Un ateo le dijo a un amigo: “Me fui a vivir a un lugar donde no haba iglesias ni Biblias. Un lugar as me pareca como el infierno que yo siempre dije que no crea en su existencia”.
Es as mismo! Vivir sin Dios, sin la presencia de Cristo, sin bendiciones celestiales, incluso para los que no creen, es muy tedioso. El ambiente probablemente sea triste, solo en Dios tenemos el verdadero gozo. Ante los problemas, la esperanza es nula; solo en Dios tenemos la fe que nos motiva. En las relaciones, la convivencia es difcil: solo Dios es amor y solo en l conocemos el amor verdadero.
No podemos escapar de la presencia del Seor. l est donde estamos y si tratamos de ignorarlo, la vida no tiene sentido y sin ningn placer. Nuestros sueos, incluso si se cumplen, no nos darn alegra. Solo en Dios encontraremos la felicidad que tanto buscamos.
El ateo trat de huir de Dios y encontr el infierno. Es mejor buscar a nuestro Seor Jesucristo y conoceremos el cielo incluso mientras estemos vivos. Y esta experiencia de felicidad nos acompaar por toda la eternidad.
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