¿Somos una familia en el grupo de jóvenes de mi iglesia?

¿Somos una familia en el grupo de jóvenes de mi iglesia?

 

  

 

Las Relaciones Son Parte de Nuestra Naturaleza ¿Has notado que una de las cosas que todos tenemos en común es nuestra fascinación por las relaciones? Nuestros amigos o nuestro deseo de tener amigos es increíblemente importante para todos nosotros. Si realmente lo piensas, aquellas veces cuando estuviste un poco deprimido o alterado, probablemente tuvo algo que ver con las relaciones, es algo que ha sido diseñado dentro de nuestro propio ser por Dios que nos creó. Todos nosotros tenemos un deseo de integrarnos y ser aceptados. Trágicamente, muchos de nosotros tenemos problemas en nuestras propias familias y buscamos esa aceptación en otras relaciones. Después de todo, Dios nos ha diseñado para buscar ser aceptados. Y cuando nos sentimos rechazados por nuestros amigos, la vida puede ser muy difícil. Hay una historia sobre una joven que sintió esta clase de rechazo y depresión, y tristemente esto no vino del mundo, sino de su grupo de jóvenes.

 

Anita era una chica alta y sin mucho atractivo. De hecho Anita era obesa. Como miembro de un grupo de jóvenes, Anita regularmente asistía a la mayoría de las actividades y estudios bíblicos para jóvenes. Durante una de esas reuniones, el líder de jóvenes incluyó un juego de aprendizaje situacional llamado, “El Bote Salvavidas.” Instruyó a una docena de chicos de preparatoria que estaban presentes, a colocar sus sillas para dar la idea de los asientos en un bote salvavidas. Luego les dijo, “Ustedes doce son los únicos sobrevivientes de un naufragio. Se las han arreglado para estar en este bote salvavidas. Sin embargo, una vez que se encuentran a bordo, descubren con horror que solo hay provisiones para once. También el bote solo puede alojar a once supervivientes. Doce personas volcarán el bote, haciendo que todos ustedes se ahoguen. Deben decidir que hacer.” El grupo se quedó mirando fijamente el uno al otro, antes de entrar en un animado debate. Ellos decidieron que por el bien de la mayoría de los miembros del grupo, una persona debía ser sacrificada. ¿Pero quién? Mientras el grupo discutía a quién dejarían que se ahogara, eliminaron a varios individuos que percibieron serían de valor para los sobrevivientes. Los muchachos más fuertes y atléticos no podían ser sacrificados porque se necesitaría su fuerza para remar. Naturalmente, los chicos no pensarían dejar que ninguna de las muchachas bonitas se convirtiera en comida para tiburones. Lentamente cada individuo en el grupo, con la excepción de Anita, fue mencionado y luego descartado como candidato para el sacrificio. Algunos eran demasiado listos, demasiado talentosos, o demasiado populares. Finalmente, Anita, quien pudo no haber sido atractiva pero que tampoco era tonta, dejó escapar un, “Yo saltaré.” “¡No, no!” protestó el grupo. Pero cuando se les presionó, ellos no pudieron pensar en alguna buena razón por la que ella no debía saltar, así que permanecieron callados. Cuando el tiempo de jugar se terminó, los miembros del grupo anunciaron que ellos no pudieron llegar a una solución sobre lo que debían hacer. El instructor de los jóvenes prosiguió a enseñarles una lección usando el ejemplo del bote salvavidas. Pero Anita ya había aprendido una lección. Al siguiente día, Anita saltó al vacío. Su grupo de jóvenes le había afirmado los peores pensamientos acerca de ella misma. Realmente ella no tenía ningún valor. Sus “amigos” en el grupo de jóvenes estaban confundidos y profundamente entristecidos por su muerte y no se podían imaginar el porqué ella lo habría hecho.

 

Pero por supuesto nosotros sabemos porqué lo hizo. La iglesia es una familia. El grupo de jóvenes es una familia. Es la familia de Dios. Y este es el lugar donde debes ser todo lo que Dios te creo para ser. Es una lástima cuando perdemos de vista este propósito en nuestras vidas.

