titeres/ Un niño comparte su fiambre con Jesús

Un niño comparte su fiambre con Jesús

por Puppet Resources

 PERSONAJES :
– JESÚS
– FELIPE
– ANDRÉS
– ANDRESITO
– MAMÁ DE ANDRESITO
NARRADOR: ¡Hola! queridos amiguitos, hoy día les voy a contar una hermosa historia. Se trata de
niñito que le regaló su fiambre a JESÚS.
ESCÚCHENLA CON ATENCIÓN.
ANDRESITO: Mamá, que alegría siento cada vez que puedo escuchar a Jesús, quisiera estar siempre
a su lado.
MAMA: Es cierto hijito, pero recuerda, es necesario que estés aquí en la casa y nos ayudes,
sobre todo a tu papá, que se pasa todo el día trabajando muy duro.
ANDRESITO: Mamá, quisiera rogarte que papá y tú me dieran permiso para ir a ver a Jesús. Estará
muy lejos en el lago de Tiberias. Quisiera oírle predicar. Fíjate que el otro día dijo
que el reino de los cielos era de los niños y que todos los que quieran entrar en él,
tienen que ser como niños.
MAMA: Yo creo que tu papá estará encantado que vayas, pero yo me preocupo por la
distancia, pues a lo mejor te puede suceder algo malo. Mejor no vayas hijito, Jesús ya
volverá por aquí otra vez.
ANDRESITO: Te ruego madre mía déjame ir, soy tan feliz de oír a Jesús cada vez. Te lo suplico por
favor.
MAMA: Bueno hijito, creo que no te podré convencer, pues bien voy a preparar tu fiambre. Te
haré cinco panes de cebada y dos pececillos. ¿Qué te parece?
ANDRESITO: Gracias mamacita, me haces tan feliz. ¡Ahora podré estar otra vez al lado de Jesús!
¡Viva! ¡Gracias mamita linda! Te prometo que me portaré muy bien.
NARRADOR: Amiguitos: ¿Les gusta a ustedes cuando su mamá les prepara un rico fiambre? Pues
bien sigamos con nuestra historia, la mamá de Andresito ya tiene listo su fiambre,
veamos:
MAMA: Aquí está tu fiambre y que Dios te acompañe hijito mío.
ANDRESITO: (Dándole un fuerte abrazo y un beso a su mamá) Volveré pronto y te contaré las
lindas historias que nos cuenta Jesús.
NARRADOR: Andresito muy contento salió de su casa llevando tan apetitoso fiambre, pero su
alegría era mayor al saber que podría oír otra vez a Jesús. Cuando llegó al lugar
donde estaba Jesús, había muchísima gente y también otros niños que habían ido con
sus padres y demás familiares. Jesús predicó, enseñó y realizó muchos milagros de2
sanidad ése día, era algo muy grandioso ver a los cojos andar a los ciegos ver, y a
todos los enfermos ya libres de sus dolencias, era un día de alegría y gozo.
Pero algo que dejó muy sorprendido a Andresito fue el siguiente diálogo entre Jesús y
sus discípulos, pues estaba muy cerca de él.
JESUCRISTO:(Dirigiéndose a Felipe) Veo que la gente tiene hambre y sobre todo los niños, pues
han estado todo el día con nosotros y el lugar es desierto. ¿De dónde compraremos
pan para que coma toda esta gente?
FELIPE: ¡Oh Señor! Hay tanta gente que el sueldo de doscientos días de trabajo de un obrero
para comprar pan no alcanzaría ni siquiera para que cada uno coja un bocado.
ANDRESITO: (Que ha estado escuchando muy atento éste diálogo toca el hombro de Andrés.). Oiga,
señor, me parece que necesitan comida, mire yo tengo aquí mi fiambre. Si Jesús lo
necesita yo se lo doy todo, son cinco panes y dos pececillos.
ANDRÉS: ¡Señor! Aquí está un muchacho que quiere regalarte su fiambre, tiene cinco panes de
cebada y dos pececillos. ¿Pero qué es esto para tantos?
JESUCRISTO:(Recibe el fiambre y se dirige a sus discípulos) Díganle a la gente que se siente y se
agrupe de cincuenta en cincuenta. (Tomando los alimentos) Gracias oh Padre por
éstos alimentos, multiplícalos Señor, y que sirvan para nutrir a todo este pueblo y
bendice Señor a Andresito por regalarnos su fiambre.
NARRADOR: Jesús repartió los alimentos a los discípulos y éstos a toda la gente, en tanto Andresito
miraba pasmado, boquiabierto cómo de su mochila salían tantos panes y peces, de tal
manera que mas de cinco mil personas comieron hasta llenarse. Y cuando todos
hubieron comido:
JESUCRISTO: (A sus discípulos) Recoged los pedazos que sobraron para que no se pierda nada.
FELIPE: Señor todos han comido, y de los pedazos de pan y pescado hemos recogido doce
cestas llenas.
ANDRESITO: (Maravillado por todo lo que ha visto, y como su fiambre alcanzó para todos) Señor
Jesús, ¿puedo coger unos pedazos de pan y pescado para mi viaje de retorno y para
llevárselo a mi mamá? Llegando a casa le contaré a mi mamá todas estas maravillas y
también a mis amiguitos.
NARRADOR: El camino de retorno le parecía a Andresito tan corto que ni siquiera sintió cansancio
y menos la distancia. Ya en su casa relató muy emocionado todos los milagros de
Jesús y en especial la alimentación a más de cinco mil personas con su fiambre.
Oigámoslo de sus propios labios:
ANDRESITO: ¡Mamá, mamá!; hoy he visto maravillas, cosas que nunca pensé ver. Fíjate que hubo
miles y miles de personas entre ellos también muchísimos niños, Jesús sanó a los
enfermos y nos enseñó cosas maravillosas del reino de Dios y cuando ya fue tarde,
los niños tenían hambre, el lugar era desierto, por lo que no era posible conseguir
alimentos pues estábamos muy lejos.
MAMA: Y ¿qué pasó después?

