Claves para mostrar el camino a la salvacion

Claves para mostrar el camino a la salvacion

por Sam Doherty
El siguiente artículo nos proporciona preguntas que podemos hacerle al niño a la hora de utilizar el «libro sin palabras». Además, nos provee una guía de cómo utilizar versículos claves que ayudarán al niño a entender el plan que Dios tiene para él.
Claves para mostrar el camino a la salvaci�n
Segundo artículo de la serie: Caminemos para ganarlos


Paso 3: Asegurar que el niño comprende el evangelio


 
Aquí tienes una buena oportunidad para utilizar el libro sin palabras. Pero no debes ser el único que habla. Tu meta no es predicar, sino averiguar hasta qué punto el niño comprende el evangelio. Antes de seguir adelante, pues, debes hacerle preguntas para ver lo que entiende acerca de Dios, del pecado, de Jesucristo y del camino de salvación.
 
En este momento puedes citar algún versículo bíblico para explicar y dejar en claro de qué le estás hablando. Pero no es necesario abrir la Biblia para cada versículo.


· Dios (muestra la página dorada del libro sin palabras)


¿A qué te recuerda esta página?
¿Cómo es Dios?

; Es rico, es el Creador y Dueño de todas las cosas.
; Es el Rey de reyes.
; Es puro.
; Vive en el cielo y te ama.
· El pecado (muestra la página negra del libro sin palabras)
¿Qué es el pecado? Dame algunos ejemplos.
¿Qué piensa Dios acerca del pecado?
¿Tienes algún pecado?
¿Quieres arrepentirte de tu pecado y ser diferente?
 
· Jesucristo (muestra la página roja del libro sin palabras)
¿Quién es el único que puede quitar tu pecado?
¿Por qué puede limpiar tu pecado?
¿Está muerto todavía?

· El camino de salvación (muestra la página blanca del libro sin palabras)
¿Qué tienes que hacer para ser salvo?
¿Qué hará Dios si tú haces esto?

Recuerda que estás hablando con un niño y que, por tanto, tiene un entendimiento limitado y una capacidad de expresarse reducida. No esperes un elevado grado de respuesta teológica. Lo que estás buscando es que comprenda de una manera básica las verdades fundamentales. ¡Eso es todo!



Cuando le preguntes algo a un niño, puedes descubrir que comprende muy poco o incluso nada de las verdades enunciadas arriba, o quizá te encuentres con que no tiene verdadero interés o se pone nervioso. En ambos casos es mejor limitarse a resumir el mensaje del evangelio y animarlo a confiar en Cristo más adelante. Debes sugerirle, por supuesto, la posibilidad de encontrarse de nuevo para continuar con la conversación, y observar su reacción.

Paso 4: Utilizar un versículo bíblico para mostrar el camino de salvación


Probablemente este sea el paso más importante y el que más tiempo requiere. El niño se ha acercado porque desea ser salvo. Le has hecho varias preguntas.
 

· Parece sincero
· Parece que comprende que necesita la salvación
· Parece que no ha confiado en Cristo.
· Parece que comprende lo más básico del evangelio.
 
Sobre la base de estos cuatro hechos, puedes mostrarle ahora lo que tiene que hacer para ser salvo. Existen varios principios bíblicos que se deben seguir:
 

· Utiliza la Biblia para mostrarle cómo puede ser salvo.
· Elige un solo versículo. Concéntrate en él y explícaselo bien.
· Utiliza un versículo que encuadre con lo que ya has enseñadoanteriormente en el transcurso de la lección y en tu presentación del evangelio. Por ejemplo, si has enseñado la historia de Zaqueo (Lucas 19:1-10), que vino al Señor cuando fue llamado, puedes utilizar Juan 6:37: «Al que a mí viene, no lo rechazo».
· Utiliza un versículo que el niño pueda entender con facilidad y que presente palabras y conceptos que requieren una explicación relativamente breve. Por ejemplo, Juan 1:12, con su concepto de recibir a Cristo, es más fácil de explicar (a un niño que conoce poco o nada de la Biblia) que Juan 3:16, con su concepto de creer en Cristo. Sin embargo, es mejor utilizar Romanos 10:13 que Juan 1:12 cuando estemos aconsejando a un niño de trasfondo católico romano que podría confundir la idea de «recibir a Cristo» con tomar la primera comunión.
· Es necesario ser muy sencillo con los niños más pequeños. Por ejemplo, Apocalipsis 3:20 es fácil de entender para un niño pequeño.
· Utiliza un versículo que le muestre al niño dos cosas:




