Título: Una y otra vez
Tema: El perdón de Dios y nuestro perdón a otros – Propio 19 (24)
Objeto: Una cantidad de lápices sin gomas de borrar
Escritura: “Pedro se acercó a Jesús y le preguntó: “Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar a mi hermano que peca contra mí? ¿Hasta siete veces?” “No te digo que hasta siete veces, sino hasta setenta y siete veces”, le contestó Jesús” (Mateo 18:21-22 – NVI).
¡Miren todos estos lápices! Hay lápices cortos, lápices largos, lápices flaquitos (delgados) y lápices gorditos. Hay lápices amarillos, rojos, negros y blancos. Los lápices tienen diferentes formas, tamaños y colores pero hay una cosa que tienen en común. La goma de borrar se les ha acabado. ¿Saben lo que me dice eso? Me dice que cometo muchos errores. Cuando hago un error, lo borro y comienzo de nuevo, una y otra vez hasta que me queda bien. No sé porqué guardo estos lápices porque un lápiz sin goma no es de mucha utilidad.
Estos lápices me recuerdan a las personas. Las personas también venimos en diferentes tamaños, formas y colores, pero tenemos algo en común, ¡cometemos errores! Cometemos muchos errores. Por eso es que Dios envió a Jesús a morir por nosotros en la cruz, para borrar nuestros errores. Cuando hacemos algo malo, podemos pedirle a Dios que nos perdone y Jesús borrará nuestros errores y podremos comenzar a vivir nuevamente libre de todo pecado. A diferencia de estos lápices, la goma de borrar de Dios nunca se acaba.
Al igual que Dios nos perdona una y otra vez, Jesús nos enseñó que tenemos que perdonar también a otras personas una y otra vez.
Un día, Pedro le preguntò a Jesús: “Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar a mi hermano que peca contra mí? ¿Hasta siete veces?” Jesús le contestó: “No te digo que hasta siete veces, sino hasta setenta y siete veces”.
Creo que Jesús sabía que si decía que debíamos perdonar setente veces siete, nunca trataríamos de contar las veces que perdonamos a los demás una y otra vez, tal como él nos perdona.
No importa si somos altos o bajos, delgados o gorditos, rojos, blancos, amarillos o negros, todos necesitamos el perdón de Dios. También necesitamos recordar que Jesús nos enseñó que tenemos que perdonar a otros como Dios nos perdona.
Querido Jesús, todos cometemos errores. Gracias por venir a borrar esos errores. Ayúdanos a perdonar a otros de la misma manera en que nos perdonas una y otra vez y… otra vez y… otra vez. Amén. |