Para reflexionar… Lámparas Encendidas

“El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz; Y a los asentados en región de sombra de muerte, Luz les resplandeció” (Mateo 4:16).

“Si por la noche, las farolas, cuando se encienden, parecen crear agujeros en las tinieblas, ¿por qué los cristianos no podemos hacer lo mismo?”

Nosotros, que una vez estábamos perdidos en medio de las tinieblas, cuando recibimos a Cristo en nuestro corazón, nos convertimos en “luz del mundo”. Y, como lámparas espirituales, tenemos el deber de crear agujeros en las tinieblas hasta que se conviertan en una luz plena y brillante.

Una pequeña lámpara ilumina todo un cuarto de una casa. Varias lámparas iluminan toda la casa. Una multitud de lámparas, nosotros, los hijos de Dios, ciertamente podremos iluminar nuestro país e incluso el mundo entero. ¿Y por qué nos escondemos?

El mundo está rodeado por las tinieblas del pecado. Y solo desaparecen si nosotros, las lámparas de Dios, estamos brillando juntas todo el tiempo. Las tinieblas no pueden resistir la luz y, rodeados por la luz de nuestro Señor Jesucristo, no tendrán más remedio que huir.

¿Te atreves a mantener tu luz encendida en las tinieblas del mundo?

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