; Lo que Dios quiere que haga
; Lo que Dios hará si él cumple con lo anterior
Hay muchos versículos que muestran estos dos aspectos del camino de salvación, como por ejemplo: Juan 1:12; 3:16; 6:37; Hechos 3:19; 16:31; Romanos 10:13; y Apocalipsis 3:20.
· Que el niño lea el versículo; o, si no sabe leer, léeselo.
· Explícale al niño el versículo con cuidado y de manera sencilla.


 


Recuerda que hay dos cosas que debes explicarle con cuidado:


 


· Lo que Dios quiere que el niño haga
· Lo que Dios hará si él cumple con lo anterior
 


Si utilizas Juan 1:12:


Debes hacer énfasis en la necesidad que el niño tiene de recibir al Señor Jesús en su corazón y en su vida, y que, si lo hace, será un hijo de Dios y miembro de la familia de Dios.
 


Si utilizas Juan 3:16:


Debes hacer énfasis en la necesidad que el niño tiene de creer o confiar en Jesucristo para salvación, y que, si lo hace, tendrá vida eterna.

Si utilizas Juan 6:37:

Debes hacer énfasis en la necesidad que el niño tiene de venir a Jesucristo, y que, si lo hace, será recibido y no será echado fuera.


Si utilizas Hechos 16:31:


Debes hacer énfasis en la necesidad que el niño tiene de creer en el Señor Jesucristo (confiar en él o encomendarse plenamente), y que, si lo hace, serásalvo.
 


Si utilizas Hechos 3:19:


Debes hacer énfasis en la necesidad que el niño tiene de arrepentirse de su pecado y convertirse a Cristo, y que, si lo hace, y confía en Jesucristo como su Salvador, todos sus pecados serán borrados.

Si utilizas Romanos 10:13:


Debes hacer énfasis en la necesidad que el niño tiene de pedirle a Jesucristo que lo salve, y que, si lo hace, ¡será salvo!


Si utilizas Apocalipsis 3:20:


Debes hacer énfasis en la necesidad que el niño tiene de abrirle la puerta de su corazón y de su vida al Señor Jesús, y que, si lo hace, el Señor Jesúsvendrá a morar allí. Cuando venga, lo limpiará de su pecado. (Si dudas en utilizar este versículo cuando estés aconsejando, lee la respuesta a la pregunta 5 en la serie «Algunas preguntas y respuestas»).
Explica adecuadamente el versículo bíblico que hayas escogido, y vuelve a él una y otra vez hasta asegurarte que el niño lo ha entendido. Explícaselo de manera muy sencilla.
Veamos algunos ejemplos:

Si utilizas Juan 1:12, puedes explicárselo de la siguiente manera:


Según este versículo, ¿qué hay que hacer para llegar a ser un hijo de Dios? ¡Debes recibirle en tu vida! ¿A quién debes recibir? ¡Al Señor Jesús! Observa que en el versículo anterior dice que vino a algunas personas que no le recibieron. ¡Qué triste! Estoy muy contento de que quieras recibirle.

¿Quién puede recibir al Señor Jesús? En este versículo dice que «todos los que le recibieron». Su invitación es para todos, por muy malos que hayan sido. ¿No es maravilloso?

