¿Qué tan importante es desarrollar la imaginación de nuestros hijos?

¿Qué tan importante es desarrollar la imaginación de nuestros hijos?

 
 
 
Autor: Nancy McKeeth
 


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No hablamos mucho de la imaginación en la iglesia. Puede ser que tememos los abusos del tema por los que han dicho “imagínalo y es tuyo” que ponen nuestra fe al nivel de algunos trucos metafísicos. Tal vez confundimos la idea de imaginación con la fantasía y pensamos que no tiene lugar en los asuntos de la fe en un Dios verdadero. Pero, imaginación no es un sinónimo a imaginaria. Tampoco está relacionada con las imágenes de la idolatría, que atribuyen divinidad a la naturaleza o a objetos hechos con manos humanas. Aunque no es un término que usamos mucho, la imaginación es algo fundamental a nuestra fe. Es de mucha importancia que los padres de familia ayuden a sus hijos a desarrollar su imaginación.

 

Imaginación es la capacidad del ser humano de formar imágenes en su mente de cosas o ideas que no está experimentando con sus cinco sentidos. Es la imaginación la que permite al ser humano ver posibilidades y potenciales. La imaginación permite que entendamos las verdades que están fuera de nuestra propia experiencia. Hebreos 11:1, dice: “...la fe (es) la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.” Unimos lo que sabemos del carácter de Dios con las promesas de Dios y podemos ver con seguridad una realidad que no podemos ni tocar con las manos ni ver con los ojos. La fe es el resultado de la imaginación tocada por Dios. Cuando Romanos 12:2 habla de un entendimiento renovado, incluye la idea de una imaginación entregada a Dios.

 

Un aspecto de la imaginación que se encuentra muchas veces en las escrituras es el uso de la metáfora. Una metáfora es una descripción visual usando palabras conocidas para describir algo no conocido. La imaginación nos ayuda a comprender la conexión entre dos cosas que parecen incongruentes. Piensa, por ejemplo, en las metáforas que el Señor Jesús usó para explicar su propia naturaleza a sus seguidores. Jesús es el Pan de Vida, la Luz del mundo, la Vid verdadera, el Cordero de Dios, la Piedra rechazada, el Agua de vida, y el Camino al Padre. La Biblia describe a Dios como un pastor, un refugio, un castillo, un juez y un escudo. Sin el uso de la imaginación, nunca pudiéramos comprender la grandeza de nuestro Señor.

 

El Señor Jesús tuvo una imaginación extraordinaria. Sus parábolas son metáforas extendidas, conectando el mundo conocido de la gente con los principios espirituales que quería enseñarles. El sembrador, el hijo prodigo, la levadura, los dos deudores, etc.– todas las parábolas de Jesús son productos de su imaginación hablando a las imaginaciones de sus oyentes. Necesitamos una imaginación activa para comprender las enseñanzas de Cristo.

 

La imaginación nos ayuda a obedecer a Dios. Usamos la imaginación cuando reconocemos las puertas de escape que Dios provee en la tentación porque es la imaginación que nos ayuda a ver las posibilidades en las situaciones complicadas. Cuando aplicamos la imaginación a las situaciones de otras personas en dificultades el resultado es la empatía, que nos motiva a mostrar compasión. La imaginación promueve la flexibilidad en momentos difíciles, y nos ayuda a aprender de los errores.

Otro aspecto de la imaginación que es importante para el creyente es la capacidad de sentir el asombro ante las cosas maravillosas de Dios. El salmista expresó el fruto de su imaginación cuando exclamó: “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos.” (Salmo 19:1) Una imaginación activa es una fuente de alabanza y adoración a Dios. Cuando usamos la imaginación, imitamos a Dios. Dios tiene mucha imaginación. Tenemos la evidencia en la creación, y la evidencia de la vida de Jesús. También, tenemos la evidencia de sus promesas. El amor de Dios para nosotros excede a todo conocimiento (Efesios 3:19). La paz que Dios nos ofrece sobrepasa todo entendimiento. (Filipenses 4:7)

 

La imaginación es algo innato en el ser humano. No hay cultura en el mundo que no exprese su imaginación. Es un regalo hermoso que Dios ha dado a la humanidad. Es un reflejo de la Imaginación que creó todo el universo y que ve el potencial en cada una de sus creaciones. Pero, a la vez, la imaginación es algo que tenemos que desarrollar. El adulto es más capaz de entender el lenguaje de la imaginación (la metáfora) que el niño por las experiencias que ha tenido. Pero hay que reflexionar en las experiencias y aprender de ellas para que sean útiles.

 

El niño aprende a usar su imaginación por medio del juego libre. El juego provee oportunidades de aprender a compartir, buscar soluciones nuevas y a tener los recursos interiores que luego necesitará para enfrentar circunstancias difíciles. La imaginación usada en el juego enriquece al niño y lo prepara para usar su imaginación en el contexto adulto.

En todas las culturas, los niños aprenden a usar sus imaginaciones por medio de las historias y los cuentos. En las culturas tradicionales, donde no existen los libros, siempre hay el “cuenta-cuentos” que teje sus historias en las mentes del pueblo. Toca al oyente a poner carne y hueso, color y textura a las historias, usando sus imaginaciones. Donde existen los libros, es el lector que toma las letras de blanco y negro y les da vida con su imaginación.

 

Vivimos en la era de la tecnología. Los celulares, las computadoras y la televisión tienen lugares prominentes en casi todos los lugares. Han traído información y comunicación en abundancia. Hacen posible el entretenimiento constante si uno desea—videos, música, juegos, conversaciones y noticias las 24 horas del día. Pero, por útil que sea la tecnología, no promueve mucho el uso de la imaginación.

 

Como padres de familia, nos toca enseñar a nuestros hijos a usar la tecnología con sabiduría pero a la vez proveer oportunidades para que desarrollen sus imaginaciones. Ellos necesitan oportunidades de reflexionar y aprender de sus experiencias. Necesitan la oportunidad de jugar sin apoyarse en los “pichingos” de la tele ni los juegos en la computadora. Los libros pueden parecer fuera de moda, pero son una fuente inagotable que desarrolla la imaginación. Sea un “cuenta-cuentos” para sus hijos. Les ayudará a aprovechar todo el potencial que nuestro Dios con imaginación les ha dado.

 

Corrie ten Boom, una mujer alemana quien sufrió en un campamento de concentración durante la segunda guerra mundial por sus esfuerzos de ayudar a los judíos, habló de la importancia de la imaginación en los momentos más difíciles de la vida. Ella dijo: “Cuando pensamos que hemos estirado nuestra imaginación lo más posible, cuando pensamos que no podemos ir ni un paso más, Dios siempre excede los límites.”

 

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