Archivo de la categoría: DRAMAS

Repara Corazones

Repara Corazones

Por:
Christopher Garcia Peñaranda (

Una persona va caminando por una calle, feliz con su corazón, donde existe un
letrero que dice: “SE REPARAN CORAZONES” y hay una persona detrás. Y mira que su
corazón está sano y dice que no necesita al repara corazones.

Entra una
persona y le quita el corazón empieza a jugar con él y saca unas tijeras y le
hace un corte y lo tira al piso.

La persona recoge el corazón muy triste
y lo lleva al reparador quien con una cinta adhesiva parcha el corazón
cortado.

Sale de la reparadora y nuevamente está feliz.

Ahora
vienen dos chicas que le llaman y él va y les entrega su corazón y ambas
empiezan a jugar con él y cada una le hace un corte, se ríen y lo botan y se
salen de ahí.

Nuevamente va donde reparan corazones y vuelve a pegarlo
con cinta adhesiva.

Está feliz, pero entra una persona y le ofrece
cambiar el corazón por una botella. Y accede, pero cuando esta tomando la
persona le corta el corazón y se lo devuelve, él esta un poco triste. Luego
entra otra persona y le ofrece dinero por el corazón y éste accede y mientras va
guardando el dinero en su bolsillo la otra persona vuelve a cortarle el corazón.
Entra otra persona y le muestra un espejo a cambio del corazón y acepta. Y al
final el se da cuenta que su corazón tiene muchas heridas y va al reparador de
corazones quien ve el corazón y dice que no puede arreglarlo y le hace otro
corte y se ríe bota el corazón y se sale.

Ahí entra otra persona con su
Biblia y le empieza a hablar y le cambia el corazón por otro nuevo y se van
contentos.

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Como un rallito de sol – Poema para niños

Como un rallito de sol – Poema para niños
Escrito por Evelyn Omaña  Una suave claridad
me despertó esta mañana
era un rayito de sol
que llegó hasta mi ventana.

Abandonando mi lecho,
miré hacia la lejanía,
y contemplé al Astro Rey,
de donde el rayo venía.

Comprendí que, sin el sol,
la vida no existiría,
pues, sin su luz y calor,
todo el mundo moriría.

Más fue el rayito de sol,
que llegó hasta mi ventana,
quien trajo luz y calor
desde la fuente lejana.

Quiero ser como ese rayo
que atraviesa la distancia,
y saltando los abismos
sitios lejanos alcanza.

Quiero ser útil al mundo
dando luz y el calor,
que irradia el Sol de Justicia,
que es Jesús mi Salvador.

Quiero llevar esa vida
que brota del Salvador,
hasta la triste ventana
del corazón pecador.

Quiero mostrar a los hombres,
de Jesús, el gran amor
quiero brilla para Cristo
como un rayito de sol.

¡Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”. Mateo 5:16

Nota: Este poema llegó a mis manos junto con otros poemas escritos por Pedro Héctor Rodríguez. No conozco al autor pero en el poema se encuentra la siguiente aclaración: Este poema fue compuesto para ser declamado por mi hija Lily, en su investidura como “Rayito de Sol”, en la Iglesia Adventista del Séptimo Día de Colón, Cuba. Ocurrió en 1975, cuando ella tenía ocho años de edad.
¿No les parece maravilloso que podamos usar esta hermosa inspiración de un padre tan especial a quien seguramente Dios ha usado para impactar la vida de su hija? Gracias Hno. Pedro desde lo profundo de mi corazón y dondequiera se encuentre que Dios le bendiga.

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¿Cómo Crecen las Flores? – poesía para niños

¿Cómo Crecen las Flores? – poesía para niños

Paseando esta mañana
por mi bello jardín
vi flores perfumadas
Y de
colores mil.

¡Cómo crecen las flores?
curiosa pregunté;
y mi madre
amorosa
contestó: “Ven, y te lo diré”.

Yo, muchas semillitas
en el
suelo sembré.
Vino la fresca lluvia
a regarlas después.

Del sol los
tibios rayos
la tierra calentaron
y a cada semillita
raíces le
brotaron.

Después al otro extremo
le crecieron hojitas
y pronto
aquella tierra
se cubrió de plantitas.

Todas fueron creciendo
y
pronto, con orgullo,
ostentaban alegres
muchos lindos capullos.

Una
alegra mañana
los capullos se abrieron
y cubiertas de flores
las
plantitas se vieron.

