“Y har de ti una nacin grande, y te bendecir, y
engrandecer tu nombre, y sers bendicin” (Gnesis 12:2).
“Me gustara ser usado por Dios para predicar al mundo que
es precioso tener a Jess en nuestros corazones”, le dijo un
nuevo converso a un hermano con ms experiencia en la
iglesia. “Si realmente quieres eso”, aconsej el hermano,
“deja que el mundo vea cun precioso Es Jess en su propia
vida”.
Para mostrarle al mundo que Jess nos da la verdadera
alegra, debemos estar siempre alegres, incluso cuando las
luchas nos atacan por todos lados. Si queremos proclamar que
el Seor es amor en nosotros, no dejemos que nuestras
actitudes dejen dudas de cunto aprendemos a amar con l. Al
testificar que Jess es el nico Seor y Salvador, estemos
seguros de que no oiremos: “Pero vosotros segus murmurando
y quejndose de todo”.
Nuestra vida diaria habla mucho ms alto que cien palabras.
Incluso sin decir nada, a menudo predicamos el mejor sermn
que un incrdulo haya escuchado jams. Un brillo especial en
nuestro rostro hace ms que el relato de muchos milagros del
Seor.
Debo ser la vitrina donde la gente pueda encontrar, al mismo
tiempo, la fe, la esperanza y el amor que los predicadores
proclaman a menudo desde el plpito de sus iglesias.
Quieres ser un gran predicador? Empieza a predicar por tu la vida cotidiana.
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