 

Es Una Parte de la Naturaleza de Dios Realmente no debía sorprendernos que estemos fuertemente inclinados a relacionarnos. Somos seres creados que reflejan la naturaleza de Dios, y ¡Dios también es un Dios de relaciones! Dios es descrito como una Deidad interrelacionada. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo juntos, describen el misterio de Dios. Un Dios, tres personalidades, tres dimensiones, tres verdades. Desde el principio de los tiempos y desde toda la eternidad, Dios siempre ha estado involucrado en las relaciones. El arte a través de las edades, ha tratado de describir esta misteriosa relación divina en términos humanos de manera que podamos entenderla, pero hasta ahora sigue siendo un misterio. Una cosa es segura, Dios está por las relaciones. Así que no debe sorprendernos cuando lo encontramos diseñándonos para ser parte de esa relación. Mira lo que nos dice la Escritura.

 

Efesios 1:4-5 “Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad.”

Santiago 1:18 El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas.”

1 Pedro 1:3-5 Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero.”

 

Dios se complace en acercarnos a una estrecha relación con Él y con otros creyentes. Cuando creemos en Jesús y le rendimos nuestras vidas a Él, nos hacemos “hijos” de Dios y estamos unidos por un Padre común, que es Dios Mismo. Aún si nuestro padre terrenal nos ha decepcionado, Dios quiere que veamos que Él es nuestro verdadero Padre y que jamás nos fallará. Dios quiere que recordemos que aún cuando la gente y los padres nos fallen, y creamos que esta mala situación es la que nos define, es realmente Dios Mismo quien nos ha diseñado para ser parte de Su Santa familia, apartados y destinados para ir a casa con Él. A veces podremos sentirnos frágiles e indignos, pero Dios tiene un plan para nosotros.

 

1 Corintios 1:26-31 Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia. Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención; para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor.”

 

Gálatas 3:26 “Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús.”

 

Siempre ha sido parte del plan de Dios el llamarte a casa y adoptarte como Su propio hijo a través de tu fe en Cristo. Dios quiere que entres en una relación con Él y con Su familia de creyentes. Es lo que fuiste diseñado para ser y para hacer. Tú fuiste diseñado para ser parte de la familia de Dios.

 

Pregúntate a ti mismo: “¿qué es lo que no te gusta de tu familia?”

Sin Resentimientos, Los Deseos Egoístas se Desprenden Sí, la mayoría de nosotros podemos decir en verdad que a menudo las familias son menos que perfectas, ¿no estarías de acuerdo? Si no podemos satisfacer nuestro deseo dado por Dios para relacionarnos en el plano familiar, a menudo lo buscamos en nuestras amistades. Tratamos con fuerza de pertenecer a un grupo de amigos ¿no? Pero ¿alguno de ustedes también ha experimentado rechazo o desilusión a manos de sus amigos? ¿Alguna vez se sintieron como si sus amigos fueran ásperos e indiferentes? ¿Alguna vez se han encontrado haciendo algo realmente tonto, solo para poder encajar dentro del grupo? Simplemente están respondiendo al deseo dado por Dios de tener compañerismo. Y cuando los amigos te fallan o te lastiman, generalmente es porque estas relaciones no están dentro de la familia de Dios, y no están siguiendo los mandamientos de Dios. Y cuando las relaciones dentro de tu grupo de jóvenes son dolorosas, también es porque nos rehusamos a seguir las guías de Dios para una relación.

 

Diez Mandamientos Enfrentémoslo; si miras todos los mandamientos de Dios como le fueron dados a Moisés, puedes dividirlos fácilmente en dos grupos de relación. Cuatro de las leyes encontradas en Éxodo 20, describen nuestra relación con Dios y nos dicen cómo tener una actitud apropiada hacia Dios. En esencia ellos les decían a los antiguos judíos cómo podían ser parte de la Familia de Dios:

 

“No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano…. Acuérdate del día de reposo para santificarlo…”

Entonces, seis de las leyes nos dicen cómo debemos tratarnos unos a otros. ¿No es interesante que la mayoría de los Diez Mandamientos hablen acerca de nuestra relación de unos con otros? En esencia, ellos nos enseñan cómo amar a la Familia de Dios:

“Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da. No matarás. No cometerás adulterio. No hurtarás. No hablarás contra tu prójimo falso testimonio. No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.”