¿Ves qué maravilloso
es el poder de
Dios?
Hizo semillas y planta,
el capullito y la flor.

Sí, mamita, y
ahora
siempre al ver una flor
veré en ella una muestra
del poder del
Creador.

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Drama – Una manta para un rey

Drama – Una manta para un rey | |

Esta hermosa historia de Navidad llegó a mis manos hace muchos años.
Su contenido es precioso y se puede utilizar para representar durante las
celebraciones navideñas en la iglesia.

HISTORIA

Aarón y Sara no podían dormir. Los rayos de la refulgente estrella brillaban
en su ventana y cruzaban la cama del niño. Llenos de admiración, observaban su
misterioso resplandor.

La casa estaba tranquila. La posada, en el piso de abajo, desde hacía rato se
hallaba atestada de cansados viajeros. Los padres de los niños estaban
profundamente dormidos. Súbitamente se oyeron unos fuertes golpes en la puerta
de la calle.

-¿Quién podrá ser? – preguntó Sara.
-¿Cómo puedo saberlo? Llamaré a papá-
dijo Aarón, dirigiéndose a la otra habitación.

Después de despertar a su padre, Aarón y Sara se acercaron a la ventana para
ver y oír mejor.

– Pero les estoy diciendo que no hay lugar – protestó el padre de
Aarón.
-Usted no entiende, rogaba el viajero, mi esposa está por tener un
niño- añadió mientras hacia gestos señalando a la mujer que estaba sentada en el
burrito.

-¡Un niño! – susurró Sara.
-Shhhhh- advirtió Aarón.

De todos modos, no puedo ayudarles. No hay ni una sola habitación – dijo el
posadero cerrando finalmente la puerta. La solitaria figura saludó. Luego se dio
vuelta lentamente para irse.
Aarón y Sara corrieron hacia las escaleras.

-¡Padre el estable! ¡Ellos podrían quedar en el establo – gritó
Sara.
-¿Qué es esto? ¿Qué hacen los dos fuera de la cama.
-Ellos podrían,
padre – insistió Aarón con tranquilidad. Será mejor que nada.
-Bueno, de
acuerdo.

El posadero abrió impacientemente la puerta y llamó a los viajeros.

-¡Eh, ustedes, pueden quedar en el establo si lo desean.
-¡Gracias,
gracias!
– Es usted muy amable – contestó el hombre, y tomando las riendas
guió al burrito detrás de la posada.

El padre de los niños los urgió a volver a la cama.
-Ese hombre no debería
viajar con su esposa en esas condiciones – murmuró.

La noche estaba tranquila, la estrella estaba brillando sobre Aarón y Sara.
Ahora estaban demasiado excitados como para dormir.

-¿Crees que el niño
nacerá esta noche? – preguntó Sara.
-Sigues haciendo preguntas tontas. ¿Qué
se yo de niños? – replicó Aarón mientras se daba vuelta en la cama.

-Me
imagino que estará horriblemente oscuro en el establo- insistió su
hermana.
-Sí, – asintió Aarón. Durante un momento quedó pensando, ¿crees que
debiéramos llevarles una lámpara?.
-¡Oh, Aarón, pienso que es una magnífica
idea. Hay una colgada en la puerta de atrás – dijo Sara saltando de la
cama.
-Ya se, ya se – confirmó Aarón y comenzó a ponerse el abrigo-. ¿Quieres
venir conmigo?
-¡Seguro! ¡Quizá el niño llegó ya! Y yo quiero verlo.
-De
acuerdo. Pero quédate quieta, eh, o despertaremos a papá otra vez.

Aarón descolgó la lámpara y con grandes pasos cruzó la parte de atrás en
dirección al establo. Se asomaron por la puerta. El hombre alto estaba apilando
heno en una esquina. Se dirigieron a él.

– Bueno, ¿quienes son ustedes?- preguntó.
-Mi nombre es Aarón. Mi padre es
el posadero. Esta es Sara, mi hermana.
-Encantado de conocerlos. Yo soy José,
y esta es mi esposa María.
-Diles que entren,  José – indicó María.

Aarón colgó la lámpara en un clavo. Una vaca se dio vuelta y movió la cola,
mirando con ojos adormecidos a los intrusos.

