¿Cómo motivar a la nueva generación a cumplir con la gran comisión?

¿Cómo motivar a la nueva generación a cumplir con la gran comisión?

 Autor: Erisbel Castaneda

 

 

Hare mención de cinco principios relacionados a la gran comisión, que deben ser revelados a la vida de la iglesia a causa de sus implicaciones. Aún cuando nosotros, no somos quienes decidimos sobre el futuro de nuestros hijos, bien pudiéramos ayudarles a pensar sobre lo que pudiera ser su compromiso en su relación con Jesucristo y su envió, para alcanzar a otros que viven sin salvación, sin esperanza, y sin Dios en el mundo.

 

A.  La gran Comisión, nos une a Dios y a su perspectiva para transformar la vida del ser humano. No somos nosotros como seres humanos, quienes cambiamos la vida  a las personas que nos rodean. Sin embargo, pudiéramos aportar a su bienestar y ayudarles a entender que, solo en Jesucristo y solo a través de su persona el hombre llegará a ser feliz.

 

  1. La gran comisión manifiesta nuestro carácter, en relación a la identidad de Dios. Somos hijos de Dios adoptados a través de Jesucristo, y es en esa condición, que somos enviados anunciar el evangelio. La perspectiva de pertenecer al Dios misionero, debiera desafiarnos a extender el reino de salvación. Uno de los conceptos que llevamos en mente para predicar el evangelio, es el mandato de Jesucristo hacer discípulos. Sin embargo, unido a esa realidad, se manifiesta nuestra nueva naturaleza misionera.

 

  1. La gran comisión nos desafía a discipular. Teniendo en cuenta que, la gran comisión es evangelizar, bautizar, y enseñar a nuestra gente a vivir como cristianos. Entonces debiéramos considerar, si de veras estamos dando prioridad a los valores del reino. La vida se nos escapa en los afanes de la vida, asuntos circunstanciales que en ocasiones priorizamos cuando de veras nos esclavizan. En otros casos, tenemos definido que nuestra vida se relaciona con ciertas observancias externas.

 

Desde otra perspectiva, somos enviados anunciar el verdadero significado de salvación, representado en la persona de Jesucristo. Por consiguiente, la gran comisión más que un mandato, es la razón de ser de nuestra naturaleza. La iglesia necesita interpretar la gran comisión, como la razón de ser de sí misma.

 

La manifestación actual de la iglesia, necesita redefinir la dirección que ha tomado en consecuencia a su interpretación de la vida. Sin darnos cuenta, los valores de un mundo transitorio están sobrepasando el umbral de las puertas de entrada de nuestra congregación, en tanto que, debiéramos estar impactando la sociedad. Los estilos de liderazgo más comprometidos con un mundo cambiante, que con los principios de la Palabra; están atrayendo a la iglesia cada vez más, hacia una vivencia relacionada con una sociedad desorientada, en medio de las circunstancias vividas en el pasado.[1]

 

D.  Algunos aspectos demuestran que, no somos tan efectivos en la gran comisión. La sociedad internacional hoy, nos está empujando a cultivar más interés hacia las cosas, en lugar de cultivar nuestro amor hacia las personas. Realidad que aporta a la duda de cuan grandes cosas, Dios quiere hacer en y a través de nuestras vidas. Por consiguiente, necesitamos entender que, el evangelio prendió por medio de una persona, y que, a través de las personas, Dios quiere establecer su reino hasta lo último de la tierra.

 

  1. La dirección que debiera tomar nuestra familia. Nuestra familia, precisa fundamentar sus valores. Aspecto que, debemos identificar como el modelo que rinde sus preferencias, ante los asuntos de la vida que más les interesa. El verdadero propósito de la vida, nos desafía a redefinir nuestras prioridades para entregar energías y dedicación, a los aspectos que nos relaciona con las preferencias de Jesucristo.

 

Los aspectos que rigen el pensamiento, y a su vez, modelan los estilos de comportamiento deben ser enseñados con total dedicación. Jesús, emprendió un camino de dedicación hacia sus discípulos, desde la instancia que le dedico su tiempo para formarlos. Causa que produjo como efecto, una generación de seguidores comprometidos.

 

Hoy necesitamos como padres, enseñar a nuestros hijos alcanzar una pasión genuina por el evangelio, el cual nos ayudará a valorar más a las personas que a las cosas que nos rodean. Nuestros hijos necesitan entender, la dirección que lleva el mundo con sus valores transitorios. Donde a su vez, cimenta un amor circunstancial, a causa de amar más las cosas que a las personas. Desde otra perspectiva, Jesús nos escogió para ser parte de su persona para que vivamos imitando su carácter y los principios de un reino diferente, perdurable, y relacionado a sus valores eternos.

 

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