Jesús entendía el poder de las relaciones y el hecho de que todos nosotros hemos sido diseñados por Dios para volvernos parte e Su Familia. Él nos dijo que el AMOR era una parte increíblemente importante de la ecuación y afirmó el hecho de que todos los mandamientos de Dios podían ser resumidos fácilmente:

 

Mateo 22:34-40 “Entonces los fariseos, oyendo que había hecho callar a los saduceos, se juntaron a una. Y uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó por tentarle,diciendo: Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.”

 

Dios nos está desafiando a ver en lo que podemos convertirnos si adoptamos este aspecto de nuestro diseño original. ¿Qué podríamos ser si nos volviéramos parte de la Familia de Dios, para luego amar a esta familia con todo nuestro corazón? Si hacemos esto, te convertirás en el mejor TÚ que pueda haber. Así que la pregunta permanece, ¿qué se necesita para amar a la Familia de Dios?

 

Elige Ver Lo Que Tenemos en Común Primeramente debes hacer tu mejor esfuerzo para dejar de verte como un individuo aislado. El poder procede de nuestras relaciones de unos con otros. La gente ha descubierto esto a través de las edades.

 

Cuando los pioneros se mudaban al oeste, a cada uno se le daban 40 acres de tierra. En un principio, ellos construyeron sus casas en medio de sus terrenos. Pero después, conforme más gente llegaba para establecerse, ellos construían en una de las cuatro esquinas que estuviera más próxima sus vecinos. Los pioneros aprendieron a través de la experiencia, que el compañerismo y la comunidad eran más importantes que el espacio y el individualismo.

 

Dios sabe que no serás el mejor TÚ, hasta que aprendas a ver lo que todos nosotros tenemos en común. Eso significa ¡encontrar puntos en los que coincidamos y celebrarlos!

 

1 Corintios 1:10-11 “Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer. Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas.”

 

Elige Tener Expectativas Realistas La mayoría de las razones por las que no siempre nos llevamos bien unos con otros, es porque tenemos expectativas demasiado altas de los demás. Esto comienza con una opinión demasiado alta de nosotros mismos. Pensamos que nuestra manera es la mejor manera, nuestra opinión es la opinión más importante. Entonces comenzamos a creer que todos los demás deben alinearse a nuestro estándar. Cuando hacemos esto, y nos basamos en un estándar altamente irreal, siempre vamos a terminar desilusionados y de paso lastimaremos a aquellos que están a nuestro alrededor.

 

Se cuenta una antigua historia acerca de un padre y su hijo, que un día se encontraban caminando con su burro por un sendero. Pronto encontraron a un hombre quien los vio y tuvo su propia opinión de cómo debían comportarse. Les dijo lo tonto que eran al estar caminando cuando tenían un burro en el que podían ir montados. Así que el padre y el hijo se montaron. No habían ido muy lejos cuando otro hombre los criticó por ir los dos montados sobre el burro. Él también tenía su propia opinión. Ellos estaban muy pesados para el burro, les recriminó que estaban siendo inhumanos. Así que el niño se bajó. No pasó mucho antes de que el tercer viajero acusara al padre de ser desconsiderado porque hacía caminar a su hijo, mientras él iba montado. Así que los dos cambiaron de lugar. Pronto se encontraron con otra persona quien acusó al hijo de no ser considerado con su padre, que era mucho mayor que él. Todas estas personas tenían sus propias expectativas del muchacho y su padre y trataron de imponer estas expectativas en ellos. Cuando se les vio por última vez, los dos caminaban penosamente cargando al burro.

 

Dios quiere que bajemos nuestras expectativas y aceptemos las diferencias unos de otros. A veces esto requiere de paciencia y ¡eso es exactamente lo que Dios quiere que tengamos!

 

Efesios 4:1-3 Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación.”

