Lo peor que le puede pasar a un cristiano es sentirse como en casa aqu en la tierra”.
Este no es nuestro hogar, debemos entenderlo. Somos ciudadanos del Cielo y solo estamos de paso por este mundo. Somos peregrinos con una misin. Dios nos ha seleccionado para predicar el Evangelio, para testificar de las maravillas del Seor, para llevar vidas perdidas a la salvacin.
Qu gran bendicin es saber que el Dios de poder nos ha elegido. Con todas nuestras faltas y pecados, confi en nosotros. Somos hijos del Altsimo, seremos recibidos, despus de cumplir nuestra misin, con un “venid bendecidos por mi Padre”. Y, despus de ser recibidos en los brazos del Seor, viviremos con l por toda la eternidad.
Este no es nuestro hogar. Aqu no est nuestra verdadera felicidad. Por supuesto, mientras estemos en este mundo, tendremos alegra y experimentaremos una vida abundante y victoriosa.
Despus … Y qu estimulante es saber que habr un despus, en las moradas celestiales. All nuestra felicidad ser completa.
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