“Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Seor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, para que os d, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu” (Efesios 3:14-16).
Juan, un recin llegado a la iglesia, dijo con entusiasmo a otro joven: “Estoy obteniendo tantos libros como puedo. Quiero estar bien armado para ganar las batallas de la vida cristiana”. El otro dijo: “Bueno, Juan, esto es muy importante, pero nada es mejor que las rodillas”.
Qu armas hemos usado en nuestro camino por Cristo? Cmo hemos enfrentado las batallas que tenemos? En qu hemos confiado? Es mejor poner nuestra fe en el poder de Dios que en nuestros propios recursos y capacidad. Las armas de Dios son mucho ms efectivas que las nuestras.
Confiar en Jess nos da mucha ms paz mental que confiar en nuestra propia fuerza. Slo l puede garantizar la victoria. Y cuando dejamos en claro que creemos en l, esperamos su presencia y su cuidado en cualquier circunstancia. Estamos con l y l est con nosotros. Y esta asociacin nos lleva alegremente por los caminos de la verdadera felicidad.
Cun intensamente hemos usado nuestras rodillas en nuestras batallas espirituales? Hemos buscado la gua del Seor en todos nuestros tiempos difciles? O hemos preferido quejarnos porque estamos enfrentando los problemas de la vida?
De rodillas ante Dios, la victoria es segura.
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