 

Elige Animar Mientras hablas con tus amigos, te encontrarás ya sea en un campo o en otro. O eres un crítico o un animador. Y realmente no te das cuenta ¡cuán importante es animar! Cada uno de nosotros ha sido animado por alguien en nuestra vida, y este ánimo ha hecho mucho para moldearnos. Aún la más pequeña y aparentemente insignificante palabra de amabilidad, puede tener un efecto astronómico en la vida de alguien:

 

Cuando Cheryl Prewitt tenía cuatro años, ella pasaba el tiempo en la pequeña tienda rural de comestibles de su padre. Casi a diario, el lechero entraba en la tienda y la saludaba con las palabras, “¿Cómo está mi pequeña Miss América?” Al principio le provocaba una tímida risilla, pero eventualmente se sintió cómoda con ello…. Y aún le gustó el título. Pronto el saludo del lechero se convirtió en una fantasía de su niñez … después en un sueño de adolescente. Finalmente se convirtió en un objetivo… y en 1980, ella se paró en un escenario en Atlantic City y fue coronada… Miss America…

 

Dios quiere que seamos animadores, no críticos, ¡especialmente cuando se trata de Su Familia!

 

Romanos 14:10 “Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo.

 

Elige No Prestar Oídos a los Chismes He aprendido algo acerca de mi naturaleza caída. He aprendido a mantener las conversaciones relativamente cortas, ¿quieres saber por qué? Porque se que si les concedo suficiente tiempo, me encontraré diciendo algo que no debía decir. Comenzaré a criticar, a juzgar, y a jactarme, ya sabes, ¡comenzando a hablar de una forma que no honra a Dios! Se ha dicho que:

Nada hace una larga historia más corta, que la llegada de la persona de la que estás hablando.

 

Dios odia el Chisme en nosotros, y ¡quiere que DEJEMOS DE ESCUCHAR chismes! A veces escuchamos a otros decirlos, otras veces el chisme que escuchamos ¡sale de nuestra propia boca!

 

1 Pedro 2:1-2 Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones, desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación.”

 

Elige Apoyar a los Líderes Menciono esto último, porque la Familia de Dios es de alguna manera diferente a tu familia terrenal, y es que tenemos varios líderes aquí en nuestro grupo de jóvenes y en la iglesia como un todo. Y a veces estos líderes tienen que tomar decisiones difíciles o lidiar con fuerzas externas que hacen la vida difícil para ellos. ¡Realmente resulta difícil ser líder! No solo eso, Dios tiene un estándar mucho más alto para los líderes y eso puede hacer difícil el vivir a este nivel. Es realmente fácil para nosotros convertirnos en críticos de los líderes cuando ellos o tienen que ejercer su autoridad, o hacer algo con lo que no estamos de acuerdo. Dios quiere que seas paciente con nosotros y nos apoyes, entendiendo que a veces tenemos un objetivo en mente que puede ser que no veas o comprendas de inmediato.

 

Una anciana santa se quejaba de que un predicador no iba a verla con suficiente frecuencia. Finalmente él le dijo: “Hermana, estoy demasiado ocupado tratando de salvar a los no salvos entre nosotros, como para pasar el suficiente tiempo con los santos. Pero le prometo que cuando lleguemos al cielo, la visitaré en alguna mañana ¡y me quedaré mil años!

 

Trata de ser comprensivo con nosotros mientras hacemos nuestro mejor esfuerzo por llevar a cabo la voluntad de Dios en nuestro ministerio y en nuestro mundo mientras edificamos el Reino.

 

Hebreos 13:17 “Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso.”

 

Lo más importante, mientras tratas de imaginarte cómo debemos amarnos unos a otros en esta familia, y convertirnos todos en lo que Dios nos diseñó para ser, es tratar de recordar una cosa…

 

AMOR = TIEMPO El amor es mejor expresado a través del regalo del TIEMPO. No puedes decir que amas a alguien, a menos que estés dispuesto a invertir tu tiempo en esa persona. Pero muchas personas han llegado a descubrirlo demasiado tarde:

 

Paul Tsongas era un joven y prometedor miembro del Senado de los Estados Unidos. El haberse enterado de que tenía cáncer, lo hizo reevaluar el tiempo que había estado invirtiendo en su esposa e hijos, comparado con el tiempo que pasaba trabajando. Después de pasar una excepcional tarde en casa con ellos, se dio cuenta de que con la agenda que él seguía, la siguiente tarde que tuvieran como ésta, probablemente tendría lugar muchos años después. Después de esta seria reflexión, él hizo esta observación: “Nadie en su lecho de muerte ha dicho jamás: ‘Desearía haber pasado más tiempo en mi trabajo.’”