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ANDRESITO: Te diré que para ese momento yo no había comido mi fiambre todavía y al oír que
Jesús les decía a sus discípulos que le dieran de comer a la gente y al verlos tan
preocupados porque no tenían nada, decidí darles mi fiambre.
MAMA: Qué ingenuo eres hijo, estoy segura que sólo dos o tres comerían a lo más y tú te
habrás quedado de hambre.
ANDRESITO: ¡Mamita linda, no te podrás imaginar! ¡Jesús recibió mi fiambre! Luego dio gracias
a Dios y de mi mochila sacaba pan y pescado interminablemente. Sus discípulos lo
recibían en canastas y lo repartieron a toda la gente.
MAMA: No te puedo creer.
ANDRESITO: Es cierto mamá, todos comimos y aún sobró la comida y de ello te he traído una
muestra para que lo veas y creas. Aquí está.
MAMA: Oh Dios, alabado sea tu nombre, verdaderamente éste es el profeta que
esperábamos.
ANDRESITO: Mamá, ahora estoy convencido que Jesús es el Hijo de Dios, el Cristo que Dios ha
prometido a su pueblo, creo en él para el perdón de mis pecados y le seguiré y seré
su hijo todos los días de mi vida.
NARRADOR: Amiguito, verdaderamente Jesús de Nazaret es el Hijo de Dios, es Dios verdadero,
pero también verdadero hombre; él murió en la cruz, fue sepultado, pero al tercer
día resucitó, venció la muerte y ahora ha sido exaltado por Dios y le ha dado un
nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda
rodilla de los que están en los cielos, en la tierra, y debajo de la tierra. Y toda lengua
confiese que Jesucristo es Señor para gloria de Dios Padre. Jesús está a la diestra del
Padre ante quien intercede por su pueblo día tras día. Si crees en él serás salvo y
escaparás de la esclavitud de Satanás y de la muerte eterna; y obtendrás vida eterna
con todos los salvados.
Recuerda: Jesús dijo: Dejen que los niños vengan a mí, porque de los tales es el
reino de los cielos.
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