“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28).
Hay una historia española de padre e hijo que se separaron. El hijo se escapó y el padre se fue a buscarlo. Buscó durante meses sin éxito. Finalmente, en un último esfuerzo desesperado por encontrarlo, el padre publicó un anuncio en un periódico de Madrid. El anuncio decía: Querido Paco, encuéntrame frente a esta sala de redacción al mediodía del sábado. Todo está perdonado. Yo te amo. Su padre. El sábado, 800 Pacos aparecieron, buscando el perdón y el amor de sus padres.
Quién sabe, nuestras vidas van muy mal, todo sale mal, estamos tristes y lejos de nuestro Padre. Pero, al igual que en la historia española, nuestro Padre colocó un anuncio en Su Palabra, ofreciéndonos perdón por todo, diciendo que nuestros errores fueron olvidados, con los brazos abiertos esperando nuestro regreso.
Muchos “Pacos” aparecieron. Todos esperaban el perdón de su padre, todos buscaban ansiosos en los periódicos noticias que les permitieran regresar. ¡Querían regresar y no tenían el coraje! Querían regresar, pero necesitaban una razón para regresar. Quizás somos uno de esos “Pacos”, que clama por perdón y anhela que el Padre nos perdone.
No tenemos que esperar más. La invitación ya ha sido hecha. El Padre está esperando para bendecirnos, para aliviarnos de las presiones que enfrentamos, para mostrar todo su amor por nosotros.
¡Vamos a volver! ¡Volvamos ahora mismo!
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