TU CASA ES MI CASA: EL TEMPLO EN ORDEN
Versículo bíblico: “Jesús entró en el templo y echó a todos los que compraban y vendían. Volcó las mesas de los que cambiaban dinero y los bancos de los que vendían palomas. Y les dijo: Mi casa será llamada casa de oración; pero ustedes la han hecho cueva de ladrones.” (Mateo 21:12-13 TLA)
Introducción:
(El maestro puede mostrar un teléfono móvil o unos audífonos). ¿Alguna vez han estado en un lugar donde hay mucho ruido y desorden? Quizá en un centro comercial, o en el patio del colegio durante el recreo. Ahora piensen en un lugar de respeto, un lugar donde hay silencio y paz. Es muy diferente, ¿verdad? Hoy vamos a hablar de cómo Jesús se puso serio para enseñarnos algo súper importante sobre la casa de Dios, y por qué debemos darle el respeto que se merece.
Explicación:
Imaginen que el templo de Jerusalén, la casa de Dios, se había convertido en un mercado. La gente compraba y vendía animales para los sacrificios, y los cambistas de dinero hacían negocio con la gente que iba a orar. ¡Se había vuelto un lugar ruidoso y desordenado! El respeto y la reverencia se habían perdido. Cuando Jesús vio esto, se enojó mucho. No porque fuera malhumorado, sino porque su corazón se dolía al ver que la casa de su Padre, un lugar de oración y paz, había sido usada para ganancias y distracción.
Jesús volteó las mesas y echó a los que estaban allí haciendo negocio. Su acción nos muestra que la reverencia no es opcional. No es un juego. Es darle a Dios el lugar que le corresponde. El templo no era solo un edificio, sino el lugar donde la gente se encontraba con Dios. Y hoy en día, la iglesia es nuestro “templo”, el lugar donde nos reunimos para alabar a Dios, aprender de Su Palabra y encontrarnos con Él.
Aplicación:
Así como el templo en tiempos de Jesús, nuestra iglesia es la casa de Dios. Y la reverencia es nuestra manera de mostrar que valoramos Su presencia. ¿Cómo se ve la reverencia en la práctica?
- Sé consciente de tu presencia: Cuando entramos a la iglesia, no es un cine o un patio de juegos. Es el lugar de encuentro con Dios.
- Silencia tu teléfono: Apagar o silenciar el teléfono no es solo una regla, es una muestra de que estás listo para escuchar a Dios sin distracciones.
- Participa con respeto: Cantar los himnos, escuchar la predicación y orar con los demás son formas de reverencia. No es un momento para susurrar o distraer a otros.
- Viste con decoro: La ropa que usamos es una forma de honrar a Dios. No se trata de ser aburrido, sino de mostrar que le damos a este encuentro la importancia que tiene.
La reverencia no es solo una actitud aburrida. Es un acto de amor y respeto hacia Dios. Y cuando somos reverentes, creamos un ambiente donde todos pueden sentir Su presencia de una manera más profunda y especial.
Oración:
Amado Dios, gracias por darnos tu casa para encontrarnos contigo. Ayúdanos a mostrarte el respeto y la reverencia que mereces. Que nuestros corazones estén dispuestos a escuchar tu voz y que nuestra actitud en tu casa te honre siempre. Amén.
Nota: La oración proporcionada es solo un ejemplo y no debe leerse textualmente. Los maestros pueden adaptarla según el contexto y necesidades del grupo y además, deben usar sus propias palabras y ser guiados por el Espíritu Santo.
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