En una tienda de ropas, una cliente pregunt al gerente: “Dnde est Rosa? Est enferma?” “No”, “ella se fue”. “Y el seor ya contrat otra? Tengo una amiga que est necesitando de colocacin”, dijo la cliente. “Ella no est haciendo falta y, por eso, no habr ninguna contratacin”, contest el gerente.
Es muy triste cundo descubrimos qu no hacemos falta! El hijo de Dios transforma el ambiente, deja sus marcas, hace la diferencia en un ambiente obscuro. Es imitado, admirado, elogiado por todos que lo conocen. Y se deja algn lugar, todos lamentan, todos sienten su falta.
Los hijos de Dios son aquellos que oirn el “siervo bueno y fiel”, el “benditos de mi Padre”, “sers una bendicin”.
Cuando alguien nos dice que no hacemos falta, o que nadie se importar con nuestra partida, es hora de que coloquemos nuestras vidas en el altar de Dios y preguntar, “lo que debo hacer”. Es hora de tener la vida renovada por el Espíritu y comenzar a caminar segn la voluntad soberana del Seor Jess.
T haces falta en el lugar donde est?
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