por  Tom Holladay

“Confía en el SEÑOR con todo tu corazón, no dependas de tu propio entendimiento (Proverbios 3:5NTV)

Cada vez que demostramos  fe, estamos dependiendo de algo. Cuando te sientas en una silla, estas dependiendo en el que fabricó la silla para que te pudiera sostener. Cuando estas en la autopista, estas dependiendo de todos los conductores que te rodean.

La fe en Dios significa depender de Él y depender de su fiabilidad. Tener fe significa darse cuenta de que Dios es más grande y mejor que yo – y Él me ama mucho.

Proverbios 14:12 dice, “Delante de cada persona hay un camino que parece correcto, pero termina en muerte.” (NTV). Ese es el problema de depender de ti mismo. La intuición humana no siempre es fiable. De hecho, es lo suficientemente buena para hacernos pensar que tenemos razón, incluso cuando no la tenemos.

La fe genuina se basa en la dirección de Dios y en quién es Él. Dios es confiable. Él sabe lo que necesitas y quiere satisfacer esas necesidades. Por desgracia, pensamos que sabemos más. Creemos que tenemos un plan mejor. Queremos usar nuestra lógica y llegar a la respuesta de una manera que nos haga quedar bien – y no requiere de riesgo. Pero Dios quiere que nosotros crezcamos, por lo que nos lleva de una manera diferente.

Muchas veces en la Escritura, Dios nos pide que hagamos lo que no tiene sentido a nuestra lógica. Por ejemplo, Marcos 10:43 dice. “Pero entre ustedes será diferente. El que quiera ser líder entre ustedes deberá ser sirviente” (NTV). Para la mayoría de las personas, este verso no tiene sentido; uno pensaría, las grandes personas tienen a otros que les sirvan.

Jesús dice que es todo lo contrario – las grandes personas son los que deben server a los demás. Necesito confiar en lo que Dios dice acerca de la grandeza, no lo que yo pienso.

Dios también dice que lo estamos honrando cuando le damos el primer 10 por ciento de nuestros ingresos a Él. Para nuestra razón, eso no tiene mucho sentido para nosotros. Pero dependemos del entendimiento de Dios y no del nuestro.

Confiemos en Él, obedezcamos lo que Él dice – aunque no tenga sentido para nosotros