“Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio atoda criatura”
(Marcos 16:15).
“Yo jams avergonc al Seor con mis palabras”, dijo unjoven al pastor. “Y con su silencio?” pregunt el pastor.
Cmo hemos usado nuestras vidas y nuestro tiempo en la obrade Dios? Hemos aprovechado todas las oportunidades paraproclamar las Buenas Nuevas a los amigos y parientes? Hemostestificado del amor del Seor y de las grandes bendicionesque hemos recibido diariamente? Hemos ofrecido palabras de animo, de esperanza, de confianza y de alegra a todos queenfrentan momentos de angustia y frustracin?
Cuando nuestra boca profiere palabras tontas,desalentadoras, inmorales y no dignas de un hijo de Dios,avergonzamos nuestro Padre. Y cuando nada hablamos y dejamosde glorificarlo, tambin Lo avergonzamos. El mandamiento delSeor es “Id y predicad”. Si yo hablo y no predico, cometopecado. Si no hablo y no predico, de la misma manera cometopecado.
Alabo al Seor hablando de Sus maravillas. Alabo al Seor ensilencio, demostrando Sus maravillas. Si Dejo el Seor delado, hablando o en silencio, yo Lo avergenzo y noengrandezco su nombre.
Su vida ha sido una grande bendicin en la obra de Dios oes un silencio total?
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