En nuestra divertida ilustración, encontramos una hermosa lección. En el mundo oscuro en el que vivimos, donde las sombras parecen estar por todas partes, podemos iluminar cualquier ambiente con nuestro testimonio de vida cristiana. No hay oscuridad que no desaparezca cuando se acerca la luz de Cristo. No hay pecado que prevalecerá cuando una vida espiritual transformada por el Espíritu de Dios lo confronte. No hay mal que se establezca en un lugar en el que habite el amor de Dios.
Cualquier valle de sombras se vuelve más brillante que un día soleado, cuando Dios está presente. Todo llanto se detiene cuando el gozo del Señor se acerca y dice: hola. Todo temor a la muerte desaparece cuando, a través de Jesús, entramos por las puertas de la vida eterna.
¿Sigues caminando en las sombras o ya has encendido su luz?
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