“Los fariseos hipcritas presentaron un espectculo a la audiencia equivocada. Las ofrendas deben darse en alabanza a Dios, por su gracia y amor, no por el aplauso del pblico”.
Los cristianos debemos tener presente que debemos alabar y glorificar a Dios en todo lo que hacemos. Cualquiera que sea nuestra actitud, recordemos que es por el Seor que actuamos de esa manera. Cuando tratamos de agradar a los hombres, nuestra recompensa est aqu. Y sabemos que nada est bien cuando esperamos algo de los hombres.
Cuando nuestra esperanza est puesta en Dios, podemos estar seguros de que la respuesta es cierta, que el cumplimiento de nuestros sueos est asegurado, que las bendiciones celestiales abundarn.
Los fariseos traan sus ofrendas acompaadas de mucha publicidad. Queran ser vistos por hombres. La enseanza del Seor es diferente. Usamos nuestras ofrendas para bendecir a la iglesia, para apoyar a un misionero en su obra de amor, para ayudar a los necesitados en su vida diaria, para llenar el corazn del Seor Jess con gran gozo. Mejor que ser aplaudido por los hombres es escuchar en el fondo de nuestra alma: “Bendito de mi Padre”.
Cul es su motivacin para entregar su ofrenda de gratitud?
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