son elementos de los cuales nos tenemos que liberar para poder vivir la verdadera humanidad en libertad.

El proceso de concientización no se limita al «despertar de la conciencia», sino que va más alla. A ese segundo nivel le llamamos concientización. Si el despertar de la conciencia es el descubrimiento o es mitificación de la realidad, una vez que la descubrimos tenemos que hacer algo para cambiar las condiciones enajenantes o deshumanizantes que generan. A ese proceso le llamamos praxis.

Praxis es acción. Es el tomar la realidad histórica para transformarla de tal manera que podamos como humanos vivir a la altura que Dios nos reveló en Jesús como el Cristo. Dicha actividad no puede ser caprichosa, sino que es intencional. Tampoco puede darse sin reflexionar sobre ella, o de lo contrario se convertiría en puro activismo. Pero no es el análisis sistemático que ha utilizado la teología contemporánea desde el escritorio de la escuela teológica; esto es academia.

La tarea de la educación Cristiana, así como del mensaje profético de la iglesia es conscientizar al pueblo cristiano para que se re-descubra, a tráves de la Gracia de Dios y la iluminación del Espirítu Santo, cual es su llamamiento en medio de los tiempos y en medio de la historia. Especialmente, ese descubrimiento se hace imprescindible en estos momentos donde nuestro mundo parece haber perdido esperanza de una mañana de resurrección. Tenemos que gritar a voces que nuestro mundo está así, no por voluntad de Dios, sino como consecuencia del pecado systématico de nuestro mundo que enajena, embrutece y empobrece cada día mas a las masas más desafortunadas. Estas vienen a ser víctimas de sus opresores y de sus propios temores. En ese sentido la iglesia tiene una praxis crítica que realizar en nuestro mundo, la praxis liberadora del evangelio. Esa tarea es resultado del despertar de nuestra conciencia y de la concientizacion que como producto de los procesos educativos cristianos podamos realizar a fin de que seamos fieles al evangelio y a aquel que nos ha llamado a reconciliar al mundo con Dios. Y no hay posible reconciliación con Dios mientras no logremos romper las ataduras de esclavitud que nos enajenan de Dios y de los demás seres humanos.

LA TRANSFORMACIÓN DEL SER HUMANO Y LA SOCIEDAD

Hemos dicho que hay dos conceptos básicos en nuestra definición. Uno ya lo hemos tratado, la concientización. El otro concepto es la «transformación.» Si nos preguntáramos qué quiere decir transformar, podríamos contestar; «cambiar de forma.» Sin embargo, esta palabra debe tener un significado mucho más profundo. Para encontrar ese significado recordamos a un teólogo moderno, H. Richard Nieburh, quien en su libro «The Meaning of Relevation,» define transformación como «metanoia.» Y metanoia es: «la revolución permanente que transforma la vida bajo la influencia continua de la iniciativa divina.»

Esa iniciativa para Nieburh es la revelación de Dios. Entonces define revelación como:

«la auto-apertura de Dios es esa revolución permanente en nuestra vida religiosa por medio de la cual toda la verdad religiosa es dolorosamente transformada y todo comportamiento religioso es transfigurado por medio del arrepentimiento y de una nueva fe.»

Esa «Metanoia» es lo que permite el evento de Damasco en el cual Saulo de Tarso es confrontado por Dios y su vida toma un cambio radical. Pero para Saulo poder adquirir el poder de ser discípulo tuvo que haber un Ananías que le explicara, que le abriera los ojos a la nueva verdad. Y hubo un período de estudio para Pablo que le permitió asimilar el evangelio y transformar su verdad religiosa y su comportamiento.

Ese nuevo cambio es el que Jesús le propone a Nicodemo, cuando le dice «tienes que nacer de nuevo.» Y Nicodemo no entendió lo que Jesús le quería decir. Su verdad religiosa como fariseo tenía que ser cambiada y su estilo de vida necesitaba ser transformado. Tenia que comenzar allí donde comienzan los niños de Israel, sin valor social. Pensamos que aunque el Nuevo Testamento no nos da muchos detalles de Nicodemo, después de esa experiencia con Jesús, de alguna forma fue impactado ya que reaparece durante el sepelio de Jesús.

Ahora debemos mencionar que esa transformación es un proceso largo y doloroso. Implica la auto-negación de nuestros deseos personalistas o egocentristas para dar cabida a Dios como el centro de nuestra existensia. No es un cambio que ocurre de la noche a la mañana. Es un proceso doloroso que implica una nueva forma de ver la realidad y nuestra posición humana dentro de todo el plano redentor de Dios.

Pero en esa transformación nosotros somos movidos a transformar la realidad que nos rodea. Esa es una diferencia básica entre este entendimiento y la teología fundamentalista. La salvación que Dios provee tiene para nosotros un carácter universal, o sea, que todo el universo de Dios está tocado por ella y no escapa a su poder transformador. Pensar que haciendo a todo el mundo cristiano vamos a cambiar el mundo es una idea «naive». A lo largo de la historia muchos cristianos han confesado la fe, y han estado en posiciones de poder, pero han usado ese poder para su beneficio o el beneficio particular de su movimiento religioso. Y hay páginas en la historia donde la iglesia ha escrito con sangre de los inocentes su distanciamiento de la voluntad transformadora de Dios.

La única transformación posible es cuando nosotros como cristianos y cristianas comenzamos a vivir el amor, la paz y la justicia. Y para describir esto necesitaríamos otro libro más. Dios nos llama como hijos e hijas suyos a vivir el amor con nuestro prójimo, con el mundo y con nosotros mismos. La única posibilidad de transformación de la realidad que nos rodea es a través de una metanoia colectiva y de una praxis del evangelio de Cristo.

La educación Cristiana tiene que proveer los medios a través de los cuales dicha transformación pueda ser efectiva. Nos parece que el énfasis que se le ha dado a la educación Cristiana en los Estados Unidos esta caracterizado por un concepto de que la educación Cristiana es para los niños. Los adultos de la iglesia adoran, los niños toman educación Cristiana. Una de las sugerencias básicas de los investigadores en el campo del desarrollo de la fe es que es crítico el que los adultos (Jóvenes, Jóvenes Adultos y Adultos) estén sometidos a procesos educativos específicos a fin de que puedan ser transformados.

Esto plantea una enorme responsabilidad en los educadores cristianos, puesto que tienen en sus manos el poder de un ministerio que Dios les ha dado para ser instrumentos en ese proceso de concientización y transformación, para poder entender como esta con ellos «aun tierra de extraños», y como ellos y ellas pueden hacer de esta sociedad una sociedad menos racista, menos secular, más justa y más humana.

Por último queremos afirmar que si esperamos que el Reinado de Dios venga, como afirmamos en el Padre Nuestro; somos nosotros los que hemos sido llamados a hacer ese Reinado posible. Los políticos no lo van a hacer, las corporaciones no lo van a hacer, lo tiene que hacer la iglesia de Cristo. Es nuestra tarea como hijos e hijas del Rey de los Reyes.

 

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