“Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho” (Juan 15:7).
“Estoy tan ocupado ahora que si no pasara tres horas al día en oración, no podría pasar el día”. (Martín Lutero)
¿Cuántas veces usamos la excusa de que estamos “sin tiempo” para justificar la ausencia de las reuniones en la iglesia, la falta de lectura de la Biblia, la falta de oración y la falta de atención a las llamadas para la obra del Señor. Siempre estamos sin tiempo y las cosas de Dios no son nuestra prioridad.
¡Qué equivocados estamos! Nada mejor para disfrutar nuestro tiempo que pasar parte de él en presencia de Jesús. Todo lo demás nos dará placer, y contaremos con la compañía y ayuda de Dios que nos ayudará a superar todos los obstáculos.
Si solo tengo una hora para resolver un problema difícil, es mejor pasar la mitad de ese tiempo orando por la ayuda del Señor. Sin Dios todo se vuelve mucho más difícil y la victoria, si llega, no nos dará la satisfacción de celebrarla con Cristo.
Si quiero hacer todo solo, sin la ayuda de Dios, casi seguramente fracasaré. Si le pido al Señor que me ayude, mi bendición seguramente se logrará.
¿Vives sin tiempo?
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