Hablando con un amigo que sola coleccionar cosas, un hermano coment: “Tambin colecciono tesoros. Pero no los guardo en mi casa ni en un banco. Los guardo en el cielo”.
Est bien coleccionar objetos de arte, rarezas, cosas que el dinero puede comprar. El problema es que ponemos nuestro corazn en estas cosas y permitimos que nos separen del Seor. Cuando recolectamos tesoros en el Cielo, sabemos que los ladrones no podrn robarlos, que las polillas no los destruirn y que no les crecer moho. Estarn bien guardados hasta que nosotros mismos lleguemos a las moradas celestiales y comencemos a vivir diariamente en la presencia de Dios.
Y en los cajones de nuestros muebles en el Cielo, siempre habr lugar para algo ms. No hay lmite a nuestros tesoros de amor, generosidad, esperanza, actitudes de fe. Todo gesto nuestro a favor del prjimo ser inmediatamente guardado en los cajones de nuestro celestial mobiliario. Nuestros cajones estarn llenos y tambin nuestros corazones. Y cuantos ms tesoros acumulemos, ms estaremos llenos del verdadero gozo que Cristo nos da.
Si queremos ser ricos y bienaventurados, si queremos tener innumerables tesoros en nuestra morada celestial, no nos preocupemos solo por los bienes terrenales. Comencemos a reunir lo mejor para conservar en esta vida. Tendremos un valioso tesoro que estar con nosotros por la eternidad.
Ya empezaste tu colección?
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