El mundo de hoy est lleno de gente impulsada por el inters. La gente extiende sus manos, desde que, al recogerlas, traigan algo dentro de ellas. El amor se deja de lado, se olvida la alegra de dar, ni siquiera se considera el desinters.
Esto no es lo que el Seor espera de aquellos que se llaman cristianos. Esto no es lo que ense Jess mientras estuvo en este mundo. No hay brillo en el “tmalo, dalo aqu”. Todo lo que hacemos debe magnificar el nombre del Seor, debe glorificar a Dios y mostrar nuestra gratitud por las grandes maravillas que l hace en nuestras vidas.
Hay muchos que necesitan ayuda, que estn perdidos y ansiosos por ser encontrados, que tienen mucho que pedir y nada que ofrecer. Por ellos el Seor nos llam y nos envi. La recompensa … Viene directamente de Dios y es mayor que todo lo que los hombres pueden dar.
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