Materiales:
una pequeña cesta u aro de baloncesto/basketball, utilizado para niños y que se
puede pegar en alguna pared o incluso en un tablero de corcho o madera.

Una
pelota mini de basket, si puedes conseguir
más de una, ¡mejor!. Pistolas de agua, silbatos, espanta suegras, linternas y
todo lo que sirva para hacer ruido y estorbar.

Participantes:
2 o más jovenes voluntarios. Y el resto serán los expectadores y fanáticos

Puedes
iniciar diciéndoles que hoy habrá ShowTime o espectáculo, que se imaginen que
estan en un famoso Forum o Gimnasio para un espectacular concurso de Basketball,
y tienes a los mejores jugadores de la temporada, y presentas a los
participantes.

Cada
jugador debe tratar de encestar la mayor
cantidad de veces en 30 segundos (puedes hacerlo hasta en 1 minuto, depende de
cuanto tiempo tengas), la primera vez ambos judadores lo harán con el apoyo de
los presentes, que te aseguro que lo incentivarán a encestar. Anota cuántos
aciertos tuvo cada uno.

La
segunda vez cada uno intentará lo mismo pero en esta ocasión, le habrás
entregado a los expectadores, las pistolas de agua, los silbatos, linternas,

Anota
los aciertos de cada uno, que seguramente serán menos que en el primer
intento.

Entrégale
un premio (pastillas, dulces,un minitrofeo o cualquier detallito) para el “mayor
anotador”.

Esta
dinámica te puede ayudar a presentar una enseñanza, sobre cuál es el efecto de
las distracciones, con preguntas cómo: ¿Qué pasó en el segundo intento? ¿Por qué
no fueron tan efectivos como en el primer intento?, ¿qué causó que fallarán
tanto en la segunda vez?.

¿Cuando
pudieron lograr mejor el objetivo?. Llévalos a aplicar esto a nuestra vida
espiritual, cuál es nuestro objetivo?, ¿cuáles son las distracciones que
entorpecen el lograr nuestro objetivo? ¿quién no quiere que nosotros logremos
nuestros objetivos, metas, ministerios, llamados?

Haz
que el grupo saque las conclusiones de la experiencia: el diablo es el padre de
las distracciones, y trata de entorpecer nuestra labor como cristianos,
enviándonos distracciones, que si no las sabemos detectar, caeremos en ellas y
fallaremos.

Dios
nos ha llamado y quiere cumplir su propósito en nosotros, y nosotros no debemos
distraernos de nuestro propósito con distraciones vanas o pecaminosas.