– Pensamos que ustedes necesitarían algo de luz – dijo Sara.
-Es cierto.
Ustedes son muy buenos – agradeció María, tendiendose en la cama que José había
preparado para ella.
– ¿No es muy tarde para que ustedes estén levantados? –
preguntó José.
– No podemos dormir. Está esa estrella grande y brillante, la
más grande que alguna vez hayamos visto… ¡Sí, allí está! – exclamó Sara,
señalando hacia la puerta-. Brilla directamente en nuestros ojos.

María y José se miraron y sonrieron.
-¿Cuándo llegará el niño? – preguntó
Sara, acariciando una de las ovejas.
– Pronto. Muy pronto – contestó María
con una sonrisa.
-Bueno, mejor nos vamos – le dijo Aarón a Sara.
-Dios
bendiga a los dos – sonrió María.
-Y muchas gracias por la lámpara – agregó
José.

Los niños regresaron a sus camas. Todavía el sueño no venía.
– ¿Sabes?,
me parece que no está bien – dijo finalmente Sara.
– ¿Qué no está bien?

Nosotros aquí, tan abrigados, y ellos allá afuera en el establo.
– No podemos
ayudarle; todas las habitaciones están llenas.
– Ya lo sé. Pero ¿no crees que
el niño tendrá frío?
– ¡Ya te dije, yo no sé nada de niños!
– Toman frío
con mucha facilidad. Yo lo sé.
– ¿Pero qué podemos hacer?
– Podemos
llevarles una manta para que el niño esté abrigado.
– No, esta noche no
podemos. Escuché a mamá decir que están usando todas las mantas que tienen –
replicó Aarón. Luego cerró los ojos y trató de dormir.
– ¿Sabes una
cosa?

– ¡Oh! ¿Ahora qué?
– Le podemos dar nuestra manta.
– ¿Qué?
Entonces no tendremos ninguna – dijo Aarón, levantando su frazada para cubrirse
hasta el mentón.
– Pero por lo menos tenemos una cama. El niño ni siquiera
tiene una cuna.
-Aarón consideró la idea por un momento. Miró hacia arriba, a
la brillante estrella. Sara estaba silenciosa, esperando.  El sabía que la
desición era suya.

En eso un grito atravesó la noche. No era una oveja, ni un cordero. No era
parecido a ningún sonido que ellos hubieran escuchado antes. Sara saltó de la
cama.
– ¡El niño! ¡El niño! ¡Ya llegó! ¡Está aquí!
– ¡Shhhhh! – ordenó
Aarón. Tomando la manta, él y Sara bajaron las escaleras otra vez.

Cuando llegaron al establo, José estaba inclinado sobre María. Luego se dio
vuelta, levantando un pequeño bebé. Sonrió.

-¡Pasen, pasen! – insistió, presentándoles al bebé para que lo
vieran.
-José – rogó María -, ¡dámelo! Debo ponerle algo de ropa.

Los niños observaron mientras María envolvía al bebé en largas tiras de tela.
José llenó un pesebre con heno fresco y limpio.

– ¡La manta, Aarón! ¡La manta! – urgió a su hermano.
– Aquí está. Se la
trajimos para el bebé – dijo Aarón extendiendo la manta de color
ladrillo.
-Gracias, Aarón.

María tomó la rustica manta de lana, y envolviendo con ella suavemente al
bebé, lo ubicó en el pesebre. Cerca de allí el burrito entrecerró sus pesados
párpados, sin dejar de observar la escena.
Sara se inclinó sobre el pesebre
para ver más de cerca al niño.

-¿Cómo lo llamarán?
– Jesús – replicó María rápidamente.
-Jesús –
repitió Sara con voz suave-.
-Es un hermoso nombre. Un día será Rey- dijo
José.
– José. No deberías… – protestó María.

Aarón y Sara se miraron intrigados. Luego regresaron a su habitación. Otra
vez en su cama Aarón y Sara sentían frío al no tener nada para cubrirse. Sara se
acercó más a su hermano. El no la apartó. Al tratar de darle calor a ella, él
mismo entraba en calor.

A los pocos días, cuando María se sintió más fuerte, ella y José se
preparaban para partir. Aarón trajo el burrito del campo. María dobló la pequeña
manta y se la devolvió a Sara.

– No – dijo Sara – es para el bebé.
– Gracias – sonrió María y envolvió a
Jesús en la rústica manta roja. José la ayudó a subir al burrito. María inclinó
el bebé para que Sara pudiera verlo por última vez. Aarón estrechó las manos de
José, y la pequeña caravana salió en dirección al camino.

Aarón y Sara
se sentaron en el umbral de la posada, observando las figuras que se
empequeñecían más y más. Siempre un pedacito de la manta roja alcanzaba a verse
moviéndose con la fría brisa.

