Evangelizando a nios y adolescentes, no espere ms!
Ser que nos olvidamos que tenemos el compromiso… o estamos atrasados. Y es de conocimiento general que las mejores oportunidades para hacer discpulos se encuentran durante las etapas tempranas de la vida de una persona. Si ignoramos estas oportunidades, la posibilidad de encontrar a esas personas al final de la jornada sern escasas.
Me he propuesto bosquejar brevemente tres necesidades relativas a la evangelizacin de nios y adolescentes. Un estudio ms profundo de cada una de das requerir un acercamiento interdisciplinario (al menos teolgico, educativo, sociolgico y psicolgico), pero vlgannos ahora estas ideas para comenzar.
EVANGELIZAR A LOS INSIGNIFICANTES
Con cuanta frecuencia se ha escuchado la expresin de que nuestros nios y adolescentes sern la iglesia del maana? Esta afirmacin genera inmediatamente otra pregunta: Si los jvenes son la iglesia de maana, qu son hoy da? Acaso no son parte de la iglesia?
La iglesia es una institucin humano divina, creada por Jesucristo y est constituida por personas de todas las edades, todas las rozar y todos los estratos sociales. Y la iglesia local es el lugar donde cada miembro del pueblo de Dios tiene la oportunidad de adorar a Dios y servir al prjimo. Ninguno de los elementos que remarco debiera omitirse. El problema surge cuan do la pertenencia a una iglesia local se equipara a la condicin de ser integrante de la Iglesia Universal Recordemos que pertenecemos a la Iglesia Universal antes de obtener la membresa en una iglesia local. Los nios y los adolescentes pueden ser parte de la iglesia, aunque no se les permita integrarse como miembros de una iglesia local por cuestiones estatutarias. Lo que les confiere el derecho a ser parte de la iglesia es que se han arrepentido y han sido salvos por Jesucristo.
En cierta ocasin, los discpulos discutan acerca de quin de ellos era el ms importante. Jess los reprendi diciendo que aceptar a un nio, es aceptar a Jess mismo (Lc. 9.46-48). Hoy da ministrar a un nio es ministrar a un insignificante;
No cuenta en la membresa, tampoco provee para las necesidades econmicas de la iglesia local, ni participa en la toma de decisiones. Lamentablemente, las cifras de membresa y dinero tienen prioridad sobre los insignificantes. Como resultado, los esfuerzos se suelen canalizar hada los que s cuentan.
En la iglesia tenemos la urgente necesidad de buscar un equilibrio entre los programas de evangelizacin dirigidos al adulto y tos dirigidos a nios o adolescentes. En general, los programas evangelsticos de las iglesias evanglicas y organizaciones cristianas se dirigen principalmente a los ciudadanos que ya estn preparados para tomar una decisin de arrepentimiento y conversin. El equilibrio debiera basarse en la necesidad que todas las personas tienen del Evangelio y no en los beneficios que los nuevos miembros podran traer a la iglesia.
Un hecho especfico ilustra esta realidad. En la Unin Bblica necesitamos personas voluntarias que dirijan un estudio bblico semanal en las escuelas estatales de Brasil, Chile, Bolivia y El Salvador, pero tenemos mucha dificultad para encontrar-los. La razn principal es que las iglesia locales prefieren apoyar aquellos programas que les pertenecen. Este es el caso en que el localismo (o denominacionalismo) tiene prioridad sobre la evangelizacin de los insignificantes.
PERFECCIONAR LOS MINISTERIOS TRADICIONALES
Hay tres reas tradicionales por medio de las cuales la iglesia ha ministrado a las nuevas generaciones. Cada una de ellas tiene sus particularidades y han surgido en diferentes momentos de la historia de la iglesia. Es nuestra responsabilidad continuar orando para que ninguna de las tres desaparezca.
LA FAMILIA- Una de las maneras ms valiosas en que la iglesia ha ayudado a la generacin mas joven ha sido fortaleciendo a la familia. Generalmente se hace ayudando a los padres a ser cristianos maduros, ensendoles a aplicar los principios bblicos a la paternidad. Como resultado, se estimula la formacin de un medio ambiente slido y sano en el cual pueden crecer los nios y adolescentes.
La iglesia necesita invertir los recursos humanos y financieros que sean necesarios para lograr dos objetivos bsicos relativos a esta rea: a) ensear a los padres sobre cmo guiar a sus hijos en el crecimiento espiritual; b) ayudar a cada miembro de la iglesia a ministrar integralmente a las familias de la congregacin. Esta doble responsabilidad de la iglesia tiene como fin ltimo fortalecer la familia y orientar el sacerdocio de los padres hacia sus hijos.
MODELOS- Cada miembro de la iglesia es un modelo para la siguiente generacin Los nios miran de manera natural a sus padres como modelos masculino y femeniño. Y aquellos que van regularmente a la iglesia tienen el privilegio adicional e incalculable, de contar con un numer alto y variado de modelos humanos a los cuates apreciar.
No todos los modelos son necesariamente buenos. Pero cada miembro es un modelo vivo y real, con sus virtudes y defectos. La prueba de cuan bueno es el modelo, se encontrar en la manera en que nuestros nios y adolescentes se comportan y la clase de actitudes que demuestran tener. Ellos son un espejo en el cual los adultos son reflejados; aunque esto no es fcil de aceptar por los padres, es verdad.
La iglesia necesita sensibilizar a sus miembros sobre el valor que tiene el ejemplo en el proceso de modelar la generacin ms joven. Muchos adultos dicen con frecuencia que no tienen qu ofrecer a la juventud, pero no es verdad, ellos pueden ofrecerse a s mismos como cartas vivientes. Siendo cristianos maduros, le ofrecemos a la niez y a la juventud lecciones vivientes de cmo el evangelio es real en la vida cotidiana.