Así que, ¿Qué Es Para Lo Que Dios Me Diseñó? A veces nos preocupamos de perder nuestra individualidad si nos mezclamos dentro de la Familia de Dios y nos volvemos una parte de un gran todo. Pero la realidad es que ¡TÚ serás el mejor TÚ, si eres parte de la Familia de Dios!

 

Tu individualidad es más clara cuando tu familia es más fuerte.

 

Dios quiere que nos amemos unos a otros, así como Él nos amó. Dios te creó y te ve como Su increíblemente especial hijo. Significas más para Él de lo que significas para tus propios padres, y si solo pudiéramos tratarnos unos a otros con el amor que Dios tiene por ti, nos convertiríamos en un excelente y vital grupo de cristianos, listos para cambiar al mundo.

 

Había una vez un antiguo monasterio que había decaído bajo el paso de tiempos difíciles. Siglos antes, había sido un próspero monasterio, donde vivían y trabajaban muchos dedicados monjes, y gozaban de gran influencia en el reino. Pero ahora, solo vivían ahí cinco monjes, y todos eran mayores de setenta años. Era claro que esta orden estaba próxima a desaparecer. A pocas millas del monasterio, vivía un viejo ermitaño a quien muchos lo tenían por profeta. Un día, mientras los monjes desfallecían ante la inminente extinción de su orden, decidieron visitar al ermitaño para ver si él podría darles algún consejo.

“¿Hay algo que pueda decirnos, (el abad preguntó al ermitaño) que pudiera ayudarnos a salvar el monasterio?” “No, lo siento,” dijo el ermitaño. “No se como puede ser salvado su monasterio. Lo único que puedo decirles es que uno de ustedes es un apóstol de Dios.” Los monjes estaban tanto decepcionados como confusos, preguntándose lo que ermitaño quería decir con esa declaración, “uno de ustedes es un apóstol de Dios.” Por meses después de su visita, los monjes meditaron sobre el significado de las palabras del ermitaño. “Uno de nosotros es un apóstol de Dios,” reflexionaron. “¿Realmente se refirió a uno de nosotros, monjes, aquí en el monasterio?”

A medida que lo visualizaban de esta manera, los viejos monjes comenzaron a tratarse uno al otro con extraordinario respeto, en base a la probabilidad de que uno de ellos pudiera ser realmente un apóstol de Dios. Y ante la remota posibilidad de que cada monje en sí mismo pudiera ser el apóstol del que habló el ermitaño, cada monje comenzó a tratarse a sí mismo con extraordinario respeto. Como el monasterio estaba situado en un hermoso bosque, mucha gente llegaba ahí para hacer picnic en su pequeño jardín y caminar por sus senderos, y aún de vez en cuando para entrar en su pequeña capilla para meditar. Mientras lo hacían, aún sin estar conscientes de ello, sentían el aura de extraordinario respeto que ahora comenzaba a rodear a los cinco viejos monjes y que parecía irradiar de ellos, penetrando la atmósfera del lugar. Había algo extrañamente atractivo, aún irresistible acerca de ello. Sin saber por qué, la gente comenzó a regresar al monasterio con más frecuencia para hacer picnic, para jugar y para orar. Ellos comenzaron a traer a sus amigos para mostrarles este lugar tan especial. Y sus amigos trajeron a sus amigos. Mientras más y más visitantes venían, algunos de los jóvenes comenzaron a hablar con los viejos monjes. Después de un poco de tiempo, uno preguntó si podía unírseles. Luego otro. Y otro. En pocos años el monasterio se había convertido de nuevo en una próspera orden y, gracias al regalo del ermitaño, en un vibrante centro de luz y espiritualidad en todo del reino.

 

Cada uno de ustedes es ese regalo especial de Dios, creado para un propósito, y amorosamente valorado en el reino. Necesitamos tratarnos unos a otros como Dios nos ha creado. Especiales. Valiosos. Importantes. Amados… Oro por que Dios te utilice para fortalecer a Su Familia.

 

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