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“No somos un ministerio grande, pero sí somos un gran ministerio”

talleres en argentina

CONSTRUIR DESDE LOS CIMIENTOS

Una empalizada cerca el terreno. Se oyen ruidos sordos y se ven obreros trabajando. Si un curioso transente se asomara, vera un pozo profundo y maquinarias que realizan la pesada labor. El permiso municipal dice que all se construir un gran edificio de departamentos. Segn el boceto del cartel, catorce pisos se elevarn dentro de pocos meses, por sobre la ciudad. Curiosamente, para ir bien alto, primeramente hay que ir bien profundo. Comenzar desde abajo, poniendo bases slidas y luego, construir. O acaso algn innovador arquitecto pensara en comenzar a construir el edificio a partir del piso N 10?

 

Esto que es cierto en arquitectura tiene tambin su verdad cuando hablamos de edificar vidas. Y debemos tener en cuenta el mismo principio: cuanto ms alto queremos ver llegar a una persona, ms atencin debemos poner al inicio de una profunda obra espiritual. Aunque esto no es ningn descubrimiento. Ya el apstol Pablo lo dijo a Timoteo: Desde la niez has sabido las Sagradas Escrituras (2 Timoteo 3.15), y mucho tiempo antes, el sabio Salomn: Instruye al nio en su camino, y an cuando fuere viejo no se apartar de l. (Proverbios 22.6) Y si seguimos remontando el tiempo hacia atrs, el mismo Dios de Israel dio instrucciones a su pueblo: estas palabras que yo te mando hoy estarn sobre tu corazn; y las repetirs a tus hijos (Deuteronomio 6: 6 y 7). Dios es el primer interesado en edificar vidas slidas, fuertes, vidas que lleguen bien alto. Por eso su nfasis y preocupacin en trabajar en los nios las verdades eternas y el conocimiento de Su persona.

 

Por eso es importante que hoy Su cuerpo, la iglesia, tome el desafo que significa ganar las nuevas generaciones para Cristo. Y por eso es importante comenzar desde temprana edad. Primariamente el Seor encomend esta tarea a los padres. Y as debe continuar siendo. An desde el vientre de su madre los pequeos, hijos del pueblo de Dios, pueden recibir la bendicin de sus padres, la instruccin en los caminos de Dios y ser guiados a Cristo en el seno del hogar. La iglesia complementa la tarea; nunca la suplanta. Es necesario que la tarea complementaria se haga con excelencia. Sistematizando los conceptos que aprende intuitivamente en el hogar, y por la prctica. Proveyndole de herramientas bsicas para avanzar en el conocimiento de las verdades eternas.

 

Y nos permitimos ahora preguntar: Qu de aquellos nios, cuyas familias no tienen en cuenta a Dios? Qu de aquellos abandonados, o internados en hogares, o confinados en hospitales? No es para ellos tambin el mensaje del Evangelio? No tiene el derecho de saber que Dios los ama y tiene planes hermosos con sus vidas? Por qu hemos de esperar a que crezcan, a que se endurezcan, a que caigan en las redes de vicios que minarn su salud y acortarn la vida?

 

Este es el tiempo. An estamos a tiempo. A tiempo de poner cimientos sanos en las vidas. De ganarles para Cristo en la niez. De capacitarlos para que sean ciudadanos ntegros del Reino de Dios e impacten a su generacin. En este tiempo de tecnologas abrumadoras, de ofertas de entretenimiento para todos los gustos, pero tambin de violencia, inseguridad y desamparo emocional, el mensaje de Jesucristo es vital para la formacin del ser humano conforme al diseo de Dios. Porque solo en Jesucristo el ser humano halla la plenitud y el propsito de su existencia.

 

Pero Cmo oirn sin haber quien les predique? (Romanos 10:14 y 15). Y, si hablamos de predicacin, veamos algunos nmeros interesantes en cuanto a los resultados del evangelismo en diferentes grupos:

 

– Menores de 15 aos: 86 % de conversiones

– Entre 15 y 30 aos: 10 % de conversiones

– Mayores de 40 aos: 4 % de conversiones.

 

En Argentina, tenemos el 25,6 % de la poblacin entre 0 y 14 aos. Una amplia franja de la cual una escasa minora es, a la fecha, ciudadana del Reino de los cielos. An dentro de las mismas iglesias encontramos personas que desde nios han asistido a las Escuelas Dominicales, pero no han tenido un encuentro personal con Jesucristo. Tengamos tambin en cuenta que este es solamente el comienzo de la vida cristiana. Ms all de la experiencia de la conversin, hay enseanzas de vida que se pueden impartir de maestro a alumno en la intimidad de un pequeo grupo de estudio bblico, donde el centro sea la Palabra de Dios, vivificada y produciendo el fruto que Dios anhela en cada vida. Por eso, levantamos aqu el clamor al Seor de la iglesia, pero, tambin, a su iglesia. Es que hacen falta maestros de nios y adolescentes que pongan la mano en el arado y que no miren atrs. Que tomen conciencia de lo urgente de la situacin. Que se esfuercen para que esta generacin llegue a conocer a Jesucristo como Seor y Salvador.

 

Hacen falta maestros de nios y adolescentes que les hablen en su idioma, que comprendan la realidad en que viven, y que les tienda el brazo de amor en el nombre de Jess y de parte de l. Hacen falta maestros de nios y adolescentes que tomen el desafo de capacitarse para ser eficientes ganadores de almas, y eficientes edificadores de vidas. Porque nadie nace sabiendo, como reza el popular refrn. Porque Dios da los dones, pero a nosotros nos toca el desarrollarlos. Porque el tiempo se acorta y Cristo regresa. Porque no basta con conocer al Cristo histrico. Hay que conocer en lo ntimo al Rey de reyes, Seor de seores, Cordero inmolado y amigo fiel.

 

Dios est llamando. Est nucleando. Est capacitando a su pueblo. No es tiempo de quedar fuera, sino de comenzar, o continuar capacitndose para el ms efectivo uso de los dones recibidos. Aprovechemos bien el tiempo, porque los das son malos. (Efesios 5.16)

 

 

H. Mnica Garbarini

 

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