Detrás de ellos los niños escucharon a su madre bajar las escaleras.

– ¿Dónde está mi manta de lana? Si han estado jugando a la carpa con mi mejor
frazada…

Aarón y Sara se miraron y sonrieron. Entonces Aarón habló.

– No hicimos una carpa con ella, madre. Se la dimos a un Rey.

 

 

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La Madre y proverbios 31

La Madre y proverbios 31

La Madre y proverbios 31

Participantes: 2 Masculinos 3 Femeninas

(todas las entradas y salidas deben ser hacia el lado izquierdo, excepto al final de la historia)

MADRE — (entra usando un delantal con pechera, cruza el podio, sumergiendo las manos en un lavaplatos imaginario)

PADRE — (entra con la Biblia abierta) Cariño, ¿puedo hablarte un minuto?

MADRE — Esto tiene que ser muy importante para ti, para que interrumpas tu tranquilo tiempo mañanero. Sí, lo se! Venías a ayudarme a preparar los platos.

PADRE — Sigue soñando. No, realmente, yo sólo quería hablarte acerca de lo que estaba leyendo en Proverbios 31.

MADRE — Sí, ¿no es interesante?

PADRE — ¿Interesante? Entonces, ¿tú sabes de lo que te hablo?

PADRE — Sí, es interesante que Salomón habla acerca de las rameras y adúlteras a través de todo Proverbios, pero esperó al final del capítulo para hablar acerca de la esposa y la mujer ideal. Es justamente como un hombre.

PADRE — Bueno, tú tienes que admitirlo, esta mujer de Proverbios 31 realmente lo tiene todo. Tú sabes, pudieras tomar algunas lecciones de ella.

MADRE — ¿Tú quieres decir de la parte acerca del hilado de la lana y el lino, o sobre la parte de hacer cintas?

PADRE — Mira, ahí es a donde tú debes ir, tener la visión de los hombres más sabios que han vivido.

MADRE — Oh, ya se! Tú interrumpiste tu tranquilo tiempo para venir a aquí para hablarme acerca del versículo que dice: “Sus hijos se levantan y la llaman bienaventurada, y su marido también la alaba.”

PADRE — Bueno, no exactamente. Tú sabes, tú realmente debías….(señ ala a la Biblia)

JUAN — (entra descalzo, interrumpe) Mami, ¿has visto mis zapatos de fútbol?

MADRE — Uno está debajo de tu cama. El otro está en el cesto de ropa. Exactamente está en la secadora.

JUAN — ¿Tu arreglaste el hueco que había en mis medias de fútbol?

MADRE — Sí, están en la gaveta de las medias.

JUAN — (sale) Okey.

PADRE — Ahora, como te estaba diciendo….

MADRE — Espera un minuto.

PADRE — ¿Por qué?

MADRE — El no me preguntó por sus espinilleras.

JUAN — (entra) Mami, ¿no has visto mis espinilleras?

MADRE — (sonríe) Tú las dejaste en el asiento trasero del carro después que practicaste ayer.

JUAN — (sale) Okey, me las pondré camino al juego.

PADRE — Ahora, como te estaba diciendo….

ALLY — Mami, ¿tú me recogiste mi vestido rojo de la secadora?

MADRE — Está colgado en la parte izquierda de tu closet.

ALLY — (sale corriendo) Oh, qué bueno.

PADRE — Ahora, acerca de la mujer ideal. Salomón habla acerca de…..

MEL — (entra) Mami, ¿ya me le hiciste el dobladillo a los pantalones azules? Todas las muchachas estarán usando pantalones en la reunión de jóvenes de hoy.

MADRE — Sí. Están en la mesa de coser.

MEL — (sale corriendo) Oh, que bueno.

MADRE — Mientras tú estás ahí…..Oh, bueno, ella regresará. ¿Qué me decías….?

ALLY — (entra) Mami, no está en mi closet.

MADRE — En la parte izquierda.

ALLY — (saliendo) ¿Por qué no me dijiste el otro lado?

MEL — (entra) Mami, ¿has visto mi blusa blanca, tú sabes la que tiene…..?

MADRE — Está en la tabla de planchar, exactamente al lado de la mesa de coser. Está planchada ya.

MEL — Oh, que bueno. (Vuelve, regresa) A propósito, mami, tú tienes que ayudarme con mi proyecto de ciencias en algún momento hoy. No quiero molestar con eso mañana.

