“Aprended de mí… y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mateo 11:29)
“No aguanto más venir a la iglesia y encontrar personas con tantos pecados y errores”, decía una hermana a otra.
Lo que nos cansa, verdaderamente, es ver que la gente comete errores que nos recuerdan los errores que en todo momento intentamos encubrir. Cuando buscamos a Dios, sinceramente, pidiendo que nos ayude a no errar más, difícilmente veremos tales errores en los demás.
Ir a la casa de Dios y oír su voz es la mejor manera de descansar de nuestras fallas.
¿Qué piensa usted?
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