Para reflexionar… ¿Reloj Parado O Acelerado?

“Ahora estarán abiertos mis ojos, y atentos mis oídos, a  la oración en este lugar” (2 Crónicas 7:15).

“Cuando  miramos  el  reloj  cuando  comenzamos  a  orar   y nuevamente  cuando  termina  el  período  de  oración,  ¿qué sentimos: que el reloj se detuvo o que el  tiempo  pasó  sin darse cuenta?”

A menudo encontramos que nuestro tiempo de oración  ha  sido casi nulo. Tenemos prisa por terminar  nuestra  conversación con Dios. Tenemos otras  cosas  importantes  que  hacer.  No podemos perder el tiempo. Cuando hacemos esto, no entendemos que no se pierde el tiempo de  oración,  sino  que  se  gana tiempo para hacer mejor lo que tenemos que hacer durante  el día.

A diferencia del ejemplo anterior, a  menudo  nos  olvidamos del tiempo y,  cuando  nos  damos  cuenta,  descubrimos  que pasamos horas  en  oración  y,  con  un  semblante  de  puro regocijo, lamentamos interrumpir un período tan agradable  y edificante. Orar  es  bueno  para  nuestro  espíritu  y  nos prepara para posibles adversidades durante el día.

Buscar la presencia y dirección del Señor Jesús nos  prepara para el día de trabajo, para los desafíos de la universidad, para las batallas que siempre tenemos que enfrentar. Con  el Señor, ningún problema nos  impide  avanzar  y  experimentar grandes logros y victorias.

La oración nos fortalece, ilumina nuestro día,  nos  prepara para disfrutar de momentos de verdadera felicidad.

Visitas: 10

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *