¿Cuál es el reto de tener hijos en el ministerio?

Hace algunos meses, mi esposo y yo nos encontramos en la graduación
universitaria de nuestra hija. Era tan emocionante verla recibir su diploma, toda una
mujer y a la vez, en mi mente, todavía la niña quien solía hacer piruetas en los rayos del
sol que entraban por la ventana de la cocina. La señora oradora me tocó profundamente
cuando dijo: “Hacer la decisión de tener un hijo—es transcendental—es decidir, para
siempre, va a tener su corazón caminando fuera de su cuerpo.” Asi es, ¿verdad? Nuestros
corazones- los deseos, las emociones, las metas más profundas están tan ligados a
nuestros hijos. Anhelamos tantas cosas para ellos: que tengan éxito, que sean felicies, que
sigan al Señor de todo corazón. No hay nada en este mundo que nos importe más que
tener éxito en el papel de ser padre o madre.
Tener hijos en el contexto del ministerio provee retos especiales. Entramos en el
papel de padre o madre iguales como todos los demás. Tenemos las mismas inquietudes y
falta de experiencia, pero “la gente” espera que seamos expertos. Los hijos comparten
tanto los gozos como las dificultades de la vida ministerial. Son parte del equipo sin
nunca haber sido “llamados” ni consultados. Nuestros hijos enfrentan las mismas
tentaciones de todos sus compañeros, con todo el mundo mirando, y haciendo
comentarios.
Pero no estamos sin recursos. Las promesas de Dios aplican a nuestra tarea como
padres. En el Salmo 32:8, el Señor prometió: “Te haré entender, y te enseñaré el camino
en que debes andar: Sobre ti fijaré mis ojos.” El Señor está con nosotros y nos ayudará
como padres de familia en el contexto del ministerio. Es un privilegio para mí empezar
esta conversación mensual con ustedes sobre la tarea de criar a los hijos. Los invito a
hacernos saber sus comentarios, observaciones e inquietudes.
Que seamos padres fieles.

Visitas: 8