¿Cómo puedes recibir al Señor Jesús? Esta palabra significa darle la bienvenida, pedirle que entre en tu vida para limpiarla del pecado y para que pueda vivir allí controlando todas las cosas. ¿De verdad quieres recibirle? Él te hará miembro de la familia de Dios. Serás un hijo de Dios. Dios será tu Padre y tú serás su hijo. ¿Qué tienes que hacer para eso? ¿Qué hará él entonces?
Si es necesario, repite la explicación de este versículo varias veces para asegurarte que el niño lo ha comprendido.

Si estás utilizando el versículo de Juan 1:12 y hablando de recibir al Señor Jesucristo, cíñete al concepto de que como resultado será un hijo de Dios, y no entres en otros detalles introduciendo conceptos que no aparecen en el versículo (por ejemplo: «Serás salvo», «serás perdonado», o «no serás rechazado»).
Este mismo principio se aplica a cualquier versículo bíblico que utilices.Cíñete en la medida de lo posible a lo que dice el versículo.

Si utilizas Juan 3:16:


Dios te amó tanto que envió al Señor Jesús a morir por ti en la cruz. Pero, ¿qué es lo que debes hacer, según este versículo? Debes creer en él, fiarte del Señor Jesús. Eso es lo que significa creer. ¿Y qué significa fiarte del Señor Jesús? ¿Ves esta silla? Se trata de una buena silla y yo sé que es así. Estoy seguro de que puede sostenerme si me siento en ella. Pero esto no es suficiente. Tengo que sentarme en ella. Tengo que confiar en ella.
Jesucristo quiere que confíes en él y te entregues a él completamente como tu Señor y Salvador. Eso es lo que significa este versículo, y si crees en él de esa manera, ¿qué dice la Biblia que tendrás? ¡Vida eterna! Quiere decir que la vida de Dios estará en ti. Esta nueva vida con Dios comienza ahora y continúa eternamente en el cielo, si crees en el Señor Jesús como tu Salvador


Si utilizas Juan 6:37:


En este versículo, el Señor Jesús dice que quiere que hagas algo. ¿Sabes lo que es? Sí, quiere que vayas a él. Esto es algo que a menudo en la Biblia le dice a las personas pecadoras, y que sigue diciendo hoy. «Ven a mí y yo no te rechazo».
 
Pero no podemos ver al Señor Jesús para ir a él o tocarle, ¿verdad? Se refiere a que vayamos a él por medio de la oración y que hablemos con él en nuestros corazones, pero como si estuviera de pie aquí mismo, frente a nosotros.
 
¿Qué dice el Señor Jesús que sucederá si vienes a él y le pides que te salve? Dice que no te rechazará. Es decir, te recibirá, te perdonará y te salvará. Por tanto, es necesario que vengas a él ahora mismo. Él te está esperando, está dispuesto a recibirte y a salvarte.


 

Si utilizas Hechos 16:31:


Este versículo te dice que creas en el Señor Jesucristo. Esto quiere decir que debes poner tu vida en las manos del Señor Jesucristo y confiar plenamente en él como tu Señor y Salvador. Es como alguien que se sube a una barca y permite que el capitán lo lleve por aguas profundas con seguridad. Le estás confiando tu vida. Cuando lo haces, él te salva. Esto quiere decir que quita el castigo por el pecado, te da una nueva vida y te convierte en una nueva persona.


 
Si utilizas Hechos 3:19:


Este versículo te muestra que Dios quiere que te arrepientas, que dejes tu pecado y le sigas a él. Eso es lo que significa convertirse. No quiere que continúes viviendo como hasta ahora, y seguro que tú tampoco. Pero convertirse no es sólo arrepentirse del pecado. Al mismo tiempo debes confiar en Cristo y pedirle que te salve. Este versículo dice que, si lo haces, todos tus pecados serán borrados delante de Dios para siempre. Mira ¿ves esto que he escrito en este papel con el lápiz? Ahora mira lo que pasa cuando utilizo el borrador. Ya no está, ha desaparecido, se ha borrado. Y eso mismo es lo que Dios hace con tu pecado cuando te arrepientes y confías en Jesucristo.


