“La Palabra de Dios nos brinda gran ayuda para alcanzar la paz que necesitamos. Está viva, muy viva y activa en apoderarse de la conciencia del pecador, en abrirse paso hasta el corazón, y en confortarlo y vendarle las heridas del alma. Es poderosa. Convence poderosamente, convierte poderosamente, y conforta poderosamente.”
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