Un ciego se enter de la necesidad de tener misioneros en un lugar necesitado. Apareci en el cuartel general de la misin ofrecindose para ir. El lder de la misin, mirndolo, le pregunt: “Y cree que puede ser un misionero estando ciego?” El candidato respondi: “Tiene alguien ms que quiera ir, con la visin perfecta?” “No. Pocos estn dispuestos a dejar la comodidad de sus hogares, familiares y amigos, para ir a un lugar desconocido donde no tendrn nada de esto”, concluy el lder misionero.
La obra de Dios es para todos: los que pueden ver y los que no. Depende del amor al Seor, la voluntad de servir, la pasin por los perdidos. El Seor los llama a todos: “Venid a m”. El hombre agradecido se presenta y dice “aqu estoy”.
Muchos no entienden por qu un hombre sin pierna, sin brazo, ciego o con cualquier otra discapacidad quiere ser misionero y hacer la voluntad del Seor. Pero la razn es obvia: pocos responden al llamado del Cielo. Pocos comprenden que hemos venido al mundo exactamente para dar testimonio de la verdad. Y la Verdad es Cristo! Y si no testificamos, cmo se encontrar a los perdidos? Cmo encontrarn los tristes gozo y felicidad en Dios?
Vivimos tiempos de angustia en todo el mundo. A quin le importa esto? Quin quiere unirse al ejrcito del Dios Todopoderoso? Quieres?
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