LA ESCUELA DOMINICAL- Como un desarrollo ms tardo en la historia de la Iglesia, la escuela dominical ha ayudado a la familia y a la iglesia a desarrollar el carcter cristiano de sus nios y adolescentes. La escuela dominical no fue diseada para sustituir el rol de la familia sino para complementarlo, ofreciendo una enseanza ms estructurada de la vida cristiana. Pero debemos recordar permanentemente que la evangelizacin y discipulado de los nios es primariamente responsabilidad de la familia y no de la escuela dominical, ni de la iglesia.
La iglesia tiene la gran tarea de formar maestros tiles para ensear a los nios y adolescentes, y capaces de animar a los padres a involucrarse en la escuela dominical junto con sus hijos. Otra rea donde la iglesia debe poner atencin es en la elaboracin de materiales adecuados, que hablen a las necesidades reales tanto de los padres como de los hijos. Ambos aspectos, la formacin de maestros y los materiales adecuados, harn de la escuela dominical un programa con sentido para todas las edades, superando as aquel concepto limitado de que la escuela dominical es solo para nios.
LOS OBSTCULOS DE LA EVANGEUZACION ALA JUVENTUD
Durante muchos aos de ministrar a la niez y a la adolescencia, me he encontrado frecuentemente con pastores y padres frustrados por no saber qu hacer con los adolescentes. Muy pocos se dan cuenta que los problemas que enfrentan con los adolescentes comenzaron en la niez y no durante la adolescencia. Si queremos desarrollar la madurez espiritual en los adolescentes, es necesario comenzar en la niez.
Hay muchos obstculos que podran retardar el crecimiento en la fe. Algunos parecen resurgir a la superficie con mayor reiteracin. Mencionar cuatro que considero los ms significativos para estimular nuestro pensamiento.
DESPREOCUPACIN- Muchas iglesias tienen programas para nios, pero llegan a perderlos cuando estos llegan a los aos de la adolescencia. Esto se debe principalmente a que los programas de la iglesia han sido diseados para entretener a los nios, ms que para formarlos para la vida. Como consecuencia, las iglesias aceptan con resignacin la prdida de los adolescentes como un hecho normal en la vida y no luchan para cambiar esta tendencia. No es fcil trabajar con los adolescentes, y ser ms difcil a medida que pasan los aos, pero la tarea no es imposible. El primer paso es enfrentar la necesidad de ministrarlos, y no escapar a la responsabilidad de hacer algo que tenga sentido para ellos.
LA IGLESIA DE ADULTOS- Los nios y los adolescentes son invitados a muchas iglesias, pero al mismo tiempo no siempre son bienvenidos. Por supuesto, esto es una contradiccin. Sera difcil encontrar a alguien que no permita a los nios y adolescentes participar de los cultos regulares de la iglesia. Pero el estilo de los cultos y la manera en que el Evangelio se ensea es soto para adultos, con lenguaje de adultos, temas de adultos, preocupaciones de adultos, metodologa para adultos, y as sucesivamente.
Hagamos un ejercicio simple. Si un nio es hijo de Dios, entonces tiene dones dados por el Espíritu. Cmo le enseamos a ese nio a usar los dones en la iglesia? Qu oportunidades le brindamos para ejercerlos? Cuntos lugares de servicio se crean cada ao para que nios y adolescentes puedan ocuparlos?
LAS RESPUESTAS- Por el solo hecho de ser parte de la iglesia no significa que tenemos todas las respuestas, ni que todo lo que decimos es Verdad absoluta. Necesitamos ser honestos con la generacin ms joven y ensearles a vivir sin todas las respuestas. As es la vida real. Nadie puede enorgullecerse de tener respuestas para todas las posibles preguntas que se le harn. Los nios y adolescentes percibirn intuitivamente la ignorancia de quien pretenda tener todas las respuestas. Cuando esto pasa, perdemos credibilidad ante ellos, luego su respeto y finalmente la autoridad para ministrarlos. Muchos pastores, maestros, lderes y padres se sienten aliviados al saber que es ms importante la actitud que se les comunica, que el cmulo de conocimientos que se pretende demostrarles saber.
FALTA DE UN MENSAJE- Las historias bblicas y la doctrina no tienen sentido para los adolescente si no son estudiadas desde la perspectiva de un nio o adolescente, teniendo en cuenta sus problemas y dificultades. Ellos necesitan ver especficamente cmo los principios de vida cristianos funcionan en su existencia cotidiana. Las historias bblicas son modelos reales de fracasos y xitos, y de cmo tos hijos de Dios han enfrentado los valles y las cumbres de la vida.
La Unin Bblica Internacional produjo un documento sobre la evangelizacin de nios y una frase resume este punto de la siguiente manera: Creemos que el nio debe recibir una presentacin del mensaje cristiano que considere su desarrollo evolutivo presente y que espere una respuesta; y que, como resultado. Dios acte la salvacin en su vida mientras sea un nio. (Comparte la Palabra, p. 17) No debemos esperar decisiones apresuradas que se diluirn con el tiempo, sino que enseamos el camino del Evangelio, dejando que el Espíritu Santo haga la obra en cada uno de ellos de manera personal.
La evangelizacin de los nios y adolescentes nos plantea un desafo. Est en cada uno de nosotros si habremos de sentarnos a meditar y orar para que Dios nos d una nueva visin y una nueva comprensin de la necesidad y de la manera que habremos de responder a ella.
Apuntes PastoralesVolumen VIII Nmero 6
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