MADRE — Chequea en la computadora. Justamente bajé de Internet una propuesta de proyecto de ciencias similar al tuyo. Podemos usarlo para ayudarnos con la redacción, estilo y fraseología de tu propuesta.

MEL — Oh, que bueno. (sale)

MADRE — Okey, ¿qué estabas diciendo acerca de Proverbios?

PADRE — (cierra la Biblia) Nada. Puede esperar. A propósito, ¿por qué dice Melissa que no quiere molestarte con su proyecto de ciencias mañana?

MADRE — Tenemos reservación en el Anthony exactamente después de la iglesia mañana, ¿recuerdas?

PADRE — ¡Es el Día de las Madres mañana! Si, escucha. Cariño, justamente he recordado que tengo algunas compras que hacer. Te veo más tarde (la besa en la mejilla, y sale)

ALLY — (entra) ¿Alguien dijo que iba de compras? (grita al Padre) Papito, espérame. Voy a las tiendas contigo.

MADRE — (saca $5 del delantal, los sostiene sobre el hombro)

ALLY – Mami, ¿puedo llevar algo de la pensión? (ve el dinero, lo toma, y sale) Oh, gracias. Nos vemos.

MEL — (entra, gritando) Papito, espera.

MADRE — (saca $5 de su delantal, los sostiene sobre su hombro)

MEL — Mami, ¿puedo tomar dinero? Oh, fenomenal!. (Sale)

JUAN — (entra) ¿Es realmente el Día de las Madres mañana?

MADRE — (saca $5 de su delantal, los sostiene sobre su hombro) Sí, toma.

JUAN — (toma el dinero) Oh, gracias, Mami. (grita) Papá, espérame. Voy con ustedes. (Sale)

MADRE — (grita) No lo olvides, tienes un juego de fútbol al mediodía. Saca la chequera del delantal y la sostiene sobre su hombro.

PADRE — (entra) Cariño, ¿has visto la ….(toma la chequera). ¿Qué podría hacer yo sin ti? (la besa en la mejilla, y sale)

MADRE — (se seca las manos en el delantal, sonríe y sale) Yo no se. Chequearé lo que dice Proverbios 31.

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Ya se acerca el Día de la

Ya se acerca el Día de la
Madre
y debes estar
pensando en que hacer o que regalarle a esa persona que siempre esta al
pendiente de nosotros.

Sin embargo, muchas veces, sin querer, hacemos que ese día se
convierta en uno no tan agradable
para nuestras queridas madres, por lo
tanto ten en cuenta los siguientes consejos de manera tal que no cometas errores
que lamentes después.

  • Recuerda que es el Día de la Madre, no el tuyo, por lo tanto las
    actividades del día las debe escoger la agasajada y, ojo, no se valen los
    chantajes para que al final se haga lo que tí quieras, este es el día de ella y
    se hace lo que ella diga.
  • Al momento de pensar en regalos, no pienses
    en refrigeradoras, lavadoras, licuadoras, u otro artefacto para el hogar, la
    idea es que le regales algo para ella, no para que lo use para el resto de la familia. Este tipo de regalos se los puedes hacer en
    cualquier ocasión, no para el Día de la Madre, porque le estás diciendo: te
    regalo la lavadora para que laves mejor mi ropa, te regalo la licuadora para que
    me hagas mas jugos, ¡olvídalo!
  • No hagas que tu mamá se ponga a cocinar en ese día, ella seguro lo hace
    todos los días; sorpréndela cocinando tú pidiendo ayuda a tu papá o
    hermanos, o ahorra el dinero de tus propinas y llévala a comer a un lindo
    lugar.
  • El día de las madres es
    para pasarla con ella, no te vayas de paseo con tus amigos o a la playa,
    no se vería bien que dejes a tu mamá sola en su día, sobre todo por el hecho de
    que la dejes ese día en el que lo único que quiere es pasarla contigo y con los
    seres que ama.

Aunque te parezca absurdo, estas cosas llegan a pasar, por lo que es
importante que las tengas en cuenta para que el día de las mamis sea el mejor y
sobre todo para que ella la pase estupendo y sea engreída por la persona
tan especial que es.

Sí es cierto que muchas veces nos podemos pelear con ella, pero sabemos
bien que esa persona es la que siempre está a nuestro lado cuando estamos en
problemas, así es que sólo hay que engreírlas y darles lo mejor, porque se lo
merecen.

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