Para reflexionar… ¿Cuáles son nuestros sueños?

“Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida; en la Casa del SEÑOR reposaré para siempre” (Salmos 23:6).

“El mejor sueño que podemos tener es el de vivir para Cristo, cualquier otro sueño que tengamos es inferior a ese.”

Normalmente, nuestros sueños se resumen a tener eso o aquello, alcanzar ese o aquel propósito, conquistar bendiciones sin medida. Si realizamos uno de esos sueños estaremos muy felices. ¿Y por qué no realizar todos? Si Vivimos para Cristo nuestras posibilidades son totales.

Sin Cristo la caminata es más larga y pedregosa. Sin Cristo, aunque tengamos todo, no tendremos la garantía de la felicidad. Sin Cristo, aunque alcanzamos muchos sueños, no tendremos la bendición de la vida eterna.

Vivir para Cristo nos garantiza la alegría. Viviendo para Cristo, podemos garantizar, también, la alegría de nuestra familia y de nuestros amigos. Vivir para Cristo producirá marcas que podrán ser seguidas incluso por los mayores pecadores. Y si los sueños no se realizan, ¿qué importa? La vida abundante que experimentaremos será más que todos ellos.

Vivamos cada día con Cristo. Su bondad y su misericordia estarán con nosotros, en este mundo y para siempre.

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