Si utilizas Romanos 10:13:


Este versículo te dice algo que Dios quiere que hagas. Quiere que invoques el nombre del Señor Jesús. Quiere que lo llames. ¿Para qué has de llamarle, qué le debes pedir? Debes pedirle que te salve de tus pecados. Porque sólo él puede salvarte de ellos.
Imagínate a un niño que se ha caído en un pozo muy profundo y del que no hay manera de salir. Lo intenta, pero las paredes son empinadas y resbaladizas. Es imposible. Entonces ve a alguien que se asoma por la boca del pozo, alguien a quien conoce y en quien confía, alguien fuerte, y le grita: «¡Por favor, sálvame!» Y este hombre tan fuerte y cariñoso desciende al pozo con una cuerda, la ata al niño y lo salva.
Si estás consciente de que necesitas ser salvado de tu pecado, llama a Jesucristo, pídele que te salve, y él lo hará. Eso es lo que nos promete este versículo a todos, a cada uno de nosotros. Y si le pides que te salve, ¿qué nos dice este versículo? ¡Serás salvo!


Si utilizas Apocalipsis 3:20:


¿A qué puerta está llamando el Señor Jesús? A la puerta de tu corazón y de tu vida. No es una puerta que puedas ver, ni tampoco puedes oír cuando golpea. El Señor está utilizando una figura que puedes entender fácilmente, para que sepas que él está fuera de tu vida y quiere entrar en ella.
¿Por qué llama a la puerta de tu corazón y de tu vida? Porque quiere entrar para poder llevarse tu pecado. El corazón al que se refiere no es el corazón que impulsa la sangre por tu cuerpo. Es el verdadero tú, la parte de ti que piensa y siente.
¿Qué tienes que hacer? El Señor Jesús quiere que le abras la puerta de tu corazón y de tu vida. Quiere que estés dispuesto a arrepentirte de tu pecado y que le pidas que entre a limpiarte y te perdone.

 
¿Qué hará el Señor Jesús si le pides que entre? Él ha prometido que entrará y que, cuando lo haga, hará que estés limpio ante los ojos de Dios. El versículo también nos muestra que él quiere tener comunión o amistad contigo. ¿No es maravilloso?
 
(Para una mayor información acerca del uso de Apocalipsis 3:20, ver la pregunta número 5 en la serie «Algunas preguntas y respuestas»).
 
Si te parece que el niño lo comprende y que Dios realmente está obrando en su corazón, avanza un paso más.
 


Uno de los errores más comunes que se producen a esta altura de la sesión de consejerpia es «mezclar» conceptos procedentes de diferentes versículos en vez de ceñirse en la medida de lo posible a lo que dice el versículo que se está utilizando. Por ejemplo, si se utiliza Hechos 16:31, no se debe decir: «Sivienes al Señor Jesús serás salvo». Si se utiliza Juan 1:12, no se debe decir: «Recibe al Señor Jesucristo y recibirás el don de la vida eterna». Si se está utilizando Romanos 10:13, no se debe decir: «Si invocas al Señor Jesucristo, te convertirás en un hijo de Dios». En los tres casos (aunque lo que se dice es verdad) hay una mezcla de conceptos.
 
Otro error es utilizar juntos, y a la vez, el concepto de venir a Jesucristo y pedirle a Jesucristo que venga a tu vida. Ambos quieren decir lo mismo, pero puede confundir a un niño por parecer cosas opuestas.
 
Es muy útil cuando se usa un versículo bíblico para llevar a un niño a Cristo, usar varias preguntas en vez de hablar uno mismo todo el tiempo. Por ejemplo, si estás utilizando Romanos 10:13 puedes hacer preguntas como las siguientes:
 
¿Qué te dice este versículo?
¿A quién debes invocar?
¿Qué hará el Señor Jesús si le invocas?


Tomado y adaptado del libro Ganemos a los niños para Cristo, Sam Doherty, Desarrollo Cristiano Internacional, 2002, pp. 35–43
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