Para reflexionar… La Adversidad… Una Aliada

“Porque él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal; Me ocultará en lo reservado de su morada; Sobre una roca me pondrá en alto” (Salmos 27:5).

“Seamos como el cedro de la montaña, amemos la tempestad. Hagamos de la adversidad un aliado, un maestro.”

Muchas veces nos deparamos con situaciones difíciles y hasta pensamos que no hay solución para nuestros problemas. Lloramos, murmuramos, quejamos de Dios que parece no atentar para nuestra angustia. Pero, es exactamente en los momentos de aflicción que más nos aproximamos al Señor y más bendiciones recibimos de Él.

Cuando todo va bien, podemos hasta demostrar gratitud a Dios por Su atenciones, Su fidelidad, Su cariño y Su protección. Sin embargo, muchos se alejan, van a buscar otros caminos y hasta otros dioses. No entienden qué el Señor nos prueba, nos edifica, deseando que crezcamos espiritualmente y encontremos la verdadera felicidad.

La adversidad nos estimula a tener fe. Ella nos enseña a tener esperanza. Ella nos muestra que dependemos del Señor Jesús y que, sin Él, nada podemos hacer. Subir una montaña nos proporciona mayor vigor físico que lo caminar por terreno liso.

Que sepamos encontrar, en cada situación adversa, las bendiciones que Dios dejó a nosotros, para nuestro deleite y para garantizar nuestras victorias.

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