Dos cristianos conversaban en cierto lugar. El primero dijo: “Estoy pasando por un momento de crisis. Parece que una tempestad ha decidido detenerse definitivamente sobre mi vida y mi casa. No s qu ms hacer”. El otro coment: “No importa cun malos sean tus das, debes perseverar en la fe y seguir buscando al Seor. l siempre est con los brazos abiertos para escucharnos y bendecirnos”. El segundo continu su pensamiento: “Lo que te puedo decir es que mis das han sido maravillosos. Tengo razones para estar muy feliz”. “Aun as, no debes ser descuidado. No importa lo bueno que sea nuestro momento, siempre necesitamos la presencia bendita del Seor Jess”.
Es pura verdad. En los momentos en que el sol brilla en nuestra vida, necesitamos al Seor. En momentos en que nos enfrentamos a fuertes vientos y tormentas, necesitamos al Seor. l es todo para nosotros y sin l no podemos hacer nada. Como garanta de una vida feliz, no debemos desviarnos de Dios un momento.
Nos equivocamos cuando pensamos que, en las luchas, somos fracasados y que a Dios no le importamos. Tambin nos equivocamos cuando creemos que, en las victorias, somos grandes victoriosos y responsables de los logros. La mano de Cristo est en todo y nos prueba para que aprendamos lecciones que nos edificarn para la vida.
Qu bueno es tener a Jess en el corazn y confiar en l, en